Desde los comienzos del proyecto de Coalición Canaria, allá por el año 1993, nunca se habían visto en tal trance las gentes de la alianza “nacionalista”. Los que se decían “el primer proyecto de estricta obediencia canaria”, menospreciando todas las experiencias nacionalistas de diferentes signos de los comienzos de la democracia, la II República, el primer regionalismo, etc… llegan a los catorce años en serias dificultades, como todos los adolescentes. Comparten con ellos los mismos síntomas: un acné judicial que los hace poco atractivos, una seria crisis de identidad y un carácter variable, confuso, que hace casi imposible prever sus movimientos hasta para ellos mismos.
Pongamos blanco sobre negro algunos elementos más de juicio. En primer lugar, ésta es la primera vez que la CoCa está totalmente fuera de juego en Madrid, enfrentada como está al partido del gobierno y siendo absolutamente innecesarios sus diputados en las Cortes. Nueva Canarias, la escisión de Coalición, es el nuevo punto de apoyo del PSOE en Madrid y, además, bloquea de facto sus posibilidades en la provincia de Las Palmas, habiendo dilapidado su capital histórico en manos del ínclito Mauricio. Es un proyecto nacionalista sin implantación nacional real. Su escoramiento hacia la derecha le resta apoyos sociales en general y la pone a competir con la derecha española por un mismo espacio ideológico en un momento delicado como son unas elecciones generales. Se han esfumado definitivamente los mitos del interclasismo y su supuesto progresismo, que durante mucho tiempo funcionaron bien electoralmente. Los innumerables chanchullos la hacen aparecer como un invento de corruptos y amiguetes. Además, su nacionalismo de pastiche ya no resiste un embate. Nadie se lo cree ni en Canarias ni en España, donde el resto de nacionalismos directamente ignoran a Coalición por considerarlos poco de fiar, siempre dispuestos a pactar con quien sea con tal de conseguir prebendas, aunque para ello tengan que votar en contra de iniciativas de partidos nacionalistas. Aunque conserva cotas de poder institucional importantes, los síntomas de agotamiento son evidentes, como es lógico: es como aquel boxeador que fue un gran pugilista pero que como tiene que boxear contra todos acaba agotado, perdiendo contra cualquiera.
El panorama es muy negro para Coalición Canaria. Ni siquiera la reunificación que está poniendo en marcha augura grandes ganancias. Se nota en la escasa ilusión que José Torres y José Miguel González le ponen al asunto. Saben que no salen las cuentas. Pero es que, aparte de eso, lo que se viene discutiendo ya en corrillos es la upenización de Canarias: la constitución de una alianza estable entre la derecha canaria y la española de tal forma que lo que ahora es Coalición se quede con la provincia de Santa Cruz de Tenerife y el Partido Popular, la provincia de Las Palmas, en una suerte de UPN a la canaria. Por ahora es un rumor; no obstante, si se acaba convirtiendo en realidad, tendremos derechona y baile de magos de etiqueta, como decía el gran Pepe Monagas, per recula reculorum.