31.12.08

LA OMIC DE LA LAGUNA TUVO UN TIEMPO MEJOR EN EL PASADO.

Permítasenos utilizar el pretérito indefinido del verbo ESTAR. Generalmente hay una expresión concreta de tiempo pasado, pero cuando se utiliza el imperfecto es referido a acciones habituales en el pasado que ocurría antes de ahora, de las que nos malo tomar ejemplo.

Siempre hemos oído decir que ha habido en la vida tiempos pasados mucho mejores que los que nos está tocando vivir. Y efectivamente, a juzgar como con vocación de servicio, funcionaba la OMIC de La Laguna, a cuyo frente estaba un probo funcionario sin titulación pero con conocimientos suficientes que ya quisieran para sí muchos de esos con titulaciones de técnicos que, a juzgar por lo que vemos, después de que la concejalía responsable la dejara el concejal Plácido Mejías y pasara en otra etapa de la gobernabilidad de Ana Oramas, a ser responsable una edila, licenciada ella en Económicas, pasa a que tengamos los laguneros a plantearnos que, sin duda, cuando ciertas responsabilidades están a cargo de los funcionarios y no de los políticos, con ciertos caracteres de irresponsabilidad, que hacen bueno y desde luego, mucho mejor el pasado de la seriedad, competencia y responsabilidad.

Y todo esto viene a cuento de esa campaña a favor del comercio tradicional de La Laguna, a cargo de la concejalía de Comercio para que compremos en Aguere, en nuestros comercios y, cuando vemos ciertas posiciones de algunos políticos irresponsables, conducentes a hacer lo contrario de lo que demagógicamente vienen predicando, se no cae el alma a los píes y vienen a confirmarnos que la partidocracia como “profesión” o medio de vida y no como servicio a la ciudadanía, es el peor enemigo de la Democracia y el de crear y conservar valores ciudadanos hacia unos comerciantes muy castigados por las competencias de tantos híper mercados como se han venido autorizando en Canarias y más concretamente en la ciudad universitaria de La Laguna víctima de la codicia humana y en la que sus políticos se nos presentan como grandes defensores de las grandes superficies comerciales, aunque sea a costa de hundir el comercio de siempre.

Hace días tuvimos la oportunidad de trasladarnos a un gran Centro Comercial, en Santa Cruz de Tenerife para comprobar precios y cual sería nuestra estupefacción al ver a una edila responsable de la concejalía de Comercio y, por tanto de la OMIC, acompañada de una compañera política del PNC, personal de confianza contratada como asesora, comprando y muy fuerte por cierto y, por supuesto, haciéndole la competencia al Comercio lagunero y debilitando la defensa de los usuarios que se acercan a las oficinas y se ven defraudados pese a las buenas intenciones de los empleados.

In situ sacamos la conclusión que lo último es perder la vergüenza para después pasar como la gran fomentadora del Comercio de una ciudad que siempre fue pionera en actividades comerciales.

Finalizamos dejando lo siguiente para los irresponsables que deseen rectificar: En estos difíciles momentos, lo que más necesita la Economía Comercial lagunera son valores éticos que apunten más alto, valores que se hagan respetar y que sean defendidos por políticos responsables, codo con codo con los funcionarios que más saben de todo ello.

Fidel Campo Sánchez