La detención del alcalde de la localidad malagueña de Alcaucín, dos de sus hijas y otras diez personas vinculadas al Ayuntamiento,
La implicación en los hechos del alcalde, el socialista José Manuel Martín Alba, pero también del aparejador municipal y del adjunto al jefe del Servicio de Arquitectura de
La decisión del PSOE de expulsar a todos los militantes del partido que sean acusados en el curso de las investigaciones supone una respuesta tan ineludible como necesaria para desactivar los gritos de ánimo con que algunos vecinos de Alcaucín despidieron ayer a su alcalde cuando fue arrestado. Una actitud que no por minoritaria deja de reflejar la condescendencia social que dificulta la identificación de estas prácticas delictivas en toda su gravedad, como un mal que corrompe la democracia; pero que también proyecta la indiferencia partidaria ante las evidencias de las presuntas irregularidades, que en este caso tuvieron que ser denunciadas por organizaciones ecologistas.
Las declaraciones de algunos representantes socialistas, argumentando que lo que define a un partido no sería tanto la existencia de corrupción como el modo en que se le hace frente -por comparación con la respuesta del PP en el 'caso Correa'-, no sólo alimenta, aunque sea indirectamente, el discurso de la tolerancia ante lo intolerable. También subraya la querencia de los partidos por anteponer la utilización de la corrupción como arma frente al oponente antes que procurar su radical deslegitimación.
FIDEL CAMPO SANCHEZ