"Canarias debe tener una clara mirada atlántica"
J.D. MÉNDEZ, S/C de Tfe.
El discurso de Juan Manuel García Ramos, presidente nacional del Partido Nacionalista Canario (PNC), defiende la óptica de un archipiélago "con clara vocación atlántica" y en cuanto a la articulación política plantea un nacionalismo "democrático, progresista y no excluyente sino integrador".
-¿Cómo definiría su nacionalismo?
-El que yo defiendo y también el Partido Nacionalista Canario es un nacionalismo democrático, no excluyente y abierto al diálogo con otras organizaciones políticas en todo momento.
-¿Cómo definiría ideológicamente ese nacionalismo?
-Según los estatutos del PNC somos, repito, democráticos, progresistas, abiertos y no excluyentes. Esas son las señas que marcan nuestra identidad.
-Las siglas de PNC son entendidas desde muchos sectores, dentro del nacionalismo o no, como "puras" y símbolo "auténtico" de la canariedad.
¿Lo aprecia así?
-Este partido fue fundado por la emigración canaria en Cuba un 30 de enero de 1924. Desde ese momento hasta hoy, los tiempos han cambiado mucho, pero creo que los dirigentes de esta fuerza política siempre se han caracterizado por lo que apunta, por la limpieza y el recto proceder en el desempeño de la actividad política. En este momento, creo que son de las siglas más respetadas que existen y yo me siento orgulloso de representarlas.
-¿Existe un sustrato nacionalista en el pueblo canario?
-La historia no nos ha permitido tener una concepción como un pueblo unido porque hasta 1811 existían unas islas de realengo, La Palma, Tenerife y Gran Canaria, y otras de señorío, las cuatro restantes. Esa situación fue abolida por las Cortes de Cádiz en 1812 y la creación de la provincia única de Canarias acaba con esta polarización, pero empieza otro debate, el del pleito insular, que llega hasta la división provincial de 1927 en la Dictadura del general Primo de Rivera. Desde ese año, el único documento jurídico-político que hemos tenido en nuestras manos para considerarnos un solo pueblo en marcha ha sido el Estatuto de 1982. El que no haya una conciencia nacional canaria es natural porque todo parece haber sido planteado desde fuera para que este pueblo no se considere uno solo, una sola cultura. Y creo que lo es. Ya lo dijo Viera y Clavijo en el siglo XVIII cuando afirmó que "los pueblos que estaban antes de la llegada de los europeos a Canarias formaban un cuerpo de nación original". Y Viera y Clavijo no era nada sospechoso de ser nacionalista.
-¿Hacia dónde debe mirar esta tierra en el presente y en el futuro?
-Defiendo la tesis atlántica y el concepto de atlanticidad que he publicado en varios libros. Creo que los canarios somos doblemente atlánticos: por un lado, por proceder del Monte Atlas. Los pueblos originarios de esta tierra son bereberes que vienen desde esa zona geográfica del Magreb. Y, por otro lado, también somos atlánticos porque nos hemos proyectado en el océano Atlántico que tiene la misma etimología que el Atlas. En esa proyección atlántica es donde el pueblo canario ha encontrado su personalidad cultural, económica y política. En el diálogo también con América y con Europa y no tanto en lo que puede ser un regreso a los orígenes africanos. Defiendo que este es un archipiélago atlántico como recogía este nuevo estatuto que se ha presentado y retirado recientemente.
-¿Cómo compagina la vertiente romántica del nacionalismo con su articulación política?
-El nacionalismo nace en el Romanticismo. El padre del término y del concepto fue un alemán, Johan Gotfried Herder, un pensador nacido en la Prusia Oriental en 1744 y coetáneo de todo el movimiento romántico. Defendía lo que es el nacionalismo cultural y llegó a hablar de autodeterminaciones culturales. Decía que ninguna cultura está avalada para avasallar a otra y que, por tanto, cada pueblo debe defender la suya y al mismo, si es posible, supone una manera de enfrentar los tiempos. Afirmaba, además, otra cosa muy importante que se cumple en Canarias: mientras la política crea los estados, la naturaleza crea las naciones. Me parece que en esta afirmación de Herder Canarias es un ejemplo claro. La naturaleza nos ha concebido mucho más como nación que a Cataluña, al País Vasco o Galicia, aunque ese debate no hemos sabido ganarlo.
-Históricamente, desde la dictadura y la transición, la idea del nacionalismo estuvo muy vinculada en Canarias a la izquierda con eclosión en la UPC.
¿Cómo analiza la evolución hasta llegar al momento actual de Coalición Canaria con la que ustedes tienen un acuerdo electoral?
-Los principios del nacionalismo canario estuvieron vinculados a la causa obrerista, tanto con Secundino Delgado, como con José Cabrera Díaz, fundador del Partido Nacionalista en Cuba. Eran líderes obreros, pero luego reflexionaron, como demuestran los periódicos que editaron o los libros que escribieron, y se dieron cuenta de que no debían girar hacia el independentismo segregacionista por el papel que jugaron los Estados Unidos en la independencia de Cuba. Vieron que de seguir en esa línea los americanos se iban a quedar con Cuba y también con Canarias. Eso les llevó a meditar en un sentido mucho más autonomista y queriendo integrar a sectores de la población no exclusivamente obreristas planteando la tesis de cualquier nacionalismo, que no puede excluir sino integrar a obreros, profesionales o empresarios. En un nacionalismo verdadero cabe todo el mundo.
-¿Y la experiencia de la UPC?
-Ése fue una especie de segundo capítulo en este largo proceso. Era una unión de fuerzas marxistas y nacionalistas algo radicales y resultó flor de un día. Sólo duró una legislatura, de 1979 a 1983, y luego quedaron unas guerras tribales entre las fuerzas que habían creado un movimiento que literalmente desapareció. En 1981, el primer alcalde nacionalista de Canarias, Manuel Bermejo en Las Palmas, fue censurado por la UCD de aquellos tiempos y el PSOE, partidos centralistas que le declaran la guerra a ese nacionalismo que veían intransigente y acabaron con él. Ese es un peligro que se puede seguir corriendo.
-¿Y los pasos siguientes hasta la actualidad?
-En 1985 se constituyen las AIC en Betancuria. Este es un nacionalismo que nace del insularismo y sin ese componente obrerista hegemónico sino con una capa social más amplia. Todo eso culmina en abril de 1993 con la constitución de Coalición Canaria y el primer gobierno nacionalista presidido por Manuel Hermoso.
-¿Y el PNC en todo este tiempo?
-El PNC se refundo en un buen congreso celebrado en Bajamar en 1982. Hay textos de ese momento que hemos seguido atendiendo con mucha seriedad. En 1993 participamos de la creación de CC, que abandonó en 1998 porque los objetivos políticos trazados estaban en el sueño de la inercia y nadie los desarrollaba. El 28 de julio de 2006, después de un año de conversaciones, suscribimos un acuerdo electoral con Coalición Canaria en el que colocamos primero los objetivos políticos comunes por los que nos comprometemos a luchar y qué lugar ocupamos en las listas cada uno de los hombres y mujeres de estas organizaciones. Considero que el primer discurso nacionalista que se pronuncia en el Parlamento de Canarias fue el de Paulino Rivero el 11 de julio de este año. Estamos en este sentido contentos de que lo que habíamos pactado documentalmente fuera luego defendido parlamentariamente.
-¿Partidario, por lo tanto, del "frentismo" y la unidad?
-Por supuesto. Hemos abogado siempre por esa unidad nacionalista, aunque a veces hay problemas que descienden hasta lo personal. Eso es lo que hoy mantiene alejada a una organización como Nueva Canarias de Román Rodríguez de un acercamiento a Coalición Canaria y al PNC.
-¿Eso sería posible con un partido como Nueva Canarias, pero sin Román Rodríguez?
-Por lo menos podría repensarse ese alejamiento de CC en un momento en el que todos percibimos que la confrontación "in crescendo" de PP y PSOE va a llegar a las elecciones de marzo y van a disminuir las posibilidades electorales de todo tipo de nacionalismo. Va a haber una polarización y ahí están los mensajes masivos de los medios estatales de comunicación que actúan en Canarias. Además existe un maniqueísmo porque ellos mismos establecen que son el bien y el mal. Esa decisión elemental cala y no queda espacio para recular. Ahí tendrán que moverse los nacionalismos y no sólo en Canarias.
-Independencia, soberanía, autodeterminación... Son conceptos que se vienen manejando últimamente. ¿Qué tienen que decir sobre ellos usted y el PNC?
-Un militante de élite que tuvimos, Antonio Pérez Voituriez, era catedrático de Derecho Internacional en la Universidad de La Laguna y él decía que en un mundo tan interconectado en lo económico, en lo tecnológico y hasta en lo militar pensar en una autonomía o una independencia absolutas era una quimera. Yo lo suscribo y lo sigo pensando. El planteamiento de algunos de ser mañana mismo independientes me parece un disparate y una falta de responsabilidad, perjudicial para el nacionalismo y el pueblo de Canarias. Y un nacionalista debe cuidar que su pueblo no dé saltos en el vacío, no poner en peligro ni su bienestar ni su futuro. Hay que pensar en qué momento estamos ahora tramitamos la reforma de un nuevo estatuto que nos da muchas competencias. Si se hubiera llegado a aprobar el que llegó a Madrid, nuestro pueblo tiene que saber que ahí se contemplan más competencias que las que puede tener Puerto Rico. Muchas veces se habla de un estado libre asociado como es este país del Caribe y con esa condición con Estados Unidos tiene menos competencias que el estatuto de Canarias que fue rechazado. Vamos a respetar los "tempos" porque el pasado nacionalista de Canarias es prácticamente nulo. Comienza a principios del siglo XX de forma muy dubitativa y ha tenido experiencias tan amargas cono la de UPC. Ahora tiene respaldo social, eso lo representa Coalición Canaria, y ahora los pasos hay que medirlos mucho. Porque un independentismo poco riguroso, como el que a veces observo, no hace sino espantar a posibles militantes del nacionalismo canario.
-¿Cómo ve la integración en esta Europa del los 27?
-Con vistas al futuro no estoy muy contento con esa condición que nos ha dado la UE dentro de las regiones ultraperiféricas, junto a los territorios de ultramar de Francia, que nada tienen que ver con nuestra personalidad histórica, política, cultural, jurídica o social. Habría que plantarse y tenemos la teoría de que el propio Gobierno de Canarias debería estudiar encajes directos en Europa en una negociación con España y la UE. Y el modelo a seguir es la isla de Malta que, por ejemplo, no firmó el tratado de Schengen. Y habría que convencer a Europa de que tenemos más territorio, más población o más historia que Malta y aspiramos a eso. Sin forzar las cosas, pero en ese camino.
-¿El PNC mantiene conexiones con partidos nacionalistas de otros territorios históricos como Cataluña, Euskadi o Galicia?
-Hemos tenido muchos contactos y han estado aquí en varios períodos congresuales miembros del PNV con el que tenemos ciertas similitudes en cuanto a estructura y organización. Y en su apertura a todas las clases sociales.
-¿Apuesta por un estado español federal?
- Percibo más bien una confederalización de una parte de España. Los partidos vascos y catalanes están por eso, por hablar de tú a tú a España. Eso lo debemos ver los canarios con mucho esmero y atención porque corremos el peligro de vernos en próximos años convertidos en una región de Madrid. Sin agotar los "tempos" ni dar saltos en el vacío y si es posible tocando en la puerta de Europa de forma directa, de forma pacífica y sin romper la baraja porque no me gustan los nacionalismos agresivos y excluyentes. Los canarios no somos enemigos de los españoles como ya decía José Martí durante la independencia de Cuba. Un nacionalista no debe estar excluyendo ni anatematizando a nadie porque eso hace daño a gente que lleva mucho tiempo en Canarias y trabajando por Canarias.
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