Al tercer día resucitó", en esta piedra angular se basa la fe cristiana. El Señor de la vida había muerto, pero ahora vive y triunfa.
El Domingo de Pascua es el día en el cual Jesús salió de su sepulcro. Este hecho es fundamental para el cristianismo. La historia cuenta que en cuanto se hace de día, tres mujeres van al sepulcro donde Jesús estaba enterrado y ven que no está su cuerpo. Un Ángel les dice que ha resucitado. Van corriendo donde está la Virgen con los Apóstoles y les dan la gran noticia: ¡Ha resucitado! Pedro y Juan corren al sepulcro y ven las vendas en el suelo. El desconsuelo que tenían, ayer, se transforma en una inmensa alegría. Y rápidamente lo transmiten a los demás Apóstoles y discípulos. Y todos permanecen con la Virgen esperando el momento de volver a encontrarse con el Señor. Éste es el día de la esperanza universal, el día en que en torno al resucitado, se unen y se asocian todos los sufrimientos humanos, las desilusiones, las humillaciones, las cruces, la dignidad humana violada, la vida humana no respetada. En la Resurrección la vocación cristiana descubre su misión: acercarla a todos los hombres.
Es la Pascua de Resurrección, la fiesta de las fiestas de los cristianos. Jesucristo verdaderamente murió, pero también es cierto que verdaderamente resucitó. Si Jesucristo no hubiese resucitado, sería falsa nuestra religión y nuestra religión, sin duda es verdadera. La Iglesia deja oír constantemente el alleluúia, que es la palabra de júbilo y entusiasmo, para demostrar su íntima satisfacción por la Resurrección del que fue su Fundador. Jesucristo vive, realmente vive y, como Dios, está en todas partes, pero como Hombre, está en el Cielo y cada vez que consagramos el pan o la Eucaristía. Cristo vive, y también su Iglesia y ésta como Jesucristo vive eternamente, a pesar de todos los pesares y persecuciones. Hay en la Iglesia de Cristo un corazón que siempre late, y ese Corazón es el mismo de su Divino Fundador. Celebraremos con alegría la Pascua, no como lo hacen los mundanos, los no creyentes, que sólo piensa en diversiones y largos puentes para los placeres playeros y otros, más nosotros lo haremos según el Espíritu de Dios, que es el mismo de su Iglesia, la verdadera.
¿Qué significa para nosotros los cristianos la fiesta de Pascua y todo el tiempo Pascual? Significa que hemos de resucitar de la muerte del pecado a la vida de la gracia, de la tibieza en el servicio de Dios, al fervor de una caridad perfecta. La Iglesia la denomina como nuestra Pascua. ¿Cómo la pueden llamar nuestra los que no reciben dignamente los Sacramentos y ordenanzas si permanecen espiritualmente muertos con la triste y terrible muerte del pecado mortal consecuencia de las vanidades, fala de caridad y las soberbias de grandes palacios?
El hombre no puede perder jamás la esperanza en la victoria del bien sobre el mal. Por esta razón los cristianos con gran júbilo celebramos este día la Sacramental Pascual del Domingo de Resurrección.
ORACIÓN: En este día de tu triunfo sobre la muerte, que la humanidad encuentre en ti, Señor, la valentía de oponerse de manera solidaria a tantos males que nos afligen. Oh Dios, que en este día nos abristeis las puertas de la eternidad por medio de vuestro Unigénito Hijo, el Cristo, vencedor de la muerte, continuad favoreciendo con vuestra gracia los propósitos que nos habéis inspirado para que junto con nuestros hermanos laguneros podamos disfrutar nuevamente con la Escuadra de Gastadores de Artillería que una soberbia decisión sinodal hizo romper una promesa hecha en 1922. AMEN