29.12.07

HORNOS DE LEÑA ASCENTRALES EN ADEJE.




En nuestra Villa de Adeje allá por la década de los 50/60 quedó nuestra vida marcada por acontecimientos y vivencias, y que ante la no existencia de un cronista oficial nos viene obligando, como canarios de integración a auto elegirnos como cronista amateur del hogaño con la finalidad de cubrir las carencias de uno que debe o debió ser oficial, principalmente, para hacer la crónica histórica de antaño.

El Adeje que conocimos era una Villa pequeña con vocación de oasis. Su vieja Historia iba unida a tierras de señorío, aquella genocida y esclavista Casa Fuerte, a ingenios de azúcar, esclavos aborígenes y del África profunda. Erróneamente algunos historiadores solo se han referido a esclavos negros cuando la realidad es que la inmensa mayoría eran aborígenes

Ayer la economía de la Villa se apoyaba en una agricultura latifundista, hoy en lo que se ha dado en llamar industria turística. Era un pueblo interesante desde el punto de vista de sus legítimos orígenes beréberes o guanchinescos. Desde el punto de vista de la naturaleza la Villa de Adeje era considerada uno de los pueblos más característicos del Suroeste tinerfeño.

Y en esa línea que nos hemos propuesto consideramos interesante, con motivo del Espíritu Navideño que nos pueda embargar, ocuparnos de apuntar y desarrollar sobre los hornos de leña que existieron en el término municipal, en el bien entendido que suponemos que aún podrán existir algunos en los lugares donde hubieron, desde el de la conocida "casa de los negros, en Fañabé", Ifonche, Taucho, La Concepción, Tijoco-Hoya Grande, donde se fabricaba pan para ser expendido al público y la venta la hacían venteros como don Manuel Prieto y don Antonio González - conocido por Antonio el de la Unión - pero, es que es más era raro el hogar que no tenía su propio horno para hacer el pan del diario

En la Villa, nuestro pueblo vocacional, para consumo de los naturales y por ser el núcleo de población más importante, y a medida que iban desapareciendo muchos de ellos, quedaron otros que se dedicaron a las funciones de elaboración y comercialización . Había un horno que cocía pan en casa de doña Clara Trujillo, conocida por Mariposa una de las descendientes del agricultor propietario José González Mariposa, nacido en 1790, hijo que fuera de Antonio González Domínguez y Francisca Mariposa En este horno concretamente la familia de mi esposa, al derruir el horno propio, de cuando en cuando solicitaba su utilización en las horas que no se hacía pan, para asar carne de baifo, cordero y alguna que otra machorra, como también para hornear rosquetes y algún cake (bizcocho). Asimismo y en la misma calle, frente al molino de gofio de Rafael Delgado estuvo el de Pepe el canario donde los ciudadanos nos beneficiábamos de las ventajas de nos daba doña Clara Mariposa. Anteriormente también hubo el de Antonio, conocido por pariente, Rafael Urbano, los hermanos Ramos, María González Clemente y el ventero don Aureliano Hernández que vendían pan todos los días producido en sus hornos

Todos los hornos de leña vinieron a desaparecer como consecuencia de una mini industria para fabricar mecánicamente productos derivados de panadería: pan, bollería, y toda la amplia gama de elaboraciones panaderas, como consecuencia de la llegada a la localidad de un hijo de la Villa, don Manuel Rodríguez Bello quien había emigrado a Venezuela. Esta fabrica acabó con todo lo anterior que no podían competir en precios pero si en calidad ya que el pan que se elaborada en los hornos estaba mejor terminado y, además, sobado a mano, más conocido por el pan de leña.

Los hornos de leñan ascentrales eran de una rusticidad artística que llamó poderosamente nuestra atención. Creemos que por los orígenes de los autóctonos y la proximidad con el cercano continente africano eran de origen bereber. Su base y cúpula eran de una piedra roja propia para aguantar el calor sacada del Barranco de Abinke (Barranco del Infierno) cerca de Las Cañadas y se daba forma circular, de los conocidos por "arco de medio punto" , también se utilizada mazapé (adobe de arcilla) que se recogía en el lugar conocido por Pata Mero y en otros lugares donde abundaba en cantidad por no ser útil, infértil, para los cultivos. La orientación de los mismos era ubicada de espaldas al viento y en lugar sombrío para que el calor del verano no incidiera en la correcta elaboración del producto que se estaba horneando.

Fidel Campo Sánchez, La Laguna. 26/12/07