Los 17 volúmenes del sumario del 'caso Madeleine McCain' divulgado ayer en la capital portuguesa son la prueba del fracaso policial y judicial en las investigaciones abiertas para tratar de averiguar el paradero de la pequeña y las circunstancias en que se perdió su rastro. Un fracaso que se repite, desgraciadamente, con otras muchas desapariciones de menores, como los dos que, desgraciadamente, se encuentran en paradero desconocido en esta república bananera donde las Justicia está en manos del “ínclito” canarión, señor Ruano que no da una en la diana y encima esta “emperrado” en la formación de una Policía Canaria o guanchancha, al decir del ilustre palmero, don Miguel Leal Cruz, pese a las paupérrimas economías del canarito de a píe agravado con el cambio económico ¡que no crisis!, pues, en crisis siempre se ha condenado a vivir al canario, por mor de la excesiva burocracia y las presiones oligarcas conchabados con los políticos de turno, ¡los bien pagados y pagadas!
Los papeles de la instrucción constatan la inexistencia de pruebas concluyentes contra el matrimonio McCain, sometidos a la presión de unas acusaciones que si bien pudieron justificarse en el momento en que la Policía portuguesa les consideró sospechosos formales, se extendieron durante demasiado tiempo a tenor de los infructuosos intentos para intentar arrojar luz sobre una tragedia objeto de un desmedido seguimiento mediático. Las conclusiones a las que llega la Fiscalía lusa y el improcedente protagonismo asumido por alguno de los mandos policiales encargados del caso cuestionan la profesionalidad de las pesquisas, todo lo contrario de lo que ocurre en Canarias, donde tenemos una Policía Nacional y otros cuerpos de seguridad del estado que trabaja, investiga y lleva las labores de investigación policial científica hasta el fondo y por supuesto con diafanidad y total imparcialidad cuestión que aquí, en esta mamandurria, con esa guanchancha o guardas espaldas de los políticos frikis, dedicados a vivir de nuestros impuestos, no será así sino, además, para persecuciones personales y partidistas de profesores, por parte de la ranillera Brito, enemiga decantada de la correcta formación de nuestros hijos, el mago encorbatado del Sauzal o el “ínclito” Ruano, consejero de Justicia y que nos ha hecho perder, con el tema de la rapiña del edificio donde está la ampliación del “parlamiento”, millones de euros, en complicación con los Saavedra de aquella época y que nos llevan a preguntar:
¿Por qué no lo pagan con sus dineros y no con dinero público? ¿Cuándo se cambiaran las leyes para que sean los políticos los que con sus dineros paguen los errores y no con los impuestos del pueblo soberano, ¡cada vez menos soberano!?
Fidel Campo Sánchez
