1.12.08

ACORDEMONOS DE SANTA BARBARA, PATRONA DE ARTILLERÍA.

El próximo día cuatro de diciembre, es un día muy señalado para la ciudad de La Laguna, para Tenerife en general. La religiosidad está representada por una vieja devoción que tiene años de historia, nada menos que desde la época de la conquista de estas ínsulas por los castellanos.
Nos estamos refiriendo a la festividad de Santa Bárbara, Patrona de los artilleros y hoy día asimismo de nuestra importante Industria, la Refinería de Petróleos (CEPSA) y de los ingenieros de minas, tan importantes en la perforación de aguas subterráneas.
El culto a Santa Bárbara se popularizó en la edad media, cuando en los viejos ejércitos europeos se introdujeron las primeras bocas de fuego, como armas de combate. En aquellos tiempos se utilizaban las culebrinas y los bolas de piedra, antecedentes de las sofisticadas piezas de Artillería, de obuses y de los cohetes teledirigidos del presente.
En el siglo VII ya se veneraba a Santa Bárbara, que se había consagrado a Dios abrazando el cristianismo, tan perseguido por aquellos tiempos. Fue su propio padre quien la denunció, acusándola de cristiana, y soportó el martirio a que fue sometida con gran entereza moral, sin adjurar de Dios. De Santa Bárbara, dice la tradición que fue una mujer de extraordinaria belleza física y que su padre, el griego Dióscoro, pagano y supersticioso, terminó llegando el mismo a decapitarla, en un alarde de brutal fanatismo.
El castigo celestial de semejante crimen, fue la consecuencia de una tormenta que se desató en furiosos truenos, como una salva infernal de cañonazos vengadores y justicieros, siendo fulminado por un rayo Dióscoro, cuando emprendía el regreso a su morada.
Tal es la historia, en síntesis, de Santa Patrona y abogada, que la tradición católica invoca en las tormentas, en los incendios y en la hora suprema de la muerte
En todas las casas apuradas “in extremis” son muchos los que invocan a Santa Bárbara, que es Patrona de los Ingenieros de Minas, del Arma de Artillería, de los Bomberos, de los fogueteros (canarismo) y en Canarias, de forma muy especial, de los cabuqueros, profesionales que perforan profundas galerías, buscando ese preciado líquido elemento, que es fuente de vida: el agua (H.2º.)
Tanto en la guerra como en la paz, cuando vomitan fuego las piezas de Artillería, identificadas con el fervor patriótico de sus servidores, o cuando en los festejos de la nacionalidad saludan con la clásica salva de su protección.
Antiguamente solía verse a los artilleros transitando por las calles laguneras, sobre todo a media tarde, calle del Agua abajo, al encuentro de las jóvenes y de las niñeras uniformadas, para dar vueltas y vueltas por nuestras Plazas, la de Abajo y la Arriba.
Don Antonio Izquierdo Barrios, capitán de Artillería y lagunero de pura estirpe, decía orgulloso que La Laguna no tenía soldados sino artilleros. Mientras Fagó o Fagón, emocionado y “animado” se auto proclamada general….
Y es que la ciudad se sentía orgullosa de albergar ese cuartel tan particular, ubicado pared con pared, junto al Santísimo Cristo.
Han pasado los años y el Cristo sigue saliendo por la ciudad bendiciéndonos a todos, sin la querida “Escuadra de Batidores” que custodiaban el trono cada vez que procesionaba desde su Templo
La Plaza del Cristo, está huérfana de sus Artilleros de Montaña, cuyos nombres se siguen recordando con un nostálgico regusto marcial y un inconfundible eco de tambores y cornetas, dirigido por el sargento Baena.
No cabe duda que la huella de los artilleros, ha quedado incrustada en la vida de La Laguna. Aún nos parece ver la figura marcial del General don Salvador Iglesias, de don Anatolio de Fuentes, de don Sebastián Martín Neda y del también Teniente General de Artillería, don Ramón Ascanio Togores que asistió representando al rey español, el día catorce de septiembre, cuando ocupaba la cúspide del Ejercito.
Una vez más, los laguneros de nascencia y de integración reclamamos la fidelidad y respeto con la promesa que desde la Guerra de África, allá por el año 1921, hizo un pueblo agradecido al Santísimo Cristo, por haber regresado su hombres, sanos y salvos.
Se trataba de acompañar al Trono cada vez que saliese de su Templo, cuya presencia por nuestras calles, se convirtió en toda una tradición y acto de fe popular.
El Sínodo Diocesano, un órgano solo de asesoramiento del obispo católico, sin potestad legislativa, nos despoja, a los cristianos incluidos, con votación a mano alzada, del acompañamiento de nuestra querida Escuadra de Artilleros. Mientras el ciudadano Bernardo, obispo católico sigue cerrado al diálogo…., él sabrá porque lo está haciendo.
Por último, queremos con estas líneas felicitar a Arma de Artillería y a todos los artilleros, desde el General Jefe de la Zona Militar, para que lo haga llegar a todos los jefes, oficiales, suboficiales y tropa del Regimiento de Artillería de esta plaza.
¡Artilleros, por el Cristo de La Laguna. Felicidades y viva Santa Bárbara.

Fidel Campo Sánchez