No, no es la primera vez que se ha realizado en esta nacionalidad, una elucubración mezquina, turbia y silenciosa, cuyos resultados veremos que responderán a los cálculos de una innoble finalidad: la creación de un Arzobispado en la Isla de enfrente, llamada Canaria.
El objetivo perseguido permitirá, por supuesto, a Bernardo Álvarez, titularse como el gran “conseguidor” y, además, el futuro titular de dicha Sede Arzobispal, pues se cuenta con una Catedral que ha sido rehabilitado recientemente, con estética y sensibilidad, mientras que en San Cristóbal de La Laguna, solo existe una ruina abandonada por la confusión, la desidia, la negligencia y el ¡pin, pan pun! En resumen, las obras no se ejecutan ya que, al parecer, existen intereses mezquinos por medio, mientras el patrimonio se deteriora en algunos casos cada vez más, y en otros ha desaparecido o no se sabe donde está debido a que por parte de los responsables no se han hecho los inventarios y auditarías correspondientes.
Dicen en nuestra ciudad, que está en marcha una posible segregación de la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna, de la Metropolitana de Sevilla. Que dicha idea ha sido bien acogida por el Cardenal- Arzobispo, el franciscano, monseñor Carlos Amigo Vallejo, que la considera factible, habida cuenta que tiene una jurisdicción de por si muy extensa y compleja, con lo que le resulta muy difícil de cuidar el rebaño lejano. La finalidad perseguida por cuentos han tomado parte en la tarea es dar vida y espíritu a una Iglesia Metropolitana, con sede en Canaria, con el posterior nombramiento de obispos sufragáneos en La Palma y en Betancuria, que atenderán el resto de las Islas mal llamadas menores. Mientras Bernardo Álvarez, ocupará la Catedral, cuyo frente da a la Plaza de Santa Ana y se abanicará en el Patio de los Naranjos de Vegueta, que pasará a ser el nuevo refugio de nuestras inquietudes espirituales.
Allí se alojará complacido, después de haber satisfecho la voracidad de Jerónimo Saavedra y de Antonio Castro, palmeros de nascencia y los mejores exponentes de la vida pública en Canarias, en estos treinta últimos años. Durante el tiempo en que la histórica ciudad de San Cristóbal de La Laguna seguirá viviendo eternamente de los recuerdos de sus mejores tiempos y de su fervor popular al Santísimo Cristo.
La Laguna, no obstante, se enorgullece de haber sido cuna del Arzobispo don Cristóbal Bencomo, quien tanto hizo por la creación de la Diócesis y de la que fue deán, su hermano don Pedro.
Al evocar el pasado de Aguere tenemos que recordar los nombres de grandes obispos que han regido la misma, entre los que mencionaremos a: Dr. Don Luís Folgueras y Sión, al Dr. Fray Ildefonso Infante y Macías. Al Dr. Don Jacinto María Cervera, al Dr. Don Ramón Torrijos Gómez, al Dr. Don Nicolás Rey Redondo, al que se debe la reconstrucción de nuestra deteriorada Catedral, al Dr. Don Gabriel Llompart y Jaume, al recordado obispo Dr. Don Domingo Pérez Cáceres, al obispo Dr. Don Luís Franco Cascón, al buen pastor, don Damián Iguacen Borau y por último el sinodal y polémico don Felipe Fernández García, que nos dejó en herencia al no deseado Bernardo Álvarez, actual Ordinario y futuro Arzobispo de Canaria, si el Santísimo Cristo no lo remedia
Pues bien, el pasado día dos de noviembre, Día de la Fiesta de los Fieles Difuntos, nos llegaba la noticia bomba. Y no era otra que, el obispo quiere reducir la Semana Santa, a costa de suprimir procesiones, mientras que los laguneros se muestran indignados, por la falta de sensibilidad, al no respetar la salida de los pasos que vienen procesionando desde hace 339 años
Según parece, los viejos laguneros y la Junta de Hermandades y Cofradías, colectivos sociales, culturales y vecinales, se ha enfadado mucho, pues ven que nuevamente se abona la discordia para ensombrecer la cordialidad, como ya ocurriera con la supresión de la famosa Escuadra de Gastadores de Artillería.
Una reunión secretísima y urgente en el Obispado, con el presidente de la Junta de Hermandades y Cofradías, don Pedro Ramón Gutiérrez Hernández, que al parecer siempre está presto ha introducir la habilidad de sus dedos donde haya lugar, en cualquier herida o malestar de los reunidos, a los que ha informado de las consecuencias nefastas que tales medidas pueden ocasionar en los medios religiosos y sociedades de la ciudad. Por ello se pretende parar semejante locura y sarta de disparates para lo será preciso que el pueblo ponga en su sitio a estos frikis.
Después de un detenido examen de la situación, se ha acordado hacer gestiones entre los directores de los diferentes medios informativos, para evitar se continúen publicando noticias relacionadas con las procesiones y cofradías penitenciales. ¡El silencio para vivir la paz de los sepulcros blanqueados!. Ese es ya nuestro único anhelo, que los pecadores clérigos pagan sus faltas.
¡Eso sí!, se creará, por supuesto, una Arzobispado en la Isla de Canaria y hasta don José Rodríguez Ramírez, director-editor de nuestro matutino “El Día”, parece que ha prometido frenar y afrontar con sentido cristiano este polémico asunto, poniendo su periódico a disposición, para ayudar a la pacificación, a pesar del grave peligro que supone, llevarse todo el mando eclesiástico para la “gran” de sus resquemores. AMEN Y AMEN.
Fidel Campo Sánchez