5.3.10

UN VACÍO: FIDEL CAMPO SÁNCHEZ


La marcha inesperada de Fidel Campo Sánchez, nos ha dejado un vacío difícil de llenar. La herida cansada y el sentimiento duele aún y nuestro pensamiento sigue oscurecido por el último adiós que le dimos, sus familiares y amigos.
Y es que al separarnos de un amigo entrañable, con quién hemos compartido buenos momentos de nuestra vida, se rompe algo de nosotros mismos.
¡Cómo se derrumban ilusiones, proyectos, de los que nos hizo partícipes, apenas unas horas antes de su marcha!
Hemos perdido un comunicador inquieto que se caracterizaba por llevar siempre una sonrisa en los labios. Sus constantes intervenciones públicas y sus escritos “A vista de Berode”, abordaron todo tipo de cuestiones: políticas, de actualidad, históricas, tradicionales y hasta crónicas sociales de Tenerife y en especial de La Laguna.
Fidel, en su vida y en sus crónicas, era un hombre valiente. Contemplaba los sucesos de su tiempo y analizaba con frialdad actuaciones de todo tipo.
Desentrañaba las actuaciones públicas, comentando acontecimientos sociales y glosando con la agudeza de su fina ironía, las contradicciones de los gobernantes y mangantes de turno.
Para nuestro amigo, lo primero era el amor al prójimo y la tolerancia, eran la flor más alta de la civilización, sin faltarle nunca el buen humor, la chispa sana y ocurrente.
Por ello, en sus comentarios, no faltaba nunca la broma, la bulla, ante tantas contradicciones de las autoridades políticas, religiosas y culturales.
Crónicas emocionadas se han escrito en estos días, comentando su perfil y pensamiento, hasta considerarlo “el concejal número 28 de la Corporación Lagunera”
Otros amparándose en el anonimato y en la vileza, lo consideraron miembro del antiguo régimen, sin tener en cuenta que todos, absolutamente todos los que tienen más de cincuenta o sesenta años de edad, tuvieron forzosamente que jurar fidelidad a los principios del Movimiento Nacional y vestir camisa azul en los flechas.
Fidel ni se va, ni se ha ido del todo. Sigue en el recuerdo, pues sólo su llama se apagó. Por tanto, está en la memoria de quienes le queríamos de verdad.
Sus cenizas, esparcidas junto al padre Teide, su alma en el cielo y su corazón en María del Carmen, Carmencita para los íntimos y sus ocho hijos.

Hasta pronto amigo,

Segundo Campo