La capilla de la que nos vamos a ocupar así como de su leyenda urbana, se encuentra en la esquina de la calle Herradores con calle Barcelona (antiguo barranco de Cha Marta). Se trata de una pequeña edificación dedicada a la Cruz, levantada en ese lugar con carácter expiatorio, por el humilladero existente y por un crimen que se cometió en dicho lugar, de cuya descripción nos ocuparemos más adelante. La capilla esta adosada a la Mansión que fuera de los hermanos Fernández Quintana, posteriormente adquirida por el marqués de siete Fuentes, quien vende a la familia Oramas y es ésta familia Oramas quien últimamente vende a su actual propietario, señor Gorcón.
La iniciativa de su construcción fue de los dos hermanos Fernández Quintana, propietarios de la casona contigua, emparentados con algunos apellidos de Cantabria y Andalucía que acompañaron a Alonso Fernández de Lugo en la conquista de Canarias, uno de los cuales será famoso pintor canario, en el siglo XVIII y el otro clérigo. La capilla fue erigida y recibió el nombre de Cruz Verde en alusión al color con que fue pintada la pared exterior, que hoy está de rosa.
Como venimos diciendo a cerca de los hermanos Fernández Quintana, eran naturales de La Orotava. Don Cristóbal, el más significado de los dos, se dice que era persona tranquila y de vida sosegada, que fallece en avanzada edad en La Laguna. Sus obras de influencia zurbaranesca en principio y posteriormente de Murillo, expresan dulzura e ingenuidad religiosa. Algunas de sus obras más importantes como el Bautisterio de Arucas, cuadro de Ánimas de la Catedral de La Laguna y cuadro de Ánimas de la Iglesia de La Concepción, en La Laguna.
Pues bien, sobre estos mimbres damos paso a más datos sobre leyendas y la Capilla de la Cruz Verde que, ¡por cierto!, está dejada de la mano y preocupación de la responsabilidad que es inherente de los responsables de la concejalía (Srta., Cruci) de Patrimonio, a juzgar por la invasión de que ha sido objeto por parte del último comprador de la Mansión de los Fernández Quintana que, en nuestra opinión, sin ningún derecho documental sobre la mencionada capilla que pueda acreditarlo, se autocalifica como legítimo propietario de la misma, planteando un contencioso que pone al descubierto las irresponsabilidades de esas mal llamadas clases políticas.
Venimos diciendo que la capilla fue edificada sobre donde estaba el humilladero, sinónimo de humillarse, que suele o solía estar en lugar apartado, en el extrarradio de la ciudad y que era usado para descanso de los ajusticiados, alzados guanches, que iban camino de la horca, en la época de la conquista de los castellanos que suelen ser denominados como los promotores del esclavismo y vendedores de esclavos aborígenes a Sevilla, Valencia y otros lugares de España como también a América.
La leyendas urbanas la mayoría de las veces están basadas en transmisiones orales de padres a hijos, por lo que muchas pueden tener visos de realidad, por eso circula la de que en este humilladero fue decapitado un hijo del llamado el Adelantado, Alonso Luís Fernández de Lugo, nacido en San Lucas de Barrameda (España), individuo al parecer, sin escrúpulos pero, paradójicamente, de profundas convicciones religiosas, quien posiblemente victima justiciera de un marido celoso y de cuya acción pudieron haber sido actores y cómplices necesarios los componentes de una familia para y como medida de desagravio, ante ofensa por el uso indebido del derecho de pernada que usaban los conquistadores que avasallaron a un pueblo noble como el canario.. Por supuesto que ante tamaño acto de justicia por parte de una familia ofendida, el cruel Adelantado para aplicar “su” concepción de lo justo, se iniciaron pesquisas, rodando alguna que otra cabeza, para averiguar quiénes habían sido los justicieros de la degollación, y al preguntarles a los actores si sabían quien había degollado al hijo del señor estos respondían: ¡Eso dicen, que lo mataron!, demostrando que la socarronería inteligente es algo innato en nuestra gente.
Esta es nuestra pequeña aportación, con permiso y perdón por errores o posibles elucubraciones de investigadores acreditados como: Manuela Marrero, Eliseo Izquierdo, Domingo Barbuzano y Julio Torres..
FIDEL CAMPO SANCHEZ