16.3.09

LOS GRAFITEROS Y EL VANDALISMO CONTRA ENTRAÑABLES EDIFICIOS LAGUNEROS

El ayuntamiento advierte de que la Policía busca a los autores, que, según la legislación, podrían ser sancionados hasta con 4.750 euros como consecuencia de unos deleznables grafitis, en la cruz de herreros, cuya fachada han grabado, además, la palabra Satán. Estos grafiteros últimamente también se han ensañado con La Casa de los Capitanes, que también se ha visto afectada.

Lo que empezó con pintadas en forma de pequeños símbolos y de firmas en casas ha llegado ya a alcanzar dimensiones superiores a los tres metros y cebarse con el patrimonio arquitectónico, por lo que el ayuntamiento contempla aplicar elevadas multas a los autores de estos hechos delictivos, según nos informa el amigo y periodista, don Domingo Barbuzano.

El origen de estas edificaciones religiosas, como la Cruz de la calle denominada como calle de las Cruces (Quintín Benito), se remonta al siglo XVII, por eso el acto de vandalismo de  los agresores grafiteros, partidarios de reyertas, atentadores contra propiedades ajenas, llegando a deteriorar o destruir voluntaria y destructivamente los signos religiosos que ellos, los muy cretinos, consideran que atentan contra su ateísmo y que sin embargo los demás hemos venido respetando aunque no compartiendo el mal uso.

El sobresalto en muchos de corazones de los laguneros. El dolor, el sentimiento que solemos tener de orden y de respeto a confesiones religiosas, ¡de hasta posible signo diferente!, nos lleva a tener que opinar sobre sucesos tan deleznables cual es el de que esos grafiteros nos muestren su vandalismo contra edificaciones entrañables en una ciudad universitaria donde la cultura, la educación y respeto a los demás parece brillar precisamente por su ausencia.

Bien entendido que el grafiti, del italiano graffiti, pintada a varias formas de inscripción o pintura, generalmente sobre propiedades públicas o privadas ajenas, cuyo nombre también es referido a las inscripciones que han quedado en paredes desde los tiempos del Imperio Romano.

El grafiti se usa asimismo para referirse al movimiento artístico de su nombre, con su origen en el siglo XX, movimiento iniciado en la década de los 60, en Nueva York. Se trata de uno de los cuatro elementos násicos de la cultura “hip hop”, que en absoluto puede relacionarse con el vandalismo que vivimos y sufrimos en La Laguna contra: La capilla de la Cruz de los herreros. Capilla urbana tradicional cuya primera edificación se situó en plena campiña, para ser trasladada y reedificada a su ubicación actual en 1810, por José Amaral, al producirse el reparto de la vega lagunera. Fue situada junto a la Capilla de la calle Quintín Benito, catedrático (aritmética y Algebra que sembrará el germen en el científico y canario internacional Blas Cabrera Felipe) donde se sitúa la capilla de San Francisco, esquina plaza de San Francisco. Por eso motivo de proximidad entre amabas capillas, la calle Quintín Benito es más conocida por “calle de las Cruces”. La Cruz que se venera en su interior está realizada en platería, con extremos dorados. La capilla fuer mantenida por la Cofradía de Herradores. Se trata de una edificación de dos crujías paralelas a fachada, sin patio. El sistema de construcción está constituido por muros de carga de piedra, cal y barro. La cubierta inclinada de maderas y rejas confortada a cuatro aguas. Especialmente en esquina, participa de forma muy importante y significativa en el ambiente urbano tradicional y popular, próximo a la plaza San Francisco. La fachada es eclética, pintada en color ocre con resaltes en gris con mampostería y cantería cris. Su localización –actual en el inicio de la Carretera de Tejina – data de 1810, como ya hemos señalado y fue erigida por el gremio de los herreros. La calle donde se encuentra era y es conocida como calle de las Cruces, como referencia a las dos capillas

 

Fidel Campo Sánchez