8.7.06
SOBRE LA LEY DE RESIDENCIA
Para un revolucionario canario, que quiere un mundo distinto y acabar con las fronteras, no es fácil hablar de Ley de Residencia pero, si tenemos que ser consecuentes con la realidad, es importante hablar y debatir sobre ello. Más aun cuando el mundo se encuentra dividido por fronteras y Canarias colonizada por España y las multinacionales europeas. Hay muchas maneras de matar a un pueblo. Y al pueblo canario lo están matando poco a poco los españolistas de todos los colores. Europa hasta la fecha en nada ha beneficiado a Canarias. La agricultura, la ganadería y la pesca están en un cada vez mayor en declive, por no decir en muerte clínica. Los miles de millones de euros recibidos de Europa han ido a parar a los lacayos del colonialismo. Han hecho desaparecer del mercado internacional nuestros sectores básicos. Las subvenciones solo están llenando los bolsillos de unos pocos. En nada benefician al pueblo trabajador canario, que cada día esta más empobrecido y con los peores salarios y la cesta de la compra más cara de Europa. En los diez últimos años han establecido su residencia en las islas una media de cincuenta mil habitantes por año. Esto ha supuesto quinientos mil nuevos residentes en un territorio fragmentado de 7.541 Km2. Nunca en ningún otro lugar del mundo la población ha crecido tanto. Canarias ha pasado de un millón y medio de habitantes en el 1996 a dos millones en el 2006. Si este crecimiento continúa, el Archipiélago será insostenible social, ecológica y económicamente en el futuro, por lo que es obligada una Ley de control del crecimiento demográfico. En Europa y en el resto del Mundo ya existen muchos precedentes de territorios que tienen controles de población en sus espacios geográficos. Una Ley de Residencia en Canarias no generaría ninguna situación excepcional en la Unión Europea: muchos países de la propia UE tienen establecidos en parte de sus territorios nacionales controles estrictos de asentamiento, incluido la de propios nacionales y comunitarios. Francia tiene limitada su población en Córcega. Italia en la Isla de Elba, Cerdeña y Sicilia. Inglaterra tiene limitada la población en las Islas del Canal o Anglonormandas, Isla de Man, Islas Horcada e Islas Hébridas. Dinamarca lo mismo en la Islas Feroe. Grecia en muchas islas del mar Egeo, en las islas del Dodecaneso y en las Esporadas Septentrionales. Portugal en Madeira y Azores. Si continuamos veremos que en la mayorías de las islas del planeta, incluso en territorios continentales, se controla el asentamiento de nuevas poblaciones para la sostenibilidad del medio. ¿Qué es más progresista? La destrucción sistemática de los territorios insulares o la regulación para que este no se destruyan? Hay que ser claro: a mayor población, más carreteras, más coches, más hoteles, más viviendas, más chatarra, etc... ¿Que queremos para el futuro de Canarias, un Hong Kong, un Taiwan o un territorio sostenible? Seamos claros claro sobre el tema de la emigración: ningún ser humano quiere dejar su tierra madre. Emigramos porque pasamos necesidades en nuestra tierra. Cuando la mayoría de los canarios y africanos cruzamos las fronteras europeas, los policías nos han registrado e interrogado como si fuéramos delincuentes. A muchos nos han apaleados a la salida de las discotecas. Nos han escupido a nuestro paso por las calles al confundirnos con árabes, por ser morenos. Eso no es todo. Los emigrantes en Europa hacemos los peores trabajos. Muchas veces nos utilizan como carne de cañón en empresas contaminantes. No se nos reconoce los años de experiencia y los conocimientos en el puesto de trabajo. Cuando el europeo ve la oportunidad, nos maltratan de palabra llamándonos moros, cabeza negra, sudacas, canaco, etc... Como colofón cuando regresamos los canarios a nuestra tierra nos sentimos extranjeros. Si vas a un hotel a pedir trabajo aunque hables perfectamente varios idiomas, siempre tendrá preferencia la buena presencia europea ya que, auque el europeo sea analfabeto funcional, para el empresario vende mas su físico que un afro-canario. No actúa igual un inmigrante por motivos políticos o económicos que un inmigrante incentivado por el colonialismo. Mientras el inmigrante político-económico trata de adaptarse al país de acogida, el inmigrante incentivado viene con aire de superioridad a la colonia demostrando un claro aire de despotismo en el trato con los nativos. Los franceses en sus colonias son un buen ejemplo. En particular en Nueva Caledonia, en su día de mayoría nativa, que es hoy día una minoría despojada de sus riquezas. Por no hablar de las pruebas nucleares que hicieron los franceses en la Polinesia en los años 1966 al 1974. La política de España con respecto al Archipiélago Canario no se diferencia en mucho a sus vecinos franceses. Por eso los españolistas no quieren una Ley de Residencia en Canarias, sino seguir españolizando las islas y convertir a la población autóctona canaria en una minoría en su propia tierra, como ya han conseguido en Fuerteventura y Lanzarote. La Ley de extranjería española no trata a todo el mundo con el mismo rasero. Mientras que los europeos pueden circular trabajar y establecerse en Canarias libremente, a los que provienen de los países empobrecidos de América Latina y África se les cierran las puertas y se les humilla. El proyecto de Ley de Residencia que los independentistas canario proponemos es distinto y contrapuesto a la política de los partidos políticos y sindicatos españolistas. Queremos derechos y trato igual para todos los trabajadores, sean canarios o extranjeros. Y mayor facilidad para establecerse en Canarias a los inmigrantes que más lo necesitan, en particular a las personas que provienen de las guerras y hambrunas de nuestro Continente Africano.José Luis Valdés