19.8.09

CRISPAR LA POLITICA EN TIEMPOS REVUELTOS.

Tenemos entendido que hay una telenovela de tarde que es muy seguida con el título Amar en tiempos revueltos. Se podría decir que la política también está revuelta -sólo hay que acudir a las portadas de los periódicos en este tiempo de estío-, un contexto no deseable en el que aparecen más los odios que la controversia saludable y necesaria que en democracia representa el debate político. Y, en tiempos revueltos, surge la estrategia de acabar con el adversario al que convierten en enemigo, cuando en un sistema con salud democrática lo del enemigo no se lleva.

Hemos defendido siempre que en política hay dos o tres tipos de personajes: aquellos que sienten pasión por su responsabilidad, por construir, por sacar adelante lo que consideran útil y positivo para la ciudadanía y otros que están por estar, sin arriesgar, dejando que la inercia les lleve. Los primeros tienen agallas; los segundos, podrían ser considerados gallinas. Y lo entendemos así porque consideramos que la política es riesgo, tirar adelante, volcarse en aquellos proyectos que pueden considerarse positivos y de interés general.

En estos últimos meses la política en la llamada España y en sus territorios coloniales, como es el caso de la Nacionalidad Canaria, se viene crispando intencional y partidistamente. No está muy lejos el partido que perdió el poder al no tener mayoría parlamentaria para gobernar que, conscientemente, ha alimentado la irrupción en algunos medios para que haga de soporte y de extensión de esa crispación. Para ello, es necesario crear titulares, trucar fotos con impactos medioambientales inexistentes y promover otras técnicas que tienen acomodo, a nuestro juicio, en regímenes de corte totalitario, cual pudiera ser el de las escuchas telefónicas, en principio inexistentes y no probadas. Sin embargo, para que el titular tenga un respaldo es necesario que existan, por un lado, tontos útiles que en un interés personal judicializan decisiones políticas, además de contar con el partido que anima y jalea la estrategia que ampare con actuaciones esos titulares o, el pequeño partido que sin representación y con el cero y poco más de porcentaje de votos, encuentra tratamientos informativos de partido en el poder. Y ello, todo junto, para dar o matar políticamente al que estorba o, es un obstáculo para sus intenciones de reconquistar el poder.

Esta estrategia político-mediática comenzó con la presentación de una querella que fue jaleada por un medio, a través de entregas, desde una semana antes de su presentación efectiva. Es posible que algún político cómodo y temeroso, ante la amenaza de una querella se raje y arregle un asunto, pero el político que debe velar por el buen fin de los dineros públicos no puede ceder al chantaje, días y semanas algunos hacen castillos en el aire desde una terquedad sensacionalista, falaz y manipuladora, con sus secretarios/as generales a la cabeza

Y si hay caza como se ve y se manifiesta, incluso llega a la opinión pública que así lo detecta, estamos ante una ruptura abierta de los principios éticos que deben imperar en el periodismo y en la poca decencia que pueda existir en política

Pero lo grave en estos asuntos no es ya que el querellante, medio propagador y partido bajo cero en representación popular hagan su trabajo y se les descubra en su complot con los intereses del partido grande ansioso de poder, sino que personas que tras la experiencia de gobernar o de dejarse gobernar por otros, debieran mirar por los intereses del pueblo, se encharcan sin necesidad de ello. O quizás, también, por necesidad personal de ajustar viejas cuentas como -recordar- qué frío pasamos cuando nos arrebataron tal o cual alcaldía o la gobernabilidad del Estado. Aun cuando no estamos ante cosa juzgada, se ha pedido la dimisión del gobernante objetivo del entramado político-mediático descrito, ignorando conscientemente denuncias judiciales y querellas que ha tenido, como también su entorno político; José Luis Rodríguez Zapatero, por aquellos del PP., que en cantidad están implicados en el “caso Gürtel”.

Quizás sea esto lo que unos y otros -unidos sospechosamente- no le perdonen, cual es su capacidad para hacer política y crear nuevas cosas haciendo frente objetivamente al problema de la crisis mundial, que es mundial aunque se empeñen en vendernos que no. Es decir, lo que se necesita es poner trabajo, pasión y agallas cuando uno gobierna y tiene que decidir en pro del interés general y sobre y por encima de todo: decencia y vergüenza política


Fidel Campo Sánchez