Después de finalizadas las Elecciones Generales debemos reflexionar sobre el varapalo recibido por CC-PNC., representantes de una sui géneris oligarquía de neo nacionalistas que han venido practicando el españolismo y donde nos ha parecido notar que la ambigüedad es el principal motivo cuando se ha perdido la brújula, lo inmediato es navegar a la deriva, no saber a qué atenerse en temas claves de la vida, máxime después del fiasco que han sufrido los que apoyaron incondicionalmente a CC-PNC, lo que ha conducido a la desesperación habida cuenta que determinados aláteres aceptaron consignas erróneas y a canonizar todo lo que procedía de ese “ese habla canario”, en Madrid. ¡De risa! Es una nueva inmadurez, que ha ido creciendo lentamente, pero que hoy tiene una nítida fisonomía: la falacia, la manipulación y la desvergüenza de los votos por Correo de los emigrantes, convirtiendo los mismo en los votos del “tercer mundismo”, habida cuenta que encontramos incomprensible e ilegal de toda ilegalidad el que al ver a los extranjeros votar en sus consulados, incluidos los venezolanos que lo hacen en las delegaciones de sus países en Tenerife o en Las Palmas, es incomprensible que a estas alturas de la Democracia se continúe en esta mala línea del voto “comprado y manipulado” fuera de esta nacionalidad., que hace que los senadores elegidos por este mal procedimiento pierdan credibilidad. Hombres eficaces y trabajadores como Melchior que alcanzó su acta con lo pírrico de 229 votos que superaron a nuestro entrañable amigo Antonio Alarcó, con el que nos solidarizamos pese a que nuestra amistad ha sabido siempre diferenciar la ideología
Estamos ante la ética de los fines o de la situación, pero también del consenso: si hay consenso, la cuestión es válida. No puede haber consenso si continuamos tolerando la descalificación, el rencor, la ira y la ausencia de amor como seres humanos.
De ahora en adelante, hablemos de libertad, de derechos humanos, de conseguir, poco a poco, una sociedad más justa, abierta y ordenada. Por una parte defendemos esto, y, por otra, el deseo de no situarnos en posiciones ambiguas, que no hacen sino desviarnos del objetivo común: CANARIAS.
Hagamos el que luchemos con fuerza y con generosidad para que cambie la situación del soberanismo-nacionalista y se pueda producir la unidad, la unidad de todos: expulsados del PNC y entre otros grupúsculos, para consensuar un proyecto común con vistas a la estabilidad del nacionalismo canario. ¡Aprovechemos el tiempo en construir y no en destruir! Demos pasos para dejar atrás el tiempo perdido, para poder aprovechar la decantada caída en picado de CC con el débil esteo del partido político más antiguo de esta nacionalidad, ese PNC prostituido por cuatro trepas y demos gracias por haber iniciado su destrucción, los partidos del nacionalismo español: PP y PSOE, para bien del soberanismo canario y llegue, a ser una nueva reentré del auténtico nacionalismo, el pragmático más moderno, ni racista ni xenófobo, desde la reflexión sobre bases poblacionales de mestizaje y de muchos canarios de integración que estamos por el necesario sincretismo de la mayor parte de la familia nacionalista a fin de contener exabruptos y radicalismos que a lo único que conducen es al rechazo y no a lo que realmente significa la ideología nacionalista en el logro de una Nación Canaria y no aquel nacionalismo mercantilista de los oligarcas de siempre que han manipulado, engañado y subyugado a grandes sectores poblacionales canarios, en la defensa de sus intereses personales o de grupo.
Recomendamos mesura a los “guerreros”, a los ambiguos, a los “mesiánicos” y a todos aquellos que debían psicoanalizarse antes de salir a terrero a proponer y defender doctrinas que no desean asumir los canarios, conscientes de sus orígenes y el respeto que se merecen muchos ciudadanos que se han integrado y creado descendencia, desde la exigencia de observancia a la declaración de los Derechos del Hombre que garantizan al individuo optar por la nacionalidad que desee o aquellos de: se es de donde es la descendencia, que dijera Unamuno.
Fidel Campos
