Podríamos compartir, con el “ínclito” cura don Fernando Báez, pese a que nosotros estamos por el sincretismo canario, como método y a modo de unión de creencias soberanistas u opiniones en pugna “que si hay algo corrompible, eso es la política, no solo está denostada, sino en lo más bajo, o que es independentista porque la condición más grande del ser humano es la libertad””
Que, como individuo se llegue a comparar, para justificar su exceso de idealismo, con el sacerdote insurgente mejicano, Miguel Hidalgo, padre de la patria y que gracias al mismo, su país es libre, es mucho decir en lo que nos parece un arrebato de locura, de alguien, al que, posiblemente está necesario de una cura en algún centro de salud mental
No podemos coincidir, en absoluto, con lo que manifiesta de que
Si el ciudadano Báez cree que en la grandeza de los canarios y en su inteligencia, nosotros, como canarios de integración debemos recordarle que el Señor no hacía acepción de personas ni de etnias (aunque era referido a los judíos puede, perfectamente, extrapolarse a lo que se conoce en estos peñascos como godos(foráneos), contra los que, en muchas ocasiones, tantas insidias racistas son lanzadas, en la mayoría de manera totalmente injustificadas, pues, el peor godo es el godo canario.
Usted, señor Báez, debería saber aquello que dijera el Señor y que puede encontrarlo en Juan 3:16: Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en El cree, no se pierda, más tenga vida eterna. El atrevimiento de este compatriota ha sido tal que se ha permitido lanzar lo que nos calificamos de blasfemia:”Cubillo, como Cristo, es el único que derramó sangre por su tierra”
Algo muy diferente, contrario a la fe y a la doctrina cristiana y a la verdad y ésta es que Jesucristo, nuestro hermano mayor, es el ser supremo de los nacidos en la tierra. Su vida es el ejemplo perfecto del modo de vida que debe llevar a término el género humano. Es el Señor de señores, el rey de reyes, el Creador, el Salvador y el Dios de toda la tierra. Curas como el tal Báez parecen haber olvidado que Cristo padeció por todos nosotros, dejándonos el ejemplo, para que sigamos sus pasos.
Reconociendo, como muy lamentable, lo que le ocurriera a don Antonio Cubillo, por la defensa de unos ideales políticos de soberanía para estas ínsulas, de sus y nuestros amores, consideramos que está apostatando todo aquel que pretenda enlazar la expiación de Cristo con las viles puñaladas que sufriera el señor Cubillo.
Además, nos permitimos recordarle que la expiación es referida a la reconciliación del hombre con Dios. En el contexto de las Escrituras, expiar significa padecer el castigo del pecado, eliminando así los efectos del pecado del pecador arrepentido, reconciliándose con Dios.
Así pues debe quedar patente que Jesucristo ha sido el único ser capaz de llevar a cabo
Finalizamos dejándole a este clérigo que debe perseverar, permanecer firme en el compromiso de ser fiel a los mandamientos de Dios a pesar de la tentación que siente en conceptos revolucionarios un tanto involucionistas y de xenofobias, ratificándoles que Dios no hace acepción de personas (Hechos 10:34)
Fidel Campo Sánchez