Pero a qué altura política nos están dejando esos políticos que desgobiernan La Laguna, ¿nos estarán dejando a la altura del barro habida cuenta que fue la soberanía popular la que los situó en la mayoría absoluta? y nos referimos a CC-PNC, pues a los sociatas no podemos, en esta ocasión ocuparnos de los mismos.
Que tengamos que leer en la prensa de esta ínsula, ¡como gran noticia-proyecto del Ayuntamiento de La Lagua, que la Mesa Mota tendrá cinco mesas más después de su remodelación, clama al cielo y pone en evidencia que clase de mindunguis e inútiles están al frente de la administración de los intereses de los laguneros, al darle importancia a algo que no tiene suficiente entidad para ocupar líneas de Prensa.
Por otra parte que se hable de autoridades en la presentación de la finalización de la remodelación del Teatro Leal nos tiene, necesariamente, que llevar a manifestarnos sobre los siguientes:
Que cuando doña Ana Oramas habla de autoridades, nosotros lo contemplamos como autoritarismo y el autoritarismo es fascismo, sistema de Gobierno donde todas las actividades sociales, políticas, económicas, intelectuales, culturales están supeditadas a los fines autocráticos de los dirigentes políticos, cual es el caso de esa CC-PNC.
Que al manifestar el tema de la rehabilitación del Leal, se dice: “era una de las heridas que tenía este centro histórico, junto con la Catedral, las ruinas de San Agustín y el Obispado, que vamos encaminado poco a poco”, a la vez que recalcó que “hace diez años, esta ciudad se caía y moría, mientras que ahora está llena de cultura. Nos parece que la señora Oramas se ha pasado de la raya, en tanto en cuanto, lo que significan sus palabras: descalificación de corporaciones anteriores.
Que nosotros que tenemos memoria debemos decirle a doña Ana que fue el desgobierno del Elfidio Alonso, apoyado por los tránsfugas Oswaldo Brito, Julio Fajardo y el ex comunista Silvestre Suárez, “converso” al nacionalismo mercantilista, cuando se convierte el Teatro Leal en almacén de trastos, televisiones para las AA.VV., y otras quincallerías , cuando a propuesta del “ínclito” Brito se monta un proyecto de ampliación y remodelación comprando o expropiando la Casa Porlier y como consecuencia el abandono de aquel Teatro que tan buenas representaciones de todo tipo ofreció a la ciudadanía lagunera en el tiempo que los socialistas, con Pedro González al Frente y el entusiasmo de Rafael Núñez y Leandro Trujillo.
Con los dirigentes de ATI y los tránsfugas dio comienzo el principio del fin hasta llevar al deterioro total de nuestro Teatro y que ahora, afortunadamente, se ha remozado.
Que deseamos dejar bien claro que los políticos no son autoridades académicas o de la Cultura que es el concepto que nosotros, canaritos de píe, damos al vocablo autoridades. No consideramos autoridades a nuestros empleados los políticos, los militares, la Policía Municipal o las fuerzas de Seguridad del Estado.
Que deseamos dejar constancia que el que La Laguna cuente todavía con el Teatro Leal, que iba a ser demolido, se debe a Rafi Núñez Pérez (q.e.d) que fue quien impulsó, en aquella Corporación Socialista, su compra a don Quintín Melo. ¿Por cierto, doña Ana ¿Por qué no fueron invitados ex concejales de cuando fuera adquirido que, alguna distinción se merecían, creemos nosotros? Y ¿por qué no fue invitada la madre de Rafael Núñez, los hijos de éste y a los políticos que estaban en el Consistorio cuando fue comprado, en lugar de esa parafernalia que montaron para los dirigentes de CC-PNC?
Que considerando necesario recuperar las ruinas de San Agustín, La Catedral o el Palacio Salazar (Sede del Obispado), no procede que en laicidad seamos nosotros, los ciudadanos de diferentes religiones, los que hagamos frente a los millones que costarán las obras y como no nos parecen lógicas las intenciones sugerimos que sea Roma quien aporte, mediante la venta de acciones que se cotizan en bolsa de fabricas de viagra o que la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna, con un activo importantísimo inmobiliario comience a vender para recaudar y poder también atender los gastos, de unas propiedades que, si bien forman parte del Patrimonio de la Iglesia, ya va siendo hora que si se hace con nuestros dineros pasen a formar parte del Patrimonio de La Laguna o del Gobierno Autónomo, como Patrimonio Nacional Canario.
Fidel Campo Sánchez