Hemos leído y meditado sobre la carta que dirige al director del periódico EL DIA, el 3 de enero don José Antonio Oramas Martín Nada, en relación con un artículo del periodista don Alejandro de Bernardo, comentando unas declaraciones del obispo de
Don José Antonio, Al parecer muy enfadado, dice que dicho artículo “apesta” e indica que si no se conoce una materia no se debe escribir de ella, ya que sencillamente se está engañando a la gente. ¡Eso, eso es lo que decimos también nos!
En relación con tan polémica cuestión, tenemos que aclarar que don José Antonio, de profesión Ingeniero de Montes y antiguo delegado de “Mapa” en Tenerife (Ministerio del Patrimonio Agrícola), demuestra poco respeto a las opiniones ajenas pese a haber vivido en un ambiente familiar católico y sobre todo de respeto a las normas jurídicas y constitucionales que su progenitor defendiera, que fue el conocido abogado don Antonio Oramas y Díaz-Llanos, fundador del Instituto municipal de
Don Antonio Oramas destacó por ser un gran civilista e impartió clases de esta materia durante varios años, doctorándose en mayo de 1917. Se inició con don Emilio Gil Calzadilla y en su bufete particular asesoró con éxito, a varias empresas importantes de la provincia. Fue decano del extinto Colegio de Abogados de
Y volviendo al artículo de don Alejandro Bernardo, tenemos que aclarar que
El supremo órgano de
Pero el ordenamiento canónico tiene que enfrentarse con variedad de circunstancias y esta diversidad de relaciones regulables, exige distintas soluciones para poder adaptarse a la realidad social y constitucional. A esto se conoce como el “ius singulare”: el precepto, el privilegio y la dispensa, que tienen una aplicación tan amplia que no tiene comparación con otros ordenamientos jurídicos. Por ello, vemos como el ordenamiento canónico, es rígido e inmutable en sus principios dogmáticos, pero en la práctica ha demostrado ductibilidad y elasticidad en sus aplicaciones, adaptándose a las circunstancias y a las necesidades de los tiempos, de los lugares y de los pueblos más diversos y de los dineros.
Esta elasticidad, se refleja en el precepto conocido por “privilegio, el rescripto o la dispuesta”, así como otras prácticas tradicionales como la tolerancia o la “dissimulatio”. Entre estas destaca la figura de la “dispensa”, pues como la ley se expresa en términos generales y abstractos, su aplicación a un caso concreto hace necesaria su “inaplicación”, por ello, vemos con frecuencia como los “impedimentos” pueden ser dispensados siempre que exista razón justa (Art. 90)
Los ejemplos están a la vista de todos y los podemos comprobar con un simple repaso a las revistas del corazón y a la prensa diaria.
Actualmente los periódicos nos atiborran de embrollos, fregados, enredos de la supuesta alta aristocracia, de actores y de famosos que optan por divorciarse, cambiar de pareja, en definitiva “arrejuntarse” . Eso sí que apesta, señor Oramas Martin Nada, pues los datos elaborados por el IMI, nos confirman que de los 20 millones de ciudadanos que cohabitan en pareja, un 6% no están casados y de ellos casi la mitad, unas 220 mil parejas tienen hijos.
Así que llegamos a la conclusión que quienes tienen medios económicos suficientes, para costearse una separación, cuelan un “golazo” a
Al parecer, el resto de las uniones no son validas: “pues agüita con el obispo, decimos nosotros también.
Retornando a las “facundias” a que nos tiene acostumbrado el obispo aún recordamos sus recientes declaraciones poco afortunadas, en relación con las tentaciones de los menores, a las que tenían que sobreponerse los virtuosos sacerdotes, en una sociedad cada vez más promiscua, donde los jóvenes tienen cada vez más encuentros e intercambios sexuales.
Finalizamos, algo sorprendidos, al comprobar que don José Antonio Oramas Martín Nada, ha sido esclavo Mayor del Cristo de
Conclusión: a nuestro humilde entender este señor Nada, sigue soñando con el caudillo, aunque tenga que votar a Cristina Tavío o a su sobrina Anita Oramas
La verdad es que Spain is very different…. AMEN Y AMEN.
Fidel Campo Sánchez