22.2.09

NUESTROS RECUERDOS DE AQUELLOS CARNAVALES.

Por cada año, durante unas de las semanas, Tenerife se convierte en Fiesta, poniendo por sus calles y pueblos, a la mascarita, el disfraz, que anuncian la llegada del Carnaval que antaño era muy notorio el Carnaval lagunero hasta que, por falta del apoyo necesario del Ayuntamiento, se fue desplazando a Santa Cruz de Tenerife en lo que hoy se ha convertido en un gran coso carnavalero, concentración carnavalera

El Carnaval es una fiesta que en esta Nacionalidad se celebra fundamentalmente al aire libre. En él se recoge la tradición de años, que ha ido perfeccionándose con estilo propio. Por eso nuestros carnavales son diferentes y ofrecen un espectáculo de luz, de color, de ritmo, de elegancia, consiguiendo sea un espectáculo único e irrepetible. Pero, hoy hablaremos de las murgas hoy simplemente de las fufas como se las conoce popularmente.

La veterana afilarmonica Ni Fu Ni Fa, se fundó en la década de los años cincuenta aunque hasta 1961, no adopto el nombre actual. Por Tanto, es la murga decana de Canarias.

El antecedente murguero se remonta al año 1917, cuando por primera vez participo en la carnavales, uno chirigota de Cádiz, realmente era de marineros de la dotación de la Armada Española. En los años veinte, nace la primera murga de Santa Cruz denominada la del Flaco que desaparece en el año 1936, al estallar la guerra incivil.

Al finalizar la guerra hay que esperar a 1951, para que las autoridades locales toleren, que un grupo de amigos formen una murga, que en ese momento carecía de nombre pero si se encontraba entre ellos Enrique González Bethencourt. Los mismos amigos fabricaron los instrumentos musicales y con un barril de sardinas saladas, se hicieron un bombo, con chapas de hierro, tuvieron unos platillos y trompetas, saxofones que se fabricaron de cartón y mucho pegamento. En el año 1954, decidieron organizarse mejor. Pensaron que como cantaban tenían que afilar sus lenguas y decidieron ponerle el de Afilarmonica

No obstante, el primer disfraz era de músicos de circo, con unos bigotazos enormes, por lo que adoptaron el nombre de pila de los Bigotudos. Una orden de Carlos Arias Navarro, prohíbe los Carnavales, pero a ellos se les ocurrió actuar después de esas fechas y nada menos que en Círculo de Amistad XII de Enero y ante el Capitán General, general Rodrigo.

En el año 1961, se presento en el local de ensayos un señor que era representante de muna empresa de medicamentos y se enfado mucho e hizo retirar el nombre..El bigotudo, era un linimento que fabricaba su empresa y era una cuestión seria y no debía mezclarse con el carnaval. Así surgió el nombre de Afilarmonica Ni FU Ni FA. Luego al comprobarse que salían varias murgas, el Ayuntamiento preparo el primer concurso, que se celebro en la Plaza del Príncipe, participando cinco, la del Cucho, la Maite, la Silenciosa y la murga Pepe. Por supuesto, gano la Ni Fu Ni Fa, era el primer concurso de las primeras fiestas denominada como de Invierno de Santa Cruz de Tenerife.

En el año 1962, se traslado el concurso a la plaza de toros. Editan un libreto con las canciones por primera vez y por segunda ganan el concurso. Lo mismo corrió en años 1963, 1964 y 1965. En el año 1966, la Ni Fu Ni Fa, decidió participar pero no competir por los premios. En el año en que sacan la famosa canción que, cambiando la letra de las estrofas, tantos dolores de cabeza dio a Opelio Rodríguez Peña, director provincial de Información y Turismo de aquella época.

La canción del Cubanito, cambiando lógicamente la letra de las estrofas, siempre se repite y hace mención a temas candentes, se mantiene en su repertorio año tras año hasta la actualidad En el año 1976, muerto el dictador Franco, a la denominación de Fiestas de Invierno desaparece y vuelva el Carnaval, aunque bien esa verdad, solo cambiaba el nombre de la fiesta que para todos fue siempre Carnavales.

No obstante, el que suscribe algo mayor, solo participaba con Isauro M. Peñasco del Sur en el entierro de la sardina, vestido de obispo Brenense Camerata, acompañado de unas monjas modernas para celebrar la epifanía del humor, siendo y contando lo que el pueblo siente y tiene callado todo el año, como el bueno de don Domingo Pérez Cáceres al ser prohibidos durante la dictadura de franco, pasando a ser denominados como Fiestas de Invierno. Fue don Domingo Pérez Cáceres obispo de la diócesis de San Cristóbal de La Laguna, persona irrepetible, sencilla y cariñosa, que nació y murió pobre, siempre al lado de quien tuviera una necesidad, desde el palacio episcopal, más que sede el obispo, parecía una sucursal de la actual Caritas o una franquicia de beneficencia, que apoyó, con firmeza que no se prohibieran en los años cincuenta, como gran conocedor la nobleza de su grey y que fue previo a la explosión de este gran Carnaval. AMEN Y AMEN.

Fidel Campo Sánchez