2.4.08

LA LAGUNA: CUANDO SE PIERDE LA VERGÜENZA

Para Aristóteles la vergüenza y el rubor eran – hoy también son y se dan – indicios inequívocos de la ausencia de sentimientos éticos.
La inmoralidad de ciertas acciones llevan a los políticos a perder la vergüenza y el rubor y a que la ciudadanía tengamos que calificarlos de delincuentes y como indicativos, pues, de que existen personas que se han vuelto inmunes ante la perdida de valores, de la corrupción galopante en estas ínsulas y a la utilización del totalitarismo donde tienen mayorías absolutas-
Esos/as tales no siente ni un ápice de vergüenza ni se ruborizan cuando aceptan la celebración de plenarios clandestinos con la colaboración de esa oposición que también pasa de los colectivos ciudadanos y que debieron preocuparse de dar la voz de alarma, pues, nosotros al menos hubiéramos mostrado nuestra censura a ese acto clandestino y extraordinario de pésimas y malas intenciones cual fue el caso que se planteó en el Ayuntamiento de La Laguna el día 28 de marzo, viernes.
¿Qué ciudadano no siente indignación y vergüenza por tener representantes suyos a gente de esa ralea que se atreven a reunirse en la clandestinidad para aprobar cuestiones más personales que publicas, ninguneando incluso a la Prensa que ellos consideran hostil? Los colectivos ciudadanos y las AA.VV con nuestra participación damos siempre muestras de lo que no les interesa a los políticos: la Democracia participativa que hubiera cuestionado:
a.- La propuesta de Ana Oramas, ¡más diputada que alcaldesa!. dando la cara por todos los chichas de ese nacionalismo mercantilista de CC-PNC, proponiendo y eligiendo a Adán Martín como consejero de Caja Canarias, no siendo ciudadano de La Laguna, vergonzante este acto por parte de quien sigue erre con erre en el proyecto de fusión, entrega a Santa Cruz de Tenerife y utilizar el nombre de nuestra ciudad al servicio de intereses espurios.
b.- No todos los ódieles se prestaron a tamaña baladronada todos faltaba la concejala Fidencia Iglesias, esposa de Álvaro Arbelo, aspirante -como Adán Martín- a la presidencia de la Caja tinerfeña. Doña Fidencia prefirió saltarse el pleno y no ir el viernes por el Ayuntamiento que votar contra sus compañeros. Fue una decisión bien meditada, propia de alguien que tuvo un papel muy destacado en la pasada legislatura como responsable de Museos del Cabildo tinerfeño, y que -por motivos aún no aclarados- fue sacada de las listas al Cabildo y rescatada en el último momento por Ana Oramas para su candidatura.Es un conflicto que se visualiza ahora en la pelea por la presidencia de la Caja, un proceso extraño, en el que Álvaro Arvelo pactó finalmente con “maestro” Paulino, en un más que sorprendente acuerdo con Miguel Concepción, el empresario de cabecera de Rivero. Un pacto extraño que no le ha gustado un pelo a Rodolfo Núñez - es el hombre fuerte de Binter y Concepción el propietario de Islas Airwais,- ni tampoco demasiado al aliado tradicional de Arvelo, el constructor Antonio Plasencia, de no muy buenas migas con Concepción. Al final, Arvelo optó por conseguir el apoyo del Gobierno y evitar así la paralización del proceso electoral en CajaCanarias, pensando probablemente que habrá tiempo para recomponer con los suyos. Claro que también necesita el apoyo de todos los partidos políticos que colocarán a los suyos para poder tomar parte del reparto del “botín” dinerario, emolumentos por asistencia a los consejos de administración- si estas pléyades de parásitos administran la Economía de la Caja como lo hacen en la Política, ¡vamos bien mal!- .y en CC-PNC las cosas no están tan cerradas como a Arbelo le gustaría. La elección de Adán por La Laguna es sólo un síntoma de esa mala situación en la que nos han introducido estos vendedores de la patria guanche bereber que están siempre en el mismo sitio a la hora del reparto del pastel económico que se vienen repartiendo sin ningún rubor.
Deseamos que esta pequeña denuncia-reflexión pueda interesar un poco más para plantar cara a tanto delincuente político como tenemos en esta nacionalidad y podamos en futuros comicios electorales escoger bien la semilla para que el fruto sea mejor.
Fidel Campos Sánchez