29.8.08

EN RECUERDO DE ALBERTO DE ARMAS, BUEN MEDICO Y MEJOR PERSONA

Han transcurrido varios años de la muerte de de un buen médico y compatriota ideológico como fuera Alberto de Armas y, a pesar de ello sentimos en lo más íntimo, el dolor del ausente, que tantas veces honró las tertulias del lagunero Ateneo y por quién muchas personas, entre las que nos encontramos, sentíamos la más entrañable devoción y respeto.
Ilustre médico y destacado político tinerfeño, Alberto fue un hombre de bien, en el que confluían dotes profesionales y su destacada biografía en el campo de la Medicina, compartido con su dedicación vocacional a la política, que le llevó a ocupar, a lo largo de los años, importantes puestos en el PSOE y, que de vivir, no hubiera ocurrido la debacle que está ofreciendo del PSOE canario en esas batallitas y contubernios judeo masónicos contra su Secretario Regional, señor López Aguilar.
Alberto era lagunero y nació el 10 de mayo de 1930. En La Laguna, su ciudad, realizó estudios primarios y de bachillerato, para luego marchar a Cádiz y estudiar Medicina, concluyéndola en la famosa Facultad de San Carlos, de Madrid. Se especializó en Aparato Digestivo y Radiología, obteniendo plaza en el Sanatorio de Enfermedades del Tórax, desempeñando la dirección del mismo durante años. Mientras completaba su formación en Madrid, conoció al doctor Tomás Cerviá. Al regresar a Tenerife trabajó en el Instituto de Patología dependiente del Cabildo Insular, verdadero embrión de lo que posteriormente sería la Facultad de Medicina de la Universidad de Canarias, en La Laguna.
Años más tarde, Alberto de Armas, formó parte del Patronato de la Universidad de La Laguna, faceta muy interesante a la hora de poder constatar opiniones, así como estudiar a fondo, como así lo hizo, toda la problemática de las enseñanzas superiores en Canarias.
Fue presidente del Ateneo lagunero en 1967, en tiempos muy difíciles, realizando una gran labor junto a su amigo de la infancia, el recordado escritor y periodista Alfonso García Ramos. Ambos, junto a otros amigos que fueron los fundadores de la primera Asociación Socialista de La Laguna, primera de las creadas en Canarias después de la Guerra Civil.
Fue senador por Tenerife en 1977 y vicepresidente del Grupo Socialista en la Cámara Alta. Ocupó asimismo la vicepresidencia de la Comisión de Sanidad y fue miembro de la Comisión de Exteriores, así como Secretario de la Comisión Conjunta para la investigación producida por el aceite de colza adulterado. También fue elegido Secretario de Política Sectorial del Grupo Socialista, en el Senado.
Como senador, fue el único parlamentario que formó parte de un grupo de políticos que visitaron varios países africanos, en defensa de la españolidad de Canarias, que por aquella época era un tema muy cuestionado por la OUA (Organización de la Unidad de países africanos). Contactó con Antonio Cubillo Ferreira, líder del MPAIAC en el exilio y abogó por su regreso a nuestras Islas
Alberto fue miembro del Comité Federal y presidente regional del PSC-PSOE, de cuyo buen ejemplo debía tomar el actual presidente, señor Saavedra muy dedicado, últimamente a contubernios judeo masónicos, al frente de la logia rosa y de Masca (Masonería Canaria) contra el actual jefe de filas, señor López Aguilar.
En el año 1982, es elegido presidente de la Asamblea de Parlamentarios Canarios, primer eslabón para la creación del primer Parlamento provisional de Canarias, hasta las elecciones de 1983.
Además de senador durante tres legislaturas, en el año 1980, fue nombrado Embajador de España, en la República de Venezuela.
Miembro de la Real Sociedad de Medicina de Tenerife, fue consejero de la Caja General de Ahorros de Canarias.
Pero Alberto de Armas, podemos afirmar que fue un gran médico vocacional, que se entregó siempre en cuerpo y alma, dedicándole al propio tiempo a la política su inteligencia, la sencillez y su gran capacidad de trabajo.
Su persona y su gran espíritu enaltecieron a Canarias. Delia Estévez Guerra, sus tres hijos t toda la familia en general, pueden estar argullosos de su inigualable talante humano. ¡Gracias Alberto por tu gran ejemplo.

Fidel Campo Sánchez