Ya es hora de de asaltar a los bandoleros y de pararle las barricadas a las ignorancias de algunos facinerosos funcionarios apoyados por sindicatos del mal, mafiosos y garrapatas vividoras de lo ajeno, todo ello con relación a vergonzantes espectáculos en el Cabildo Insular de Tenerife, por lo que debemos escribir sobre objetividad y subjetividad.
La objetividad es el conocimiento considerado en sí mismo, con independencia del sujeto cognoscente (el ser responsable). Esa objetividad que nosotros vemos en un artículo del periodista don Rafael Luzardo, aparecido en un medio en días pasados titulado:”Rosa Baena funcionaria ejemplar” que, además, y por lo que se desprende se trata, nada más y nada menos, que de una proba funcionaria a la que, lamentablemente, y por los que se cultiva el “oficio” de gandulitis, de no dar golpe, en el Cabildo Insular de Tenerife, se han permitido sabotearle un sistema de control de horarios que estaba en periodo de pruebas. Funcionarios más dados a pasear por la calle del Castillo y San José así como frecuentar los “botiquines”, en horas laborales y a los que no les interesan herramientas que puedan controlarles las entradas y salidas de su oficinas. Malos, malísimos funcionarios muy proclives a las anarquías en el. trabajo.
Pero todavía consideramos más bochornoso el que los sindicatos pongan el grito en el cielo y tengan la poca vergüenza de atreverse a pedir el cese de doña Rosa, responsable del área de Recursos Humanos que no hace nada mas sino cumplir con eficacia su trabajo que, a la vez, forma parte de sus obligaciones
Por otra parte denunciamos el subjetivismo de pésima demagogia de unos sindicatos, como sistema filosófico que no admite más realidad que la del sujeto pensante y todo lo reduce a los estados sucesivos del mismo, el yo en sus maneras estáticas de pensar o sentir y no a la objetividad como fundamento y didáctica en apoyo a que los malos funcionarios sigan haciendo de las suyas a costa de los contribuyentes que somos quienes les pagamos el sueldo y, por lo que se ve, por no hacer nada.
Por lo que venimos exponiendo nos planteamos el condenar a esos funcionarios y de manera igual a los sindicatos que, ya no se merecen lo de “sindicaros amarillos” sino y, además, de vulgares garrapatas que manipulan y succionan para “sus” parcialidades e intereses personales y de grupo.
Por lo que nos toca vivir en esta mamandurria está más claro que el agua cristalina que, esas agrupaciones sindicales se parecen más la “cosa nostra” de la mafia siciliana y de los poderes fácticos y mercantilistas de esta república bananera.
Fidel Campo Sánchez