25.3.07

Los aborígenes canarios sembraban lentejas



El paleobotanico Jacob Morales aseguraba, en el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada (Gáldar), que las últimas campañas arqueológicas realizadas en los yacimientos más importantes de la isla de Gran Canaria han constatado el consumo de habas, guisantes y lentejas por parte de los pobladores prehispánicos de la isla, un extremo que, según el experto de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, demuestra la complejidad de la producción agrícola de los primeros canarios.

Morales aseguró, durante una conferencia impartida en la institución cultural gestionada por el Cabildo de Gran Canaria, que la agricultura prehispánica adquiere, con el descubrimiento de restos de estas tres especies leguminosas, una dimensión novedosa que va más allá de la producción cerealística.
Hasta el momento, se había constatado el cultivo y consumo de trigo, cebada y el cuidado de higueras como actividades agrícolas más relevantes, un escenario que se complejiza en grado sumo con la aparición de estas leguminosas que requieren de mayores dosis de trabajo e infraestructuras hidráulicas. En todo caso, asegura el estudioso canario, la economía de los canarios era eminentemente cerealística con una producción centrada en la producción y almacenaje de trigo y cebada como especies dominantes.
Hasta la fecha, destacó el paleobotánico, la mayor parte de las evidencias sobre la existencia de la agricultura en la isla se sustentaban en revelaciones indirectas tales como las crónicas de la conquista o la existencia de numerosos silos distribuidos de manera estratégica por toda la geografía insular. "La existencia de silos dentro de las viviendas aborígenes y la abundancia de graneros colectivos por toda la isla sugieren que la producción agrícola era un recurso estratégico, cuyo control y conservación ocupaban un lugar destacado en las preocupaciones de los primeros canarios. Algunos estudios sostienen, incluso, que la existencia de estos alimentos almacenados fue el germen que originó y potenció las grandes diferencias sociales presentes en la isla a la llegada de los primeros europeos", comentó Morales.
Según se desprende de la tesis doctoral del conferenciante, los aborígenes de Gran Canaria cultivaban cereales, legumbres y frutales. Semillas recuperadas en yacimientos de la isla, que en algunos casos tienen más de dos mil años de antigüedad, prueban que los canarios sembraban cebada, trigo, lentejas, habas, guisantes e higueras. Además, los aborígenes de la Gran Canaria anterior a la conquista también recolectaban frutos silvestres. Los preferidos eran las támaras de las palmeras canarias, aunque también hay que mencionar la recolección de las bayas del mocán, un árbol casi extinto en Gran Canaria, de los cuales extraían una especie de licor con propiedades medicinales denominado chacerquem.
Existen numerosos hallazgos arqueológicos que confirman la importancia de la agricultura y la recolección vegetal. Molinos, graneros, silos, cerámicas de almacenamiento y otros restos recuperados por toda la isla constituyen testimonios indirectos del uso de las plantas. Paradójicamente, esta dieta muy rica en productos vegetales causó en los aborígenes distintos males como caries y osteoporosis debido a la gran cantidad de azúcares y al escaso consumo de proteínas y de otros nutrientes no presentes en las plantas que cultivaban y recolectaban.
Es más, añade Morales, según los datos que se tienen, los canarios pudieron utilizar sus excedentes agrícolas para comerciar con los europeos que, ya asiduamente, llegaban a las costas de la isla. ""Es muy posible que los propios canarios intercambiaran alimentos con los rimeros europeos que se asentaron en la isla antes de la conquista. En una e las viviendas de la Cueva Pintada se hallaron semillas de uva datadas en el siglo XV que pudieron ser importadas de la Península Ibérica. Además, la demanda de alimentos por parte de los primeros colonos europeos, quienes muestran una clara preferencia por el trigo, el principal alimento en la Península, pudo originar un gradual aumento de la producción de trigo, que es mucho más abundante en yacimientos del siglo XV que en fechas anteriores", comentó.

HABAS Y REGADÍO
Una de las consecuencias que se desprende del descubrimiento de habas en contextos prehispánicos es la constatación de prácticas de regadío en la Gran Canaria prehispánica. Morales destacó que se han encontrado este tipo de leguminosas en la Cueva Pintada, lo que da a entender que su cultivo estaba generalizado en la vega de Gáldar. "Se podría entender que las habas se cultivaran cerca de los cauces de los barrancos para aprovechar la humedad de las corrientes de agua, pero su cultivo alejado de redes de irrigación natural puede suponer la existencia de infraestructuras hidráulicas en la isla", un extremo que, según plantea el investigador, nos pone en la pista de una sociedad mucho más compleja y organizada desde el punto social y político de lo que se pensaba.