27.9.08

EL OBISPO CATOLICO VULNERA LO MÁS BÁSICO, COMO SER HUMANO Y PASTOR DE ALMAS

No vamos a recordarle al obispo católica de San Cristóbal de La Laguna, lo obvio, como debe ser el que ejerce el oficio de sacerdote, pues, ya estamos cansados, hasta la saciedad de apuntárselo por su desprecio a la FE de todo un pueblo, el lagunero y al usar al Cristo para sus parafernalias dinerarias impidiendo que se cumpla el deseo de que, en virtud de un milagro en el que creemos los ciudadanos, acompañe a nuestros Santísimo Cristo de La Lagua, la Escuadra de Artilleros. Como esto además de cuestión religiosa es de conciencia moral, nos permitimos marcar las siguientes pautas morales:

De cierto, de cierto decimos que el alma humana, sin Dios y sin esperanza, es un estanque solitario y oscuro donde se cometen hechos inconcebibles, como lo que hace el ciudadano Álvarez. Si bien debemos señalar que los laguneros lo último que perderemos será la esperanza habida cuenta que nuestra fe es indestructible.

En el alma humana suelen morar ciertos y determinados sentimientos de odio, de furia, de rencor y venganza, llegando incluso a plantearse la posibilidad de utilizar las Fuerzas de Seguridad del Estado para investigar a personas sin mácula, cual es nuestro caso pese a que hayan llegado a, supuestamente, acusarnos de infiltrados de la CIA o de alguna organización musulmana desintegradora. Cuando éstos supuestos se mezclan con la depravación y pederastia a las que algunos pueden ser aficionados, que se viene acumulando, en determinados oficios por generaciones, en errores, conflictos y perversidades, el alma se vuelve como un estanque de aguas corruptas.

El catecismo básico de la conciencia moral debe ser que cada hombre llevemos escrito esa ley en el corazón. Por cierto que, con nuestra inteligencia y voluntad podemos distinguir el bien del mal, lo justo y lo injusto, lo permitido y lo prohibido. Por lo que deducimos que la conciencia moral es un juicio de la razón por lo que la persona reconoce la calidad moral de un acto correcto

El hombre sabe que un acto correcto e bueno o malo mediante su conciencia moral. No obstante, reconocemos que la conciencia puede equivocarse si no está bien formada, porque ante un acto concreto podría hacerse un juicio erróneo en contra de la razón y de la Ley Divina.

En consecuencia, la conciencia se forma con el conocimiento de la Ley de Dios, tal como se nos enseña en el Evangelio, practicando las virtudes, la oración, el amor al prójimo, la buena dirección espiritual de algún pastor de almas capacitado, que practique la humildad y el amor puro de Cristo y que frecuentemente practique la Penitencia que será la que le hará recobrar la confianza del rebaño que debe pastorear con diligencia, humildad y atendiendo, en la medida de lo posible los deseos de que el Cristo, cuando procesiona lo haga acompañado de la Escuadra de Artilleros.

Finalizamos con la siguiente escritura: Orar, no uséis la vanidad como los gentiles, que piensa que con sus palabrería serán oídos (Mateo 6:7) por lo que le decimos a ese obispo, ¡unas y mil veces si fuere necesario! que regrese a la básico del Evangelio de Cristo del que lo vemos extremadamente apartado y más dedicado a la vanidad, a ir por la vida del brazo de la podrida partitocracia y de la construcción de una Palacio que se dio fuego por la irresponsabilidad y que como alguien, lagunero y cofrade, dijera en este periódico digital: ¡Cristo no tenía palacios!. Ocúpese de que la Conferencia Episcopal realice (venda) sus inversiones en Bolsa y con el dinero, reconstruya el Palacio Salazar y la Catedral, dos cuestiones patrimonio de los Tinerfeños AMEN Y AMEN

FIDEL CAMPO SANCHEZ