Según la tradición, mientras los turcos se preparaban a escalar las viejas murallas de Constantinopla, en la corte de los últimos emperadores bizantinos se discutía con pasión sobre el sexo de los ángeles. Los celestiales espíritus llamaban mucho mas la atención que las huestes armadas asediando la ciudad. Y cuando hablaban sobre cuestión tan trascendente, el sultán Mohammed II se presentó acompañado de toda su tropa en la sala principal del palacio de Constantino, el último emperador bizantino poniendo fin a las disputas, mientras la ciudad era saqueada. Yse acabó una era.
Pero no hay que remontarse tan atrás. En la corte francesa de Luis XVI y Maria Antonieta entre bailes versallescos, pretendían mantener los derechos de la nobleza mientras el pueblo hablaba de un nuevo sistema de representación política. Pese a todo su esplendor, el monarca francés se convirtió en el simple ciudadano Capeto que acabaría con la cabeza rodando en un cadalso. Mediado el siglo XX en las fronteras de Europa oriental, millones de soldados rusos fueron masacrados cuando se les vinieron encima las divisiones panzer y el fuego de los stukas alemanes, mientras en el Kremlin, Stalin y los suyos desoían las alarmas de sus generales, a quienes fusilaban por alarmistas. Y allá por 1898, en España, Cánovas y Sagasta aseguraban sus gobiernos en el mantenimiento de un caciquismo local que garantizase la alternancia en el poder, se iniciaban los primeros regionalismos y en Madrid se discutía sobre las faenas taurinas de 'Lagartijo'. Entretanto, en las costas de Cuba se hundían los navíos españoles y más allá, en las ignoradas Filipinas, morían los últimos soldados. Al Imperio aún le quedaba el Rif marroquí., que también terminó perdiendo.
Hoy en Canarias, tenemos nuestra propia discusión sobre el sexo de los ángeles. Mientras el sistema financiero mundial se derrumba, mientras el islamismo radical se infiltra en Occidente, mientras la sociedad del bienestar y del consumo se cree eterna e indemne a los riesgos de un mundo futuro, nuestro debate se centra en discutir sobre congelaciones salariales de los políticos – el cinturón se lo aprieta el pueblo soberano -y la política se sazona con categóricas descalificaciones o pactos por un bocado de una devaluada tarta presupuestaria, o dimisiones de altos cargos del Gobierno por virarse contra el medio y sobre la presunta de don Wladimiro por el pitorreo que se traen contra
Aquí mucho de eso ocurre. Nuestro sistema económico está bajo mínimos nada sólidos y nuestros recursos no podrían estar en peores manos, en las de esa partitocracia que se auto considera como los divinos arcángeles, los unos, esos nacionalistas mercantilistas que se consideran en posesión de la verdad y los otros los dependentista, pendientes de lo que diga la metrópoli. Aquí, la reforma del estatuto autonómico debe ser prioritaria junto con una nueva ley electoral más participativa, son dos cuestiones esencialísimas. Hace meses se hacía gala de poseer unas reservas económicas que permitirían aguantar todo tipo de crisis. Ahora ya no es tan segura la afirmación, mientras crece el número de los que se apuntan a recibir la ayuda al desempleo y aumenta la quiebra interesada de empresas que deben garantizar el fondo de las prestaciones sociales., se juega descaradamente al fraude laboral y, más que en ningún lugar en los Ayuntamientos, en el que, para nada, se implican los sindicatos.
Las múltiples mezquitas que surgen en nuestros barrios, los millares de musulmanes que pueblan nuestras ciudades y pueblos ¿son todas almas bienaventuradas deseosas de insertarse en nuestra sociedad, que sin abandonar sus ablaciones, su marginación de la mujer, su integración de política y religión., que respetamos pero que asimismo ellos deben hacerlo mismo?
Aquí el debate político de trascendencia consiste en reformar los estatutos de autonomía, ya que de otro modo no se entendería el progreso de la nacionalidad. Si Cataluña es una nación, ¿cómo no van a serlo Canarias? Aunque ya casi no existe un Gobierno canario serio entre tanto “carranclin”, incluidos los de la oposición, como vegeta a su sombra, el chantaje del apoyo presupuestario condiciona cualquier actuación mientras el canarito de a pie, contempla alarmado, como los actualizados turcos, alemanes, y el populacho parisino destrozan los esquemas bajo los que nos habíamos sentido seguros durante años. Y entretanto, aquellos cuyos “oficios” son la cochina política siguen hablando del sexo de los ángeles y viviendo a la grande olvidándose que en esta nacionalidad mal viven bajo el umbral de la pobreza más de 500 mil de nuestros congéneres.
Fidel Campo Sánchez