Han pasado algunos días, pero no nos resistimos a dejar de escribir un comentario sobre la elección de Obama como Presidente de los Estados Unidos
El 5 de junio de 1968, en el Hotel Ambasador de Los Ángeles, era asesinado Robert Kennedy. Había ganado las primarias del Partido Demócrata y con su «Podemos trabajar juntos», pretendía acabar con la división que vivía la sociedad americana. Ideas similares a las de Barack Obama, que representa una nueva generación de políticos que llegan a
Obama ha conseguido la mayoría del voto joven, femenino y de las minorías afroamericana y latina. McCain ha ganado en el cómputo general de votantes blancos y en el grupo de votantes jubilados. Obama ha ganado en 27 Estados; con 6 puntos de ventaja sobre John McCain y con 186 votos electorales más que su rival.
La histórica y contundente victoria de Obama está cargada de símbolos, pero es una victoria real. Nos emocionaron las lágrimas del reverendo Jesse Jackson, crítico en ocasiones con el Presidente Obama. Un momento para recordar a Martin Luther King que en 1963, unos años antes de ser asesinado en 1968, había dicho: «Sueño con que mis hijos vivan en un país donde no se les juzgue por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad». Robert Kennedy en 1968 hablaba de terminar con los bombardeos en Vietnam y acabar con la guerra en la mesa de negociaciones.
Obama promete una retirada gradual de las tropas de Irak para reforzar su presencia en Afganistán, lo que le distanciaba del republicano John McCain. Muchos republicanos eran conscientes de que la época Bush estaba agotada y que había creado más problemas de los que había resuelto.
Obama, de una generación distinta a la de McCain, no quiere un país dividido por razas, generaciones o radicalismos ideológicos y quiere acabar con las trincheras que han dividido grave y peligrosamente a la sociedad americana. "Hay nueva energía que aprovechar, nuevos puestos de trabajo que crear, nuevas escuelas que construir, amenazas que afrontar y alianzas que reparar".
Seguiremos con mucho interés lo que suceda en las próximas semanas mientras el «pato cojo y beodo» termina de despedirse.
El discurso de Obama ha estado muy vinculado a lo que desea en estos momentos una gran mayoría de la sociedad americana y mundial. Obama es un político hecho a sí mismo, sin origen en apellidos o familias históricas o influyentes, de cabeza fría, pragmático, de pulso firme y con convicciones profundas. Como Presidente se encuentra con un escenario terrorífico: dos guerras sin resolver, un billón de dólares de déficit que sigue creciendo y una crisis económica brutal. Recoge el efecto devastador de
Es importante para todos nosotros que Barack Obama tenga aciertos y éxitos. Conviene volver a leer su gran discurso en el Grant Park de Chicago cuando se presentó como ganador de las elecciones: sin duda "de que América es un lugar en el que todas las cosas son posibles". Oyendo el discurso y viendo las imágenes sentimos emoción y envidia de eso que se llama orgullo nacional. Hemos vuelto a leer ese discurso antes de redactar este comentario. "Y cuando tengamos dudas y oigamos a algunos decir que no podemos, contestaremos con ese credo eterno que resume el espíritu de un pueblo: “sí, podemos". En ningún país, y menos aun en Estados Unidos, hay que confundir su administración o su gobierno con el país. Bush era el Presidente, pero no se puede identificar su gestión y sus ideas con los valores, riqueza moral y pluralidad de la sociedad norteamericana.
Fidel Campo Sánchez