El día cuatro del presente mes de diciembre se celebró la festividad de Santa Bárbara, patrona de los artilleros, los cabuqueros, los fogueteros, los bomberos y en la actualidad de esa gran industria, a la que tanto debemos los tinerfeños en el plano laboral, cual es la Compañía Española de Petróleos (CEPSA).
El culto a la Santa se popularizó en la Edad Media, cuando en los viejos ejércitos se introdujeron las primeras bocas de fuego como arma combativa. Eran los tiempos de las culebrinas y las bolas de piedra, que con el transcurso de los años se convirtieron en esas enormes piezas y obuses del presente.
Santa Bárbara se venera desde los primeros siglos de la cristiandad, pues fue una mujer que se consagró a Dios, abrazando la causa del cristianismo que, desgraciadamente fue perseguida por los fanáticos esbirros de los césares y fariseos de entonces. Fue su propio padre Dióscoro, pagano y supersticioso quien la denunció pese a que la protegía celosamente dada su extraordinaria belleza. La acusó de cristiana y ella soportó con resignación y entereza, sin adjurar su fe en la doctrina del Redentor. El castigo celestial de semejante crimen estuvo representado por la presencia de una tormenta, que se desató con furiosos truenos, como una salva infernal de cañonazos vengadores, siendo fulminado Dióscoro por un rayo al regresar a su morada.
Esta pues en síntesis es la historia de la Santa Patrona y abogada, que la tradición cristiana invoca en las tormentas, en los incendios y en la hora suprema de la muerte, que en todas las casas apuramos en extremo .¡Qué lejos estamos de aquel espíritu primitivo, que Cruz. Ahora toca retirar los crucifijos por obligado cumplimiento a las leyes constitucionales del país, en un Estado en vías de declararse laico y de ese el respeto a todas las religiones, en razón a la proposición de ERC y el PSOE, aprobado en el Congreso de los diputados que, en principio afectará a los públicos y los concertados ya que, por supuesto, los privados, si es el deseo de los padres continuará el crucifijo, aunque no pudiera ser desacertado que hicieran lo mismo.
En tiempos de la II República se planteó la misma cuestión y don Miguel de Unamuno se expresó de la manera siguiente: “la presencia del crucifijo en las escuelas no ofende ningún sentimiento… si bien tenemos que reconocer que desde entonces a hoy son y eran necesarios muchos cambios de libertades que nos alejaran de aquel partido y religión única del franquismo, ese rancioso nacional catolicismo.
Con estas líneas deseamos felicitar un años más al Arma de Artillería y por tanto a todos los artilleros, a los que han sido y son de profesión y a la vez aprovechar hacer extensiva la misma al General Jefe del Mando de Canarias, teniente general don José Luís Vega Alba.
La admiración que el pueblo de Tenerife y en concreto el agradecimiento de los habitantes de San Cristóbal de La Laguna, tiene por sus artilleros habida cuenta que la ciudad de Aguere nunca olvidará que fue precisamente el Teniente General, don José Luís Vega Alba, el que repuso la Escuadra de Artilleros del Santísimo Cristo de La Laguna, consciente de que era necesario respetar “la promesa que hicieron los componentes de la Batería de Montaña en la campaña de África en 1921”. Así pues demos y tenemos que solicitar a la Junta de la Pontificia Real y Venerable Esclavitud del Santísimo Cristo, cuyos estatutos recogen que:”Se podrá conceder el título de Esclavo de Honor a determinadas personas que, por los méritos contraídos con la Asociación, se hagan acreedores de este reconocimiento” Por tanto, estamos convencidos que el Excelentísimo. Capitán General merece esta excepcional distinción debiendo ser utilizadas las formalidades estatuarias de rigor, a la mayor brevedad posible y como uno de los puntos del orden del día de la asamblea que está a punto de celebrarse. ¡Es de justicia!
FIDEL CAMPO SANCHEZ