21.10.09

LOS FRANCISCANOS

El pasado día cuatro de octubre se celebró la fiesta de San Francisco de Asís, fundador de la Orden de los frailes menores que lleva su nombre, quien fue en sus principios, modelo de la pobreza evangélica, del desprecio total a las cuestiones mundanas, del amor ferviente a Jesús y al prójimo, hecho imagen viviente suya que, con su ejemplo y la predicación, obró una inmensa transformación en la Iglesia católica.

Nos ha queda de San Francisco, el recuerdo de su imagen descalza, con las palmas de las manos abiertas y el corazón ardiendo de compasión por todas la criaturas del Universo. Hemos tenido la suerte de visitar su ciudad natal, Asís, hoy medio en ruinas por los recientes terremotos que la han sacudido, pero que sigue impregnada de los rasgos de su insigne figura, que no han dejado de pintar y repetir pintores y escultores de ayer y hoy.

San Francisco eligió Porciúncula (Iglesia pequeña) para orar, para pedir perdón por las imperfecciones humanas y para morir dando ejemplo de humildad, renunciando a todo lo que fuera material. Nos quedan sus ideas a pesar del tiempo transcurrido. Francisco de Asís marcó en el campo del derecho, la diferencia que existe entre propiedad y uso. Hasta tal punto que dio lugar al nuevo concepto del derecho subjetivo, así hasta dejarnos el siguiente ejemplo cuando un fraile le manifestó que venía de su celda, jamás se permitió dormir en ella, no fuera parecer que aceptaba tener algún derecho.

Otro ejemplo singular, fue cuando el Abad Benedictino le donó su iglesia de Monte Subasio, rehusó para sí y para su comunidad la propiedad, aceptando solo el simple uso. Lo que dio lugar a que el Papa Juan XXII, por medio de una serie de bulas, tratara de imponerles la aceptación de la propiedad, a la que los frailes menores podían renunciar pero no “la Iglesia” (dominium et propietas). Por eso cuesta entender, la actitud del Definitorio Provincial de la Bética Franciscana que pretende renovar y actualizar el contrato de cesión del Templo del Cristo de La Laguna, casa, huerta y dependencias anejas, firmado en 1917. Practicar este más que discutible derecho, sería técnicamente ejercer poder, dejando a un lado la fraternidad, que es la esencia del mensaje de Cristo. Todos somos hijos de Dios, buscando un mundo mejor con los mínimos recursos.

En el recuerdo, el padre Francisco, superior por los años cuarenta, nos dicen los más viejos del lugar, que gordezuelo y campechano, con todas las velas encendidas en el Altar Mayor, presto a recibir a la multitud los viernes, que acudía a postrarse a los pies del Cristo. Entonces por La Laguna, flotaba el espíritu de las promesas, todos los viernes del año vestidos de hábitos de nazarenos, cordones de diversos colores, hasta el punto que un día, el padre Francisco, observó un muchacho joven, que caminaba p´a atrás. Le preguntó el por qué se comportaba de esa forma. ¡Oh!, replicó el aludido, es una promesa que hice cuando “Clavellina”, mi vaca se puso de parto, se le aflojaron las patas y se le salió la lengua y todos creíamos que se iba dir p´al carajo, incluido el veterinario don Pedro López Zumel q.e.d

En el recuerdo a muchos frailes que ha pasado por La Laguna, como Adolfo Aparicio, Pascual Bonilla, Antonio Luís, Ángel (que colgó los habatos), Bernardino, José Santo y el actual Francisco Perrera, ¡que menudo jeringazo!, con un lenguaje complicado y ridículo propio de un lego. Es imposible gestionar el Convento con menos tacto, mientras los esclavos del Cristo dicen amén por delante y lo ponen mal y con lenguaje de pésimo gusto por detrás El día que lo releven en la más pura esencia franciscana no hacemos una promesa sino que nos tomamos unos vinos como hacía el padre Francisco.

Otro día hablaremos de los frailes Dominicos que regentan y administran la Basílica de Candelaria “requetebién”.


FIDEL CAMPO SANCHEZ