Nadie dimite, no suele ser lo habitual en política y los intereses espurios que se mueve en su entorno, cuando alguien lo hace, como ha ocurrido en estas ínsulas, concretamente en la ciudad de La Laguna y en la persona de su alcaldesa, doña Ana Oramas y González Moro, recibe por parte de una serie de frikis de la oposición, todos los improperios de todo tipo, a los que, en nuestra opinión no ha lugar. Siempre hemos oído decir a los políticos y coloquialmente a la ciudadanía: ¡enemigo que huye puente de plata! Pero… ¿cómo es posible que algunos no sean capaces de valorar que, esta renuncia es un acto de generosidad y decencia política?, de esa decencia que a muchos de sus opositores bocazas se les debía caer la cara de vergüenza.
DIMITIR. El verbo dimitir se debe a un invento de los romanos, pero nunca fueron capaces de darle el valor y el uso que se le da ahora, porque los romanos lo consideraban extravagante o común modo de obrar, y que lamentablemente también ocurre ahora, en siglo XXI que estamos viviendo.
En el español que se habla en Canarias, al igual que las demás lenguas románicas, tiene la peculiaridad de que cuento más cultos son los términos que se usan, más se puede engañar: el dar la impresión que se dice una cosa, y decir otra
Renunciar, dimitir a cargo político salido democráticamente de las urnas, supone un acto de generosidad que hace el electo hacia el pueblo que lo eligiera y a su partido que lo propuso. Suele tratarse de un acto más de servicio, por cierto nada frecuente, que suele hacerse efectivo tras profundas meditaciones. Es de suponer que nos estamos ocupando de la dimisión de doña Ana Oramas, alcaldesa de la ciudad de La Laguna y diputada nacional por CC-PNC, en las Cortes españolas. La dignidad humana es el valor ético más primario y de ella se sigue la primera actitud ética, el valor del respeto, de la dignidad como fundamento sensible y de razones de desprendimiento que nos ha mostrado esta ciudadana.
Nuestra alcaldesa, la de todos los laguneros, incluidos la oposición, aunque les pueda pesas, ha llevado a término un acto con discreción que no por extraño es la muestra del equilibrio, seriedad y confidencialidad con que el mismo se ha hecho. Y como hemos visto a determinados dirigentes socialistas muy nerviosos nos vemos obligados a resaltar algunos, por su significación:
Extrañamente y por no coincidencias en talante y modos, nos ha causado sensación de admiración lo que dijera don Javier Abreu, concejal y máximo dirigente del PSOE canario, en La Laguna:” Veo la renuncia como un gesto que la honra”. ¡Muy bien!, pues el mensaje tiene tono de honradez y además muestra gran cortesía. Por el contrario don Gustavo Matos, a quien vemos alejándose de aquel Zapatero canario que vimos un día, debemos censurarle por lo improcedente de su declaración:” La decisión de Oramas obedece a su ambición política”. Santiago Pérez, olvidando que él abandonó a su electores laguneros, yéndose al Cabildo y Parlamento y que el candidato, en las últimas elecciones dimitió para irse al Parlamento, debía ser un poco más cuidadoso, pues no se debe decir: “Que la dimisión de Ana Oramas es un fraude a los laguneros o la paparruchada de cabo interino despechado cuando dice que Clavijo no ha sido elegido. El señor Pérez ¿se dará cuenta algún día que sus irascibilidades les están llevando a la perdición? La misma irascibilidad o locura que muestra el señor López Aguilar, que dimitió en el Parlamento canario y más adelante lo hará como Secretario Regional para irse a los buenos emolumentos del Parlamento Europeo. A este saltarín-saltimbanqui y soberbio socialista, como socialistas y votantes le decimos que no podemos tolerar su parida cuando dijera: “Que se reía a mandíbula batiente con la renuncia de doña Ana Oramas”. Más respeto, menos chulería y nuestra recomendación a algunos con la finalidad que pasen a medicamentarse con lo que les recete algún psiquiatra, de lo que tienen mucha falta, para que dejen de cometer más locuras y descalificaciones fuera de lugar. ¿Por qué olvidan, con tanta facilidad que también ha dimitido el acalde de Parla, para servir al Partido Socialista en Madrid y no vemos, por ningún lado, que nadie se haya puesto nervioso.
Y es más y como final ¿por qué no cambia de ruta y dejan de empeñarse en vivir en el dolor y laboran para el 2011 y poder evitar un Gobierno lagunero de coalición CC-PP?
Fidel Campo Sánchez