Cubillo retoma viejos movimientos suyos ante el mismo organismo internacional cortados de raíz por el Gobierno español en 1978, cuando ese Gobierno atentó en Argel contra el líder independentista canario la noche del 5 de abril de ese año, tal y como reconoce una sentencia de la Audiencia Nacional de 14 de julio de 1990 por la que se condenó al Ejecutivo de Adolfo Suárez por un acto de terrorismo de Estado y se le obligó a indemnizar a la víctima con veinticinco millones de pesetas, desembolso que llevó a cabo en el año 2003.
Desde 1970, lleva Antonio Cubillo enviando información a Naciones Unidas para solicitar de su Comité de Descolonización un proceso de desvinculación de Canarias del Estado español, pues entiende que Canarias, como Guinea Ecuatorial y el Sahara Occidental, es una de las últimas colonias españolas pendientes de ese derrotero.
¿Está en su derecho? ¿A quién representa Antonio Cubillo? ¿En nombre de cuántos canarios habla? ¿El Comité de Descolonización de Naciones Unidas atiende a cualquiera que se dirija a él con una reivindicación como ésa?
No voy a poner en duda ni la entereza ni la persistencia políticas de Antonio Cubillo. Nadie se las negará. Otra cosa son las formas. Y los contenidos.
No se puede suplantar la voluntad de todo un pueblo de esa manera. Como tampoco España debió usar métodos terroristas para coartar la libertad de un movimiento de liberación, todo lo pequeño que pudiera ser, por hacerse oír ante los organismos internacionales.
Yo espero que las tramitaciones de estos asuntos en la ONU sean un poco más rigurosas y no se presten a iniciativas de este calibre.
Leo con cierto estupor la última carta que Antonio Cubillo, en su calidad de secretario general del MPAIAC y presidente del Congreso Nacional de Canarias, la dirige, con fecha de junio de 2008, al secretario general del Comité de Descolonización de la ONU.
En esa misiva, después de dar cuenta de todos sus movimientos desde el año 1970 hasta ahora, Cubillo describe la situación política actual de Canarias y dice textualmente: "Tenemos que señalar que en Canarias hay un gobierno autonómico fantoche, puesto por España pero que no representa al pueblo canario y está constituido por partidos políticos españoles, como el PP y el PSOE, así como por un partido denominado Coalición Canaria, que se dice nacionalista pero que está a las órdenes de Madrid, representado por Paulino Rivero".
Uno puede entender el desprecio que siente Cubillo por esos partidos españoles mencionados en su carta, lo que ya se entiende menos es la acusación formulada contra Coalición Canaria, directamente, y contra los que tenemos un acuerdo electoral con esa organización política, indirectamente. Me cuesta creer que Paulino Rivero Baute se haya convertido en un agente secreto de Madrid y yo no me haya dado cuenta todavía, aunque me voy a poner a investigarlo.
A la hora de conjugar la realidad a su antojo, Antonio Cubillo va muy lejos. Y va muy lejos además con organizaciones políticas y líderes tan nacionalistas como él, y desde luego con apoyos sociales canarios muy superiores.
Resulta ridículo oír hablar a Antonio Cubillo de representatividad o no representatividad del pueblo canario.
¿No ha ido él a unas elecciones, o a varias, y sabe el número de votos que ese pueblo de Canarias le otorgó? ¿Con qué autoridad se permite despreciar a dirigentes nacionalistas que enfrentan el problema de Canarias desde otras estrategias políticas? ¿Va a usar de nuevo la acusación de "confidente de la policía española" para todos aquellos que no comulgan con sus ruedas de molino, incluidos los pocos que lo siguieron en su lucha armada en el MPAIAC? El discurso independentista de Antonio Cubillo tiene el aval de su trayectoria histórica, pero se deprecia a sí mismo cuando se erige en el único juez de la contienda: o con mis métodos o contra mí.
La realidad política actual de Canarias no se puede tergiversar como intenta hacerlo Antonio Cubillo. Sus posibles argumentos sobre la presencia de foráneos en el cuerpo electoral de los votantes canarios se vienen abajo cuando generaliza contra todo aquel que pudiera hacerle sombra a la hora de conseguir sus objetivos. Si yo no conociera su sentido del humor, vería en sus acusaciones a otros líderes nacionalistas bien un acto de mera locura (política) transitoria, bien un acto de baja grosería para con otros canarios de bien.
No se puede ir por la vida de esa manera. No se puede uno dirigir a un organismo internacional a solicitar un derecho para un pueblo sin siquiera saber lo que ese pueblo piensa al respecto. Ya está bien de este tipo de irresponsabilidades. Ya está bien de aventuras tan temerarias como irrespetuosas para la voluntad mayoritaria de los habitantes de nuestras islas. Ya está bien de usurpar representaciones que nadie ha consentido mediante la mínima consulta o referéndum sobre el particular. Ya está bien de satanizar el trabajo de otros nacionalistas que todavía creen en la metodología democrática para alcanzar sus metas, entre ellas, la de proveer a Canarias de un estatus diferenciado en el marco de sus relaciones con el Estado español y la Unión Europea, como primer escalón hacia el pleno y decisivo autogobierno.
Antonio Cubillo puede pensar que Canarias estaría mejor integrada en la Unión Africana y con un sistema monetario basado en el "áfrico", algo que él propone en su anteproyecto de la Constitución de la República Federal Canaria. Antonio Cubillo puede defender la panafricanidad de Canarias basándose exclusivamente en los apenas noventa kilómetros que nos separan de África (la España peninsular está sólo a catorce kilómetros de ese mismo continente y estuvo invadida por los musulmanes desde el año 711 al año 1492). Puede intentar convencer a la ONU de sus tesis descolonizadoras mediante las gestiones que quiera. Hasta ahí llegamos.
Lo que ya no es de recibo es su intento de mentir sobre Canarias como lo hace y de despreciar a todo aquel que no le dé la razón en su manera de hacer las cosas. Cuando uno ve enemigos en todas partes, entonces es que la paranoia ha empezado a apoderarse de nosotros. ¿Trabaja para algún país vecino Antonio Cubillo?
¿Cuánto tardarían unas Canarias abruptamente descolonizadas en caer en las manos del anexionismo de Marruecos?
La independencia de los pueblos no la deciden los organismos internacionales ajenos, es un acto de voluntad política de esos pueblos. No tengan tanta prisa por llegar a la cita de la ONU de 2010 y convénzannos primero de la idoneidad de la gestión.
JUAN MANUEL GARCÍA RAMOS