10.2.07






NUESTROS SINGULARES LAGARTOS

Félix M. Arencibia

Doramas Martín, el amigo íntimo de Bencomo, está oteando el horizonte pues espera nuevas lluvias ahora que parece que se están animando a regar nuestros campos que se verdean y colorean. Se decide escribirle una carta a su amigo Armiche Padrón de la isla del Hierro.
Hola querido Armiche: Hace ya un tiempo que no voy por ahí y te escribo para mostrarte mi condolencia por los desastres que ha causado la última tormenta. Gracias debemos de dar porque no haya habido ninguna perdida humana. Dejando aparte los problemas graves que ha causado a algunas familias, me preocupa principalmente el desastre ecológico que ha supuesto la perdida de tantos lagartos gigantes. ¡Esa especie tan hermosa que por suerte su silueta va poblando algunos parajes de nuestra isla de Hero!
Hemos de dar las gracias a los esfuerzos de una serie de personas e instituciones por salvar a nuestro reptil que ha estado a punto de desaparecer por la depredación de los humanos y sus animales domésticos como los gatos. Lo lagartos están íntimamente unidos a nuestra infancia, Armiche. Los recuerdo como efigies prehistóricas durmiendo mimetizados sobre una piedra de una pared destartalada. Nos llamaban especialmente la atención a los chiquillos que entre el miedo y la curiosidad a veces teníamos la tentación de tirarles piedras. Algunos contaban como grandes hazañas las mataperrerías que les hacían a estos animales tan nobles y de apariencia triste que no les habían hecho nada. Aquí en Tamarán tenemos una especie bastante grande de lagarto que por lo que he consultado tiene bastante relación con la de El Hierro.
En Canarias, Armiche tenemos unas cuantas variedades de reptiles bastantes peculiares. Está la familia de las scincidae que son esas lisas o lagartijas que brillan como joyas alumbrados por los rayos de Magec, con diferentes variedades que tienen distintas tonalidades. También todos hemos mirado alguna vez para el techo y nos hemos encontrado con los perenquenes del género Tarentola, con sus extrañas siluetas moteadas, de grandes y raros ojos que son verdaderas maravillas de la naturaleza, a pesar de que algunos le tengan un cierto temor. Destaca su mágica capacidad para agarrarse a las superficies verticales y cuya técnica quieren aprovechar algunos científicos. Son auténticos camaleones y adaptan su coloración a la de los lugares en que viven.
Estas joyas de la naturaleza que habitan en nuestro territorio desde tiempos remotos debemos cuidarlos y protegerlos con el máximo interés. Forman parte de nuestra madre naturaleza y los estamos arrinconando hacia la extinción con el ritmo depredatorio de la construcción que destruye su hábitat natural, además de los animales doméstico descontrolados como el gato y los cazadores desaprensivos. Bueno Armiche, espero pronto estar por ahí, te dejo con estos versos de “Vuelos de palmera”: “…salen los lagartos a coger el sol / futuros verdes derriten / gélidos cementos.”



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