No nos pregunten por el desconcierto que aflora en nuestros sentimientos, pero el día veinticinco de marzo, oímos comentar al amigo Zenón, lo siguiente: ha muerto Leoncio Bacallado Aránega. Tenía Leoncio, un gran valor como persona, que lo hacía acreedor de la estimación de todos los que lo conocimos. Era hombre bondadoso, simpático, inspirado. Su afabilidad tenía toda la fuerza y su modo de ser tan agradable, que hacían de él una figura más que representativa en
Pero además Leoncio, fue un cantor de nuestra tierra, dominaba la técnica de los instrumentos y ritmo musical. Su voz se engrandecía al evocar los aires tinerfeños por donde se deslizó desde su mocedad.
Con palabras emocionadas y conmovedoras que nos llevan a tributar un recuerdo efusivo y caluroso, tenemos que tributar un recuerdo emotivo y doloroso, al cantor de nuestra tierra que enmudeció ya para siempre. Y era el mismo que nos saludaba hace más de cuarenta años, en nuestros paseos laguneros, por Bajamar, en
Este era hijo de don Leoncio Bacallado, cuya Casa de Semillas, se encontraba ubicada en la popular calle de Herradores, en una casa de dos plantas, junto a la hoy sede de Almacenes Whebe, donde recordamos ver entrar y salir a muchos campesinos en busca de las preciadas semillas, que despachaba también el hermano de don Leoncio, conocido por don Polo, que se ocupaba al propio tiempo de sus plantaciones dedicadas a tal fin, ubicadas en el vecino Municipio de
Nunca hubo un grupo en
Descanse en paz, el cantor de nuestra tierra que desgraciadamente enmudeció ya para siempre y, ¡caso singular!, al mismo tiempo, en los días precedentes, en que sale
Reciban su esposa, Teresa Pino del Río, sus hijos, Leo y Sabela, su nieta Nayra y sus hermanos Juan José Y maría Candelaria, nuestro más sentido pésame y una oración ante el Santísimo Cristo de
FIDEL CAMPO SANCHEZ