25.7.08

A LOS POLITICOS CANARIOS LES FALTA LO MAS IMPORTANTE: VERGÚENZA

En tiempos de cambio económico mundial conviene suavizar el malestar entre todos y no como retornan con la misma cantinela de oposición cruenta los “pepes”, nos parecen insuficientes las medidas fiscales adoptadas por el desgobierno de Canarias. El Ejecutivo que preside Paulino Rivero quiere reducir la distancia que le corresponde en la recaudación del IRPF vinculado a las hipotecas, en el caso de familias con ingresos máximos de 30.000 euros por separado o 40.000 en declaraciones conjuntas, así como aplicar disminución de impuestos que pueden llegar al 30 por ciento en los carburantes utilizados por los profesionales. Aunque en el caso de los combustibles la repercusión individual en cada empresario o trabajador autónomo es muy pequeña, en conjunto las arcas autonómicas dejarán de ingresar nueve millones de euros. En definitiva, un leve esfuerzo sólo para efectos paliativos, pero algo es algo, viniendo de quienes vienen y pretenden tratar el tema, habida cuenta que por lo que deducimos siguen creyéndose que estamos en Jauja y pueden continuar con “parchitos” y la falacia permanente.

El Gobierno de Canarias debía prescindir de impuestos más importantes sin verse privado de recursos que le son imprescindibles en muchas áreas. Por ejemplo, reduciendo los sueldos de los altos cargos en un 50% -de momento están congelados- y eliminando esas excesivas políticas de nepotismo y enchufismo que mantiene a muchos asesores y otro personal de confianza que permanece ocioso durante la mayor parte de su jornada laboral. En este sentido, no estaría de más que sus "señorías" del Parlamento autonómico tuvieran un poco de vergüenza y se redujeran de una vez los emolumentos que se subieron infamemente, mientras el pueblo pasa hambre y las familias ven peligrar sus viviendas con el actual nivel de los intereses hipotecarios y continuamos viendo como aumenta esa bolsa de 500 mil de nuestros congéneres mal viviendo bajo el umbral de la pobreza, la miseria más lacerante. Ajenos por completo a esta situación, sus "señorías" dan la callada por respuesta en este asunto, empezando por su presidente, el palmero Antonio Castro que tanto ha perjudicado a esta nacionalidad pactando para que los peores nos desgobernaran y cometiendo lo que nosotros consideramos como fraude de ley cual es esa ley electoral canaria, chanchullera y nada constitucional, que, contrariamente como ocurre en los Cabildos, impide gobernar al Partido Político más votado. Para mayor desvergüenza, el pueblo llano y sencillo, el canarito de a píe hemos tenido que soportar, con rabia contenida que la vicepresidenta, Cristina Tavío, haya tenido la carota de admitir que; “la subida de sueldos es una medida poco popular, aunque también las medidas antipopulares hay que adoptarlas” ¡Qué cinismo la de esta individua, descendiente de un canario de aquellos de látigo y horca que fueron a Cuba a esclavizar a los naturales! Y todavía se llaman señorías., no pensando que aquí, en estas ínsulas de barataria nos conocemos todos.

Estamos convencidos de que estas iniquidades no sucederían con unas Islas soberanas y plenamente dueñas de su destino si se les hubiera consultado, en referéndum cual desearía fuera su statu quo, en el sentido de lograr el liderazgo que nos aleje de situaciones estancadas, de los dependentismos de la metrópoli española, en uso de nuestro derecho a la libre determinación que le corresponde a esta nacionalidad, que, ¡por supuesto!, no es Euskadi, pese a que muchos se empeñen en utilizar como modelo a seguir. En tiempos pasados, en Canarias se han soportado mejor las crisis económicas que las regiones españolas y ha contribuido a ello nuestra envidiable situación geográfica, que ha propiciado unas relaciones con Inglaterra, los Países Bajos, Portugal, Francia y otras naciones europeas más intensas, donde eran vendidos nuestros productos agrícolas y desde donde recibíamos aquel turismo incipiente que se ha convertido en la actualidad en el auténtico motor que mueve la Economía.

Pese a los enamorados de tierras muy distantes de este Archipiélago, poseemos recursos suficientes para mirar hacia el futuro con tranquilidad; incluso con optimismo. Sólo es necesario sustituir el actual sistema político, la clase política, obsoleta y déspota, por hombres y mujeres preparados para afrontar los retos que nos aguardan. Ese capital humano, todavía latente pero presto a hacerse cargo de nuestra inaplazable condición de país libre y soberano, es nuestra principal baza. No hace falta buscar mucho para encontrar ejemplos claros de cuanto decimos. Ahí tenemos las economías emergentes del Sudeste asiático, con políticos y técnicos que construyen en poco tiempo un aeropuerto en el mar, mientras nosotros llevamos años destruyendo terreno fértil para ampliar a tres carriles unos pocos kilómetros de autopista, sin inteligencia alguna y carentes de previsiones hacia un futuro que, al globalizarlo todo nos están dejando sin la tierra que nuestros hijos han heredado de sus ascentros, donde ya no podemos plantar ni siguiera una simple lechuga, ni nada que podría paliar hambrunas en tiempos de vacas flacas.

Fidel Campos