INCESANTE CORRUPCION DE
La detención de la alcaldesa de la localidad alicantina de San Fulgencio y de otros cuatro ediles por su presunta relación con una trama de irregularidades urbanísticas, constituye el último episodio de una serie de actuaciones del Estado de Derecho contra el incesante goteo de investigaciones abiertas contra responsables públicos por el supuesto cobro de comisiones ilegales. Las acusaciones de corrupción han alcanzado en estas semanas también a los regidores de Zarra (Valencia) y de Bigastro (Alicante) y a un diputado de Unión Mallorquina, cuya imputación ha abierto una crisis política en la coalición que gobierna el archipiélago. El periódico rebrote de este tipo de corruptelas evidencia el enraizamiento de un problema difícil de erradicar sin un compromiso más explícito de las instituciones, los partidos y la propia sociedad que evite cualquier atisbo de condescendencia ante una lacra que envilece la democracia. Y cuya persistencia obliga a controles más exhaustivos sobre la financiación los ayuntamientos.
En estas ínsulas de barataria, que diría don Quijote de
Nosotros, siempre hemos sido conscientes que esta nacionalidad debe regirse por los Cabildos y no por esa gran “burocracia” que se ha montado en torno a un Gobierno de enchufados donde el nepotismo es de escándalo. Los Cabildos han sido, de siempre, el mejor y más eficaz Gobierno de estos peñascos. Si de nosotros dependiera de un plumazo nos cargaríamos ese Gobierno autónomo y de paso ese ineficaz Parlamento canario que solo sirve para, por su grandes sueldos, saquear nuestras cada vez más débiles economías. Es con los Cabildos con los que este noble pueblo canario podrá recuperar esa soberanía que ha perdido por mor de apoderarse de muchas competencias de los eficaces Cabildos, una partitocracia a la que le interesa un desgobierno para servirse y para actuar, ante el Estado, como auténticos canarios de servicio con el síndrome del colonizado, del que siempre ha hecho gala la retrógrada y caciquil oligarquía canaria.
Nos va mal, muy mal porque esa partitocracia solo tiene deseos para cumplir sus cuestiones personales y de grupo, carecen de sentido para satisfacer los sueños, la visión y las metas que puedan influir en las esperanzas para un cambio acorde con los ideales de soberanidad de este noble pueblo, el canario, sin necesidad de tener que plantear esas ansias de independentismo por el que “luchan” algunos iluminados para dejarnos en manos de Marruecos o Argelia. Cretinos que pretenden extrapolar lo que sucede en Euskalerría a Canarias, cuando son dos pueblos completamente diferentes. Este, el canario es un pueblo noble y pacifico, aquí no existe la banda terrorista de ETA, además, sociológica y psicológicamente somos dos pueblos distintos pero… muchos, lamentablemente no se quiere o no les interesa enterarse.
Fidel Campo Sánchez