22.4.07

Nosotros con la RASD y el Polisario





Hace unos días que regresó de los campos de refugiados de Tinduf una delegación canaria, multicolor e intergeneracional, de los amigos del pueblo saharaui. Y la situación allí sólo se mueve a peor, cuando algo se mueve. El juego de Marruecos consiste en dejar que se “aburran y se mueran” como dice una copla canaria. Y quizás con la inestimable cooperación del gobierno español, particularmente con los socialistas, tal vez Mohamed VI pueda cumplir su sueño.

La solidaridad que ha mostrado la población canaria en estos más de treinta años de éxodo del pueblo saharaui, ha tenido su altos y bajos, pero en general se ha mantenido fiel a las ideas inspiradoras de los primeros tiempos, allá por la mitad de los setenta, cuando incluso el PSOE apostaba y proclamaba a diestro y siniestro su apoyo para la autodeterminación del Sáhara. Felipe iba a los campos de refugiados, y descamisado y mitinero, prometía que cuando llegase al gobierno bla bla bla.

Los saharauis son el precio de la realpolitik española en el norte de África. No cabe duda que la debilidad española en la arena internacional acrecienta el sufrimiento en los campos de refugiados, y que probablemente si los saharauis hubiesen estado sometidos a la administración colonial de algún país con más caché internacional que España, su situación ya se hubiese solucionado en un sentido o en otro, pero no hubiese permanecido treinta años en el impasse del éxodo.

Esto no significa que haya que exonerar a España de su responsabilidad. De hecho, sería mucho más productivo para todos, saharauis, marroquíes, canarios, españoles, que España se implicase a fondo en esta cuestión en vez de estar distrayendo esfuerzo y recursos en Afganistán o el Líbano, territorios en los que no hay ningún interés español histórico ni actual, y en los que España nunca podrá sacar beneficio de su acción por aquellas tierras.

La suerte de los saharauis está en manos de los franceses o de los norteamericanos, las dos, potencias que privilegian el papel de Marruecos en la zona, por razones de geopolítica histórica y actual. Hoy, en la guerra global contra el terrorismo, Marruecos es una pieza esencial para la administración Bush en su idea de contención del terrorismo islamista. Canarias, el NAP y los megapuertos “industriales” también están al servicio de esa estrategia.

Esta realidad complica mucho la perspectiva de solución de la cuestión saharaui en la línea que propone el Frente Polisario a la par que Naciones Unidad, es decir, aplicación de los criterios aprobados en las múltiples resoluciones, más de 40, que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha producido acerca del conflicto del Sáhara Occidental.

Sin embargo, el tesón, la dignidad y la convicción en la lucha son razones de tanto peso como los intereses del imperialismo, aunque en sentido inverso. Frecuentemente las razones de la geopolítica deben de cambiarse, porque actores con voluntad de resistencia imponen sus criterios sobre potencias tecnológicas y militares infinitamente más poderosas. Hay multitud de casos, pero por rescatar los más sonados y de mayor impacto en su día, recordemos a los argelinos y a los vietnamitas frente a los franceses y los norteamericanos, entre las décadas del cincuenta y el setenta.

La voluntad de resistencia distorsiona los planes de los poderosos. El hecho de resistir a las potencias es una victoria en sí misma, tal como demuestra la resistencia palestina y libanesa ante Israel y la resistencia iraquí ante Estados Unidos. En el plano histórico, la resistencia rusa en Stalingrado significó la derrota del nazismo en el mundo.

Dice el historiador norteamericano Howard Zinn que tal vez no tengamos la seguridad absoluta de que el mundo vaya a mejorar, pero que esa inseguridad no debe servir para inhibirnos de comprometernos con un mundo más justo. No podemos ni debemos presuponer por adelantado el final de la partida, en este caso con relación a la cuestión del Sáhara. Si el Frente Polisario apuesta por la resistencia tal como ha hecho hasta la actualidad, seguiremos, los que aquí siempre hemos sido, solidarios con los saharauis, y animaremos y respaldaremos con nuestras fuerzas, las que sean, las decisiones adoptadas por el Frente Polisario.

Hubo un viejo slogan, nacido desde el principio del conflicto, que musicaron Suso Junco y Pepe Paco, y que decía: “pueblo canario con el Frente Polisario”. Ahí seguimos.

Domingo Garí Hayek