31.1.07

OJEADA A UNAS PAGINAS DE UN PERIODICO COLONIAL

Juan Fco. Díaz Palarea

Por una cuestión de salud o higiene mental no suelo perder mucho tiempo leyendo las noticias y comentarios de la prensa española que se tira y se distribuye en Canarias. Ayer lo perdí ojeando unas hojas de un periódico colonial y cuando acabé me jinqué el correspondiente buche de agua con bicarbonato.
En la parte de arriba de la portada, se daba la siguiente noticia: “caos sanitario por la falta de médicos, los centros de salud cierran servicios de urgencia”. En relación con este titular hay que decir que esto se veía venir desde el momento que Román Rodríguez y sus mariachis llegaron al servicio “canario” de salud, que han terminado por cargárselo con la incidencia ¡como no! de la supercolonización que asola nuestra Tierra Canaria. Muchos médicos canarios han tenido que irse de las islas (y otros canarios, ¡por desgracia!), para trabajar fuera o a la sanidad privada, por los sueldos miserables que le pagaban y empujados por los nuevos colonos médicos que han llegado al Archipiélago Canario procedentes del mundo mundial, sin la preparación adecuada y que trabajan por lo que se les quiera pagar. Quien se perjudica es como siempre el damnificado Pueblo Canario, el cual aguanta colas de esperas interminables y todo tipo de desatenciones sanitarias o negligencias médicas que a muchos les causa trágicamente incluso la muerte.
Otra noticia que ojeé fue: “registran las viviendas de políticos de Mogán, la policía rastrea los acuerdos con un inversor inmobiliario”, pagina 2 a 5. Estos casos de corrupción descubiertos en Mogán o en Telde, ocurren muy a menudo en la colonia apestosa de canarias, la mayoría quedan impunes o no salen en los medios de comunicación y que pringan a la mayoría de los políticos sean del color que sean y técnicos que “trabajan” en las instituciones coloniales españolas, léase ayuntamientos, cabildos, gobierno títere o para el lamento canario, y que se enriquecen por las comisiones y dineritos que reciben de empresarios especuladores o corruptos o de las empresas multinacionales de turno (sobre todo del sector del cemento o ladrillo) y que tienen como norte, sur, este y oeste sus intereses privados, o los de su grupo, clase o partidito, a pesar de que cuando llegan las elecciones coloniales, todos estos “profesionales” de la política y de la mamandurria nos cuenten el cuento de la vieja rebejía y de que van a trabajar o a luchar por los intereses generales o para el bienestar del depauperado y parado Pueblo Colonial Canario.
En otra hoja decía: “Ideaban secuestrar a un empresario, la policía nacional española ha detenido a una banda de rumanos que pretendían secuestrar a un empresario italiano afincado en Tenerife para obtener una gran suma de dinero por su liberación” pagina 1 y 76. Añado esta noticia a la que aparece en el mismo periódico colonial en su página 57, relacionada con la banda albano-cosovar que está siendo juzgada por la Audiencia Provincial de Las Palmas por la comisión de varios delitos de atracos y robos con violencia y fuerzas en las cosas. Al respecto, hay que hacer constar que no son en modo alguno estos casos hechos aislados, por el contrario desde hace un tiempo en el Archipiélago Canario se observa con gran preocupación por la ciudadanía de la existencia de bandas mafiosas de diferentes nacionalidades y que entran por los puertos o aeropuertos canarios, que son auténticos coladeros y sin ningún tipo de control por parte de la policía colonial española. En la citada página 57 se recoge un texto de un policía que declara como testigo ante el citado Tribunal que demuestra que la Metrópolis y sus fuerzas de ocupación policiales no está cumpliendo con su obligación de garantizar la seguridad del damnificado Pueblo Colonial Canario: “que al principio el grupo era mucho más numeroso, pero que en enero de 2005, cuando estaban en Tenerife, tuvieron desavenencias, se separaron porque parte de la organización actuó por su cuenta”. En su pagina 29 (y en relación con la intolerable inseguridad que se da en la colonia apestosas canaria por la llegada masiva de delincuentes del mundo mundial, (algunos buscados o reclamados desde hace años por la Interpol o Judicaturas de países europeos u otros) también sin ningún tipo de control en las fronteras por culpa de la potencia colonial del Reino de España y que conforman más del ochenta por ciento de la población reclusa que se encuentra en las cárceles canarias) se recoge la denuncia de un grupo de ciudadanas, que viven en la isla de Fuerteventura: “tenemos miedo a salir de noche, miedo a estar sola en casa, ya que entran incluso estando nosotras dentro, miedo de ir al supermercado después de la siete, miedo y más miedo….” El modus operandi y la violencia con que se comportan todos estos indeseables colonos, ante un pueblo colonial como el canario: noble e indefenso y obligado a ser hospitalario por cojones, al que algunos y algunas descerebrados (as) y lacayuelos (as) se atreven a criticarlo cuando reclama una insuficiente ley de residencia que no sería la solución al gravísimo problema colonial que hay en nuestra Tierra Canaria, que se resolvería sencillamente con que Canarias consiguiera la Independencia de España.
En la parte de abajo de la cabecera de tal periódico colonial, me fijé en una fotografía, que era del inefeibol supercolaboracionista Jerónimo Saavedra, se trataba de un spot publicitario convocando para hoy a su trouppe, a un acto de presentación de su candidatura a la alcaldía de la ciudad donde nació, y para la próxima farsa electoralera colonial. Este matusaleniano personaje, sin ningún rubor alguno, y con su sonrisita de atorrante ahora cacarea el lema “nuevos tiempos y nuevos aires… tiempo de ilusión colectiva.” Este político mas españolista que los españoles, que ha desempeñado los cargos de ministro del gobierno del reino de España, formando parte del gobierno corrupto del Psoez de Felipe González y de Alfonso Guerra, que también fue presidente del gobierno títere canario: ha sido sin lugar a dudas uno de los personajes -de la vida política canaria y española- mas funestos y que más daño ha causado a los intereses generales del Damnificado Pueblo Colonial Canario, y que siguiendo instrucciones de la Metrópolis, se cargó la flota pesquera canaria y toda la industria canaria dimanante de la misma, asimismo también se cepilló la industria tabaquera canaria, en beneficio de la Tabacalera española, acabando con miles de puestos de trabajo de los Canarios y Canarias. A este esbirro de España ¡le importa un carajo! los intereses de Canarias y de los Canarios y está más por defender los intereses de su amo y de Marruecos, como así lo hizo al contribuir con fondos canarios en la financiación de la construcción del puerto de Agadir. Ahora, nos la quiere jincar nuevamente con su ahijado el belillo parlanchin: López Aguilar, para que como presidente del gobierno marioneta canario les consiga un puestito en las instituciones coloniales a los de su cuerda y pelaje: a los sociolistos capullos canarios del PSC, e impidan por todo los medios la libertad, independencia y soberanía del Pueblo Colonial Canario.Sigo leyendo este periódico colonial, que en su página 16, dice: “el gobierno reconoce que el trasporte público no funciona, Castro construirá más carreteras ante el aumento de vehículos privados”. Este polítiquillo que lleva una eternidad mamando del erario público, miembro del partido nacionalista español coalición mamaria CC, que ha ocupado diferentes consejerías del gobierno títere o marioneta canario, ahora con el pretexto de que el transporte público no funciona ( y ¡está claro! que no funciona por culpa de él mismo y de los anteriores políticos ineptos e impresentables que han pasado por su actual cargo) nos va a destrozar todavía más el territorio y medio ambiente de nuestro desafortunado Archipiélago Canario, con la construcción de nuevas carreteras, y para el correspondiente pelotazo y mamandurria de turno. Es indignante que en su informe este individuo tenga la desfachatez de decir que las medidas correctoras por las exigencias medioambientales se llevan el 20 por ciento de la inversión o presupuesto de tales infraestructuras viarias. ¡Manda huevos…!Y terminé, porque ya no aguantaba más…. en la página 18, en donde el director del periódico Fco. González Álamo, firma un artículo titulado: “El psoezz quiere pasar página”, en relación con el atentado de Barajas y del 11 M, y que destila por todo lados su filopepeísmo español, diferente al filopsozeismo también español que el Tristán Pimienta destila en sus artículos en otro de los periódicos coloniales que intoxican todos los días al damnificado Pueblo Canario. Estos dos plumíferos colaboracionistas a pesar de su diferente color político, colaboran desde sus cargos con el picudo rojo y gualda: el colonialismo español, son lacayos incondicionales de sus amos de Madrizz, sus comentarios tienen siempre un fondo patriotero español y escupen o vomitan odio a todo lo que suene al legítimo y digno Nacionalismo e Independentismo Canario.
En el Archipiélago Canario, a 26 de Enero de 2007.

6.1.07

Huertaya

Huertaya. = Desarraigada.

Uno de los episodios más tristes que generó el proceso del conquista y colonización europeas del Archipiélago fue el comercio de seres humanos. Personas de cualquier edad o sexo sufrieron la degradación del cautiverio y venta en los mercados esclavistas, un excelente negocio por entonces, que muy pronto estableció también en Canarias una de sus mejores plazas atlánticas.

Pieza siempre codiciada fueron los niños y adolescentes, más vulnerables frente a la alienación del trabajo esclavo, así como más permeables ante la aculturación. Dos instancias de una estrategia deshumanizadora nada sutil, cuyos únicos objetivos eran el lucro y la obtención de mano de obra barata.

En la transición del siglo XV al XVI, Valencia se erigió en el principal destino de los isleños sometidos a este tráfico. El 20 de mayo de 1497, el mercader catalán Pedro Moner presentó para su venta a tres niñas guanches de 9, 10 y 12 años, un grupo que le había enviado desde Andalucía el también tratante Pedro Benavent. El nombre de la mayor de ellas, Huertaya, parece evocar la terrible experiencia de aquel desgarro, pues Wer-tayyat nos habla de una persona ‘sin arraigo’.

Autor: Ignacio Reyes

1.1.07


Estévanez y Unamuno



Quizá fue a partir del significativo año de 1898 cuando nuestras Islas Canarias comenzaron a pensar de verdad sobre su condición de nueva frontera atlántica de la España derrotada en América. ¿Seríamos la próxima víctima de los errores de los gobiernos metropolitanos?
Nicolás Estévanez y Secundino Delgado meditarán al respecto. Al mismo tiempo, las apetencias estadounidenses sobre nuestros suelos volcánicos no se disimulan en esos momentos y sólo los intereses británicos en nuestras islas frenarán aquellos planes de neocolonización.
Se respira inquietud en la ciudadanía insular, y palabras como ’autonomía’ o ’regionalismo’ se ponen en circulación sin reserva alguna.
En su poema más celebrado, ’Canarias’, Nicolás Estévanez ya había defendido la condición ’nacional’ de nuestra tierra atlántica.
’Canarias’ se publicó por primera vez en la Revista de Canarias el 23 de diciembre de 1878 y con posterioridad fue editado en libro en Musa canaria, en 1900 (Madrid).
Para el Domingo Pérez Minik de 1952, ya curado de algunas de las imposturas de la etapa surrealista, el ’Canarias’ de Nicolás Estévanez es "el fácil edificio de una metafísica y de una moral insular", y "el exponente serio de una generación y el más cercano a nuestras clases sociales y a nuestro pueblo".
El poema está dividido en siete partes con diversidad métrica y no es difícil coincidir con don Sebastián Padrón Acosta, ni con el mismo Pérez Minik, a la hora de destacar la última de las partes del poema de Estévanez como la mejor trabajada por nuestro autor y, también, como la más representativa de su complicidad ideológica con el Francisco Pi y Margall autor del libro Las Nacionalidades (1876).
En el primer capítulo de ese libro, Pi y Margall ya nos adelantaba parte sustancial de su doctrina: "Confieso que no estoy mucho por las grandes naciones, y estoy menos por las unitarias".
Todos esos presupuestos teóricos gravitan sobre el poema de Estévanez con una claridad manifiesta:

"Ni en los Estados pienso

que duran breves horas,

cual duran en la vida

de los mortales las mezquinas obras".

El Nicolás Estévanez de ’Canarias’ no es, por tanto, el poeta local, parroquiano, que cree encontrar Unamuno en su primera visita a la isla de Tenerife y al que alude en su texto ’La Laguna de Tenerife’, incluido en su obra Por tierras de Portugal y España (1911) con una transcripción malévola de parte de los versos de ’Canarias’: "Me apresuré a subir a la ciudad de La Laguna, a la ciudad de los Adelantados. En el camino os enseñan la casa nativa de D. Nicolás Estévanez, y junto a ella el almendro que él, D. Nicolás, ha hecho famoso. Pues él cantó diciendo: ’Mi patria no es el mundo, mi patria no es Europa, mi patria no es España; mi patria es una choza, la sombra de un almendro’... etc. ¡Pobre del que no tiene otra patria que la sombra de un almendro! Acabará por ahorcarse de él".
La falta de generosidad del Miguel de Unamuno comentarista de Estévanez es sólo comparable al desconocimiento unamuniano por todo lo que significó la teoría federal del siglo de su nacimiento ya en parte aludida.
El ciudadano del mundo era Estévanez y no el Unamuno supuestamente cosmopolita y travestido en castellano viejo a pesar de su origen vasco. Estévanez lo que defendía era la única manera de ser universal: la de serlo desde una experiencia propia no reñida jamás con el debate exterior.
Los tics españolistas de Unamuno se perciben no sólo en el texto dedicado a la ciudad de La Laguna, donde cita a Estévanez, o a la isla de Gran Canaria, donde analiza nuestro carácter insular con acusado desprecio eurocéntrico: "El aplatanamiento, la soñarrera, se curaría merced a comunicaciones más rápidas, más frecuentes y más intensas, sobre todo más intensas, con España -nótese cómo Unamuno no siente su "España’"en estas Islas- y con el resto de Europa y con América. A estas gentes les hace falta, como les he dicho en público, interesarse más por los grandes problemas nacionales, europeos, mundiales, lo cual les desinteresaría de sus pequeños problemas insulares, de sus rivalidades de isla a isla".
Los resabios imperialistas de Unamuno también los encontramos en otros textos vinculados a las Islas. Están en el lamentable prólogo que escribió para la primera edición de El lino de los sueños, de Alonso Quesada, fechado en Salamanca en 1915, donde al tiempo que le falta al respeto sin misericordia al autor del libro - "un jovencito endeble y muy movedizo" que, a su parecer, escribe unos versos muy ’joco-floralesco(s)’?, abomina de la "vulgaridad ambiente" de Gran Canaria y duda del término "afortunadas" aplicado a nuestras Islas.
Y están esos gestos españolistas -a veces con toda la razón del mundo- en algunos sonetos y en algunos de los comentarios introducidos por él mismo a esas composiciones en su libro De Fuerteventura a París (1925), donde reconoce sin más cómo él ha traído la "personalidad" de España a esa isla oriental del Archipiélago.
La España de Unamuno, la España de los hombres de la Generación del 98, poco tenía que ver con un territorio insular como el nuestro, a medio camino entre África, América y el viejo continente europeo, y a medio camino de convertirse en otro despojo más de la España imperial que los noventayochistas ya daban por perdida.
Cuando Unamuno habla de nuestro "aplatanamiento" y de nuestra "soñarrera" en su primer viaje a Canarias, de nuestra presunta desvinculación de Europa, ignora que estamos en pleno periodo económico de las Canary Islands, cuando el diálogo comercial, financiero, social y cultural entre el Archipiélago y Gran Bretaña es más intenso que nunca; que tanto el Gabinete Instructivo de Santa Cruz de Tenerife, como el Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria, han agitado el debate intelectual del fin de siglo entre nosotros y con aquella Europa a través de sus órganos de expresión, como la misma Revista de Canarias de Elías Zerolo, La Ilustración de Canarias de Patricio Estévanez, o El Museo Canario del doctor Chil y Naranjo.
El sentimiento patriótico españolista le nubla la mirada viajera a Unamuno y aleja su versión paupérrima de Canarias de la de tantos otros europeos que nos visitan -o nos habían visitado, y cito a Humboldt, cito a Berthelot...- sin los lastres de los cánones geográficos, vitales e intelectuales entre los que se mueve don Miguel.
El Unamuno irrespetuoso con las Canarias visitadas por primera vez -otra fue su actitud en 1924, en su destierro en Fuerteventura- está muy lejos de cualquier perspectiva antropológica seria.
Desde hace mucho tiempo se acepta por las ciencias del hombre y de las formas de evolución de sus lenguas, sus creencias y sus costumbres que todos los pueblos y culturas revisten el mismo interés como objetos de observación y de estudio y no existen ni pueblos ni culturas superiores autorizados por Dios o la Historia para moldear el mundo a su imagen y semejanza.

Juan Manuel García Ramos