1.9.08

EN RECUERDO DE DON RAMÓN GARCIA ROJAS, DOCENTE EJEMPLAR.


Para comprender y penetrar en el alma de esta gran persona, es preciso situarse en su época, en aquel ambiente de liberalismo culto, tolerante, en el que las ideas se debatían y nadie pretendía estar, aparentemente, en posesión de la verdad absoluta, porque necesariamente había que transigir, callar, disimular, la mejor fórmula de convivencia ante una sociedad tan dividida.

Nos llama a recordar el pensamiento de un viejo filósofo alemán que decía:” Si Dios me tendiera las dos manos, ofreciéndome en la derecha la verdad absoluta y en la izquierda sólo el deseo de la verdad, yo me apoderaría de la mano izquierda, pidiéndole que me diera el deseo de la verdad, renovada cada día y guardado para El – único digno de poseerla, la verdad absoluta”.

Discúlpennos que, intentando comprender a aquella generación, nos complazca destacar sus virtudes y su honestidad. Ellos llevaban como mensaje un destello en la frente y un latido en las entrañas. Desinteresados de apetencias materiales, solo aspiraban a trabajar mucho y bien, para que se les recordara - ¡noble ambición!.

Con el nombre de una calle de la ciudad de La Laguna, como estamos recordando hoy a don Ramón García Rojas, hace unos días a don Jacinto Alzola, a don José Balcells, a don Tomás Quintero, a don Benito Rodríguez…

Estos hombres con los que nos une entrañable veneración, eran nobles, llanos, cordiales y efectivos, no avasallaban con sus grandes conocimientos, no se envanecían por nada, pues, habían experimentado lo que es sufrir persecución política, por ello fueron ingresados en prisión el 18 de julio de 1936 y vinieran a recuperar la libertad después de 1940, siendo casi todos apartados de sus tareas docentes durante ese tiempo. Como el gran Leonardo da Vinchi, recogieron aquella lección que les enseñaba:”Poca sabiduría debemos al argullo y mucha en cambio a la humildad”.

Don Ramón, nació en La Laguna el 7 de junio de 1913, en una familia numerosa compuesta por diez hermanos. Estudió Magisterio, que fue el primer eslabón de una densa carrera docente. El 12 de octubre de 1934, contrajo matrimonio con doña María Amparo Concepción Díaz, también Maestra Nacional. De su unión matrimonial nacieron: Ramón, médico cirujano y María Amparo, médico anestesista.

En 1934, fue nombrado maestro en prácticas en el Barrio de Duggi, en Santa Cruz de Tenerife y en 1935, maestro propietario de una escuela unitaria en el Realejo Alto.

Es detenido e ingresa en prisión el fatídico 18 de julio de 1936, como ya hemos indicado, acusado de ser de izquierdas y anticlerical. Pasando por Fyffes, La Isleta y Gando, recobrando la libertad en 1940.

Se matricula en la Facultad de de Ciencias Químicas y obtiene la licenciatura en 1946. Ejerció la docencia en la Facultad de Químicas, en la Escuela de Magisterio, Colegio Tinerfeño Balear, colegio de las Madres Dominicas de su ciudad y en la famosa Academia Alzola.

Es nombrado profesor ayudante interino en 1949-1950 en el Instituto de Canarias, explicando las materias de Física, Química y Matemáticas. En el año 1968 toma posesión como profesor adjunto numerario de Matemáticas. En este mismo año accede a catedrático numerario, de dicha asignatura, hasta diciembre de 1982, en le que pasa a la situación de excedencia especial, por haber sido nombrado Senador, para la segunda legislatura por el PSOE, hasta el 7 de junio de 1983, fecha de su jubilación. En orden a la verdad y a la memoria histórica, consideramos necesario hacer constar que tras su propuesta para Senador, en el Comité lagunero hubo un gran debate y gracias al apoyo y a la mediación de su Secretario General, Domingo Medina, su amigo y valedor ante quienes no supieron valorar al señor García Rojas, pues preferían al oponente, Francisco García Manrique.

Durante los cursos 1958/1969 fue nombrado Jefe de Estudios y en los cursos siguientes hasta 1971, director del Instituto de Canarias, promoviendo el cambio de nombre por Instituto Canarias Cabrera Pinto, en homenaje a don Adolfo Cabrera Pinto, de tan grato recuerdo para dicho centro docente. Realizó durante su mandato como director, innumerables obras y mejoras para el centro: mobiliario, dotaciones para la biblioteca, material de laboratorios etc.

Logró la ampliación de nuevas aulas y la adquisición del antiguo Hotel Battemberg, en la calle Anchieta para dar más cabida al cada vez más numeroso alumnado.

Fue nombrado director honorario y el Colegio de Licenciados y doctores, Colegiado de Honor

Antes de concluir queremos contar una anécdota, ocurrida con un alumno procedente de Guinea Ecuatorial, con dificultades para comprender. Pedía constantemente aclaraciones al final de clase, hasta tal punto que un día exclamo: “Este muchacho de color me tiene hasta el gorro”. Los alumnos rompieron a reír, pues don Ramón era conocido con cariño por: El negro.

Pero son los valores humanos de don Ramón, los que han dejado profunda huella la labor docente, destacando sus dotes progresistas, su rigor y seriedad.

El Ayuntamiento de La Laguna, en sesión celebrada el 24 de febrero de 1989 a propuesta del extinto don José Luís Sánchez, representante de un partido de derechas, fue propuesto para dotar con el nombre de don Ramón una calle y, además, nombrándolo Hijo Predilecto.

Descanse en paz el viejo profesor del que La Laguna puede sentirse orgullosa de su persona y en su recuerdo a una generación que, con su entrega y espíritu enalteció a Canarias.

Fidel Campo Sánchez