27.12.08

LA ESCLAVITUD AYUDA A LAS SIERVITAS DE MARIA EN NAVIDAD

Con gran satisfacción nos hacemos eco de la visita, con foto en Prensa incluida, del Esclavo Mayor, don Francisco González de Aledo y miembros de la Junta de Gobierno de la Esclavitud del Santísimo Cristo de La Laguna, en días pasados, para cumplimentar a la superiora y a las hermanitas de la Comunidad de las Siervas de María, en su casa-convento de la calle La Carrera.

La visita tenía como finalidad hacerles entrega de un donativo de 3.000 euros “de parte de la Esclavitud”, para ayudar a los gastos de mantenimiento de esta Congregación, tan querida en esta ciudad

Las siervitas de María o del Señor, como se las conoce en La Laguna, se dedican al cuidado de los enfermos y a la asistencia a domicilio de personas mayores y sin recursos.

Nuestra felicitación más ferviente a don Francisco de Aledo, don Iván González, nuevo Teniente esclavo e hijo del ex alcalde, don Norberto González Abreu, a don Emilio Melián. Maestro de Ceremonias, de nascencia palmera pero… desde siempre vinculado a la familia de Iglesias y a la banca en La Laguna donde ocupó la categoría de apoderado del Hispano Americano, con su amigo Pastor Cañete y por último a Francisco Morales, hijo del reputado podólogo y gran lagunero Francisco Morales Barrera, conocido popularmente como Paco Tuba.

Esto no confirma, una vez más, que la Esclavitud es una Asociación Religiosa de caballeros, constituida para promover entre sus asociados, una vida cristiana más perfecta y el ejercicio de obras de piedad evangélica, como la que estamos comentando. Este es el espíritu que los miembros actuales han recibido de aquellos nobles señores, cuyos nombres y apellidos, permanecen en la memoria y en el recuerdo de todos, como don Domingo Bello, don Antonio Izquierdo, don Manuel Aledo, don Fernando Torres, don Sebastián Martín Neda, entre otros.

No obstante imaginamos que la Junta, habrá tenido muy en cuenta lo previsto en el canon 1263, del Código de Derecho Canonice, que establece la obligación de contribuir a la economía diocesana, con la aportación de una cuota mensual equivalente al cinco por ciento de los ingresos ordinarios. Así como también se habrá tenido en cuenta, la obligación de colaborar, según lo permitan las posibilidades, con la denominada ·”Beca de la Esclavitud” para la manutención y formación de un seminarista. Para ello, está establecido, que se hará entrega cada año al Rector del Seminario, de una cantidad de euros, no inferior a novecientos uno con cincuenta y dos céntimos (901,52), que ha de ser destinada a sufragar los gastos de estancia y estudios de un futuro sacerdote.

En tanto en cuanto a la asignación del donativo a las siervitas de María, suponemos ha sido acordado en Junta General, ya que se trata del máximo órgano decisorio de la Venerable Esclavitud. Asimismo cabe suponer que habrá razones más que suficientes, para que sea esta Congregación Religiosa y no otra de las establecidas en nuestra ciudad, entre las que se encuentran las Monjas Claras, las Catalinas, el Buen Consejo, las Hermanitas de los Pobres, los Hermanos de Belén, los de la Cruz Blanca y los propios padres Franciscanos que tantas obligaciones tienen con el Santísimo Cristo, del que son fieles guardianes, como de sus superiores radicados en la Provincia Bética

Recordamos los desvelos que muchas familias laguneras han tenido con los conventos de clausura, pues, tanto doña Concepción Oraá como su hijo don José Vicente de Buergo se preocuparon de que nos les faltaran en todo momento las correspondientes ayudas y los alimentos mínimamente necesarios para la subsistencia. Igualmente otras familias como la del Marqués de Celada, la familia Monteverde y el propio Domingo de Laguna organizando los actos públicos, con rifas de cuadros y otros objetos, para atender a las necesidades primarias de estas “hijitas del Señor”, como eran denominadas por don Vicente González Falcón, Ricardo González Tejera, Agustín Guerra Molino, que tantos trabajos realizaron para mantener estos conventos tan entrañables, en debidas condiciones.

En las Siervas de María, recordamos a una sacrificada y simpática monja llamada Sor Joaquina a la que toda La Laguna conocía tanto como al inolvidable hermano Ramón. Luego le siguió Sor Anunciata y por último Sor Cristina que se desvelaban por nuestras gentes, nuestros enfermos, sacrificando horas de sueño para trabajar día y noche por los semejantes. Allí fue monaguillo el doctor don Pedro Ramón Gutiérrez, conocido médico andrólogo del HUC y actual presidente de la Junta de Hermandades y Cofradías de La Laguna, cuya intensa labor ha sido muy poco comprendida por el Ordinario, el “obispero” de las Breñas, como es conocido el representante de la secta Bernardina, que ha acabado con los Artilleros de la Escuadra del Santísimo Cristo, la fe religiosa de quienes creen en el milagro y, además, sus pretensiones de reducir la Semana Santa de forma incomprensible a tres días, pues es el que ordena y manda, como su tío el alcalde franquista, Evelio, en Breña Alta que fuera alcalde del Movimiento durante cuarenta años y que se le conocía por “látigo negro”, por sus intransigencias y malos procederes.

Feliz Navidad y que el próximo año nos haga mejores, en comportamientos cristianos y con el deber de oír siempre el parecer del Hermano Compañero: el padre Francisco Perrera.

Y sobre todo no se olviden que está pendiente la reparación de la plata del Altar Mayor y el muro Norte. ¡Lo recordamos porque los fondos son primero para el Cristo.

Fidel Campo Sánchez