13.10.09

¿SE AHORRA POR MIEDO A LO DESCONOCIDO?

La crisis está provocando efectos paradójicos en la economía después del terremoto que ha producido el actual e incierto momento económico. Es lo que ocurre con el notable repunte en los niveles de ahorro doméstico, que representó el casi 24,3% de la renta disponible en el segundo trimestre de este año -el porcentaje más elevado desde que existen registros- y ha devuelto a los hogares una cultura casi erradicada durante los años de alegre y vigoroso endeudamiento. Pero esta contención más razonable en el gasto de las familias, que en condiciones normales resultaría positiva, se ha convertido en una oscura evidencia de los estragos que está produciendo la recesión.

El ahorro fruto de la incertidumbre económica y del temor a poder perder el puesto de trabajo, aunque éste incluso no parezca peligrar, no sólo constata la esclerosis que padece nuestra economía; lo grave es que la alimenta al retrasar aquellas decisiones personales que pueden ayudar a estimular el consumo y, con él, la actividad. El balance de las medidas adoptadas por el Gobierno para tratar de reactivarlos -algunas claramente fallidas como la deducción de los 400 euros- indica que no han bastado para superar la desconfianza y el miedo en el futuro inmediato que atenazan a aquellos ciudadanos más inquietos por la fragilidad de su situación económica. Sobreponerse a ese estado de ánimo está estrechamente ligado a que se logre invertir el preocupante declive del mercado laboral. Es decir, no únicamente a que se asegure el sostén de quienes han perdido su puesto de trabajo para evitar un desplome aún mayor del consumo, sino sobre todo a que se adopten aquellas iniciativas y eventuales reformas que contribuyan de manera tangible a recuperar el empleo y volver a crearlo; el mejor antídoto contra el desfondamiento de las economías domésticas además de valientemente hacer frente, por parte del Gobierno a los “poderosos” aquellos que cada día ganan más y encima pretenden que las mayorías poblaciones seamos solidarios con sus pingues beneficios a costa de los de siempre. Debemos ahorrar para contribuir a ser solidarios con nosotros mismos y contra aquellos que no se conforman con las pensiones de 800 euros mensuales y se adjudican, a costa de los accionistas pensiones multimillonarias en mal usos de atribuciones como ejecutivos que nunca, en Juntas Generales lógicas serían respaldadas por sus accionistas. Lo de siempre, lo que hacen los políticos: el creerse que la finca o el banco es de ellos.¡ Craso error! En lo que incluimos a las indecencias de los diputados canarios, los de la Comunidad Autónoma que en lugar de rasgarse las vestiduras ante tanta diferencia social, después de haberse subido los sueldos un 9,5%, ahora los muy ladinos, por medio de los sociatas, quizás para que tenga más visos de ser realizable, en lugar de ser solidarios y bajarse los sueldos, proponen un congelación. ¿A quién pretenden engañar estos neo capitalistas?