El personaje que traemos hoy en este pequeña historia, de La Laguna de antaño, fue un humilde hombre, que apareció en nuestra ciudad en los años cuarenta, según nos cuentan los más viejos del lugar. Sin más equipaje que el terno que llevaba puesto una vieja máquina de aquellas de trípode que llevaba colgada al hombre y que utilizaba para hacer fotos y ganarse el pan de cada día
Se pasaba el día deambulando por las calles y plazas de la vieja Aguere, intentando ganarse la vida, haciendo fotografías a las señoras que paseaban con sus niños, a las parejitas de novios, a las chicas del servicio y a los soldados que prestaban servicio militar en el cuartel de Artillería de Montaña de la Plaza del Cristo. Como el trabajo escaseaba nuestro fotógrafo no tenía más remedio que ir de fiesta en fiesta por todos los pueblos y pagos de la Isla, siempre con su máquina colgada del hombre. Por las mañanas visita en el Juzgado Municipal, ubicado en los bajos del Ayuntamiento, a doña Luz Valencia y a don Constantino, encargados del Registro Civil, para obtener información de nacimientos, de las bodas en los Batanes, las Montañas, las Mercedes, los Baldíos, Geneto, Valle de Guerra o la Punta, con el fin de adelantarse y ofrecer sus servicios.
Un buen día Enrique Martínez Varona que era muy bromista le encargó fotografiar a una serie de personajes laguneros, recurriendo la instantánea en la calle. Logró, por supuesto, la mejor colección de fotos originales. También José Manuel García Cabrera, le encargó fotos de nuestros paseos, plazas, calles, monumentos y de los intelectuales de la época. Vicente González Álvarez y Falcón, se quedaba con todas las que sacara de imágenes, iglesias y procesiones, sin faltar los sochantres, las beatas y los seminaristas.
Cuando visitamos la exposición en plena calle de San Agustín, denominada “Imágenes en la memoria”, recordamos las viejas fotos de aquel hombre y algunas muestras de su destreza, en este casco histórico, totalmente transformado por las directrices de la arquitecta del siglo XXI, María Luisa Cerrillos y “su” Plan Especial de Rotación (PER). Para esta “ínclita” señora Cerrillos, el objetivo es conseguir que los ciudadanos recuperemos en centro y lo usemos, porque primero somos los habitantes y después viene el cada vez más transformado Patrimonio
Tanto preocupa a don Fernando Clavijo el tema, que manifiesta y apoya “la evolución arquitectónica sin poner el peligro el patrimonio”. Por este motivo Cruci Díaz, organiza unas jornadas de índole nacional, que se celebraran los días 14,15 y 16 de diciembre, en la sede de la UNED, donde los gestores de los sitios declarados Patrimonio de la Humanidad y la tal Cerrillos, expondrán la idea siguiente: “ Las ciudades necesitan conservar sus valores patrimoniales intrínsecos, sin renunciar a seguir construyendo en cada época”
Como no hay remedio posible a tanto desaguisado como vemos y, además, los ciudadanos miran a oro lado, nosotros cerramos los ojos, pensando en las viejas fotos que tenemos en nuestra memoria