LA DIOCESIS DE LA LAGUNA EN EL UMBRAL DEL NUEVO AÑO
Decimos adiós al año 2008, y vamos a despedirlo con buenos deseos para el entrante 2009, que nos deja en todo el Estado 630 mil hogares con todos sus miembros en paro.
Ha sido necesario pasar por un año de intensa crisis, para darnos cuenta que muchos de los preceptos que hasta ahora se daban por válidos, han acabado desmoronándose como si de un castillo de naipes se tratara.
La Diócesis de San Cristóbal de La Laguna, que no Nivariense como algunos clérigos de estúpidos acomplejados en referencia a la “Canariensis” están empecinados en denominarla, ha felicitado con un mensaje de esperanza, poniendo de relieve que se puede “ir a Belén” para encontrar la paz, a pesar de estar “afectados” por las variaciones de los mercados, de las bolsas y las malas prácticas de las empresas fraudulentas de Gescartera o Madoff.
Agradecemos a Bernardo Álvarez el “Christmas” que lleva su firma y reproduce la imagen de un cuadro de la Sagrada Familia, que se encuentra en la Iglesia Matriz de La Concepción de La Laguna, en funciones de Catedral. Pero nuevamente el ordinario nos sorprende con unas declaraciones a las que ya nos tiene acostumbrado, pese a que la costumbre no debe ser norma, en las que afirma que “las uniones de los católicos divorciados no son válidas”, similares a aquellas otras, igualmente desafortunadas, que se hablaba de las tentaciones de los menores, a las que se tenían que sobreponerse los sacerdotes que fueran objeto.
Bueno, pues el ordinario Álvarez al parecer, se ha propuesto salir en la Prensa y que se le conozca, no solo en Canarias, en todo el Estado español, en Europa y particularmente en Roma, donde miren ustedes por donde, podría llegar a cardenal y formar parte de la curia, en los consejos Pontificios, Cámara Apostólica, Sede, Prefectura, dadas sus afinidades anticuadas con Ratzinger.
No obstante, pensamos que el de las Breñas dice lo que piensa, es espontáneo y tiene facilidad de palabra. Pero también debería tomar ejemplo de uno de sus antecesores, por ejemplo de don Domingo Pérez Cáceres, que era más cauto y moderado, pero con su carácter socarrón y bondadoso, decía lo que pensaba con su habilidad característica. Un ejemplo viviente es don Hipólita Jorge Dorta, sobrino de don Domingo y un posible buen asesor que nos permitimos recomendarle como consejero-consultor, de lo que ya no se fabrica y, por tanto, muy escaso en estos lares, en estas Islas de barataria.
Lo que está claro es que el tal Bernardo, aunque puede tener algunos tics, no es Antonio María Rouco Varela, hombre inteligente político, apologeta religioso y prudente últimamente, de vasta cultura y preparación Teológica.
La Iglesia del Evangelio de Cristo, de los pobres, de la Madre Teresa de Calcuta, la de “Mater et Magistra”” de Juan XXIII, la Iglesia del amor, de la concordia, no la de la abundancia de expresiones para terminar incurriendo en la “facundia” – vocablo en desuso que nos permitidos apadrinar-. Por cuyo motivo nos permitimos recordar a don Miguel de Unamuno, que al oír la expresión de un carga de los de entonces “abajo la inteligencia” pronunciada por un bárbaro militar, respondió:”Esta Universidad, la de Salamanca, es el Templo de la inteligencia y yo soy el Sumo Sacerdote (el rector). Para convencer es preciso persuadir y además tener la razón…ya que nadie lo sabe todo, pero entre todos sabemos algo”.
De todos es conocida la línea del Cardenal y jesuita Carlo María Martini, ex arzobispo de Milán, cuya figura es de las más progresistas de la Iglesia Católica. Prueba de ello la podemos encontrar en su libro “Conversaciones nocturnas con Jerusalén, el riesgo de la fe”, donde Martini cuestiona a Pablo VI y a la Encíclica “Humanae Vitae”, por condenar los métodos anticonceptivos, poner de manifiesto cierta intolerancia de la Iglesia, abriéndose a debatir el tema del celibato de los sacerdotes, del boato y la pompa, donde se tenga en cuenta antes a los pobres, que son seres humanos, que vemos a nuestro alrededor…
El órgano constitucional de la Iglesia católica es el obispo, cabeza de la comunidad diocesana, que goza de potestad plena en su Diócesis. Para el ejercicio de estos poderes, cuenta con la colaboración de la curia diocesana y en concreto de los siguientes: el vicario general, los vicarios episcopales y el vicario judicial (antes provisor). En cada Diócesis deben constituirse además los siguientes órganos consultivos: consejo presbiteral, cabildo catedral y consejo pastoral, que tienen como misión asesor al obispo en los asuntos que se sometan a su consideración. El cabildo catedralicio de larga tradición, se ha visto limitado a la misión de atender a las funciones litúrgicas de la Catedral, así como a las que el obispo le encomiende que, en este caso podría aprovechar para que le asesoraran serenamente, en cuantos asuntos delicados se necesite o presenten, que en nuestra opinión son muchos e importantes debido a la perdida galopante de la FE.
Y finalmente, ¡como no podía ser menos!, hablaremos del Sínodo Diocesano, del que acaba de celebrarse el décimo aniversario, pues fue clausurado el 8 de diciembre de 1998. El cual está constituido por una representación de sacerdotes y fieles, con la misión de asesorar al obispo cuando éste lo convoque. Carece de potestad legislativa y únicamente el ordinario puede ejercer esta función y dar fuerza legal a las declaraciones y decretos del mismo.
Los objetivos de aquel Sínodo fueron: renovación, comunión y misión, es decir, renovar la vida de la Diócesis en sus personas e instituciones, siendo el ejemplo más palpable la prohibición, votada a mano alzada y por tanto intimidatoria para no reflejar la verdad, con el objeto de impedir que la Escuadra de Artilleros de la Batería de Montaña, acompañara al Santísimo Cristo de La Laguna y que Bernardo ganase con la organización del mismo la voluntad de Felipe Fernández, al que debe ser hoy el titular de la Sede de San Cristóbal de La Laguna.
Un viejo lagunero, al que recordamos con nostalgia, decía siempre: El Señor de La Laguna es muy milagroso y no debe volvérsele la espalda. Ir contra su trayectoria en la ciudad, tarde o temprano pasará factura, algo te saldrá mal para que te des cuenta de su presencia.
Ejemplos significativos haberlos haylos. AMEN Y AMEN.