Que los países del G-20 estén realizando esfuerzos para luchar contra la evasión de impuestos es, sin duda, una noticia de la que todos nos debemos alegrar; máxime en estos momentos de crisis profunda.
Que los paraísos fiscales manejen, aproximadamente, el 13% de la riqueza mundial, que viene a significar la evasión de 178.000 millones en impuestos, es una aberración y un fraude intolerable a las diferentes sociedades afectadas.
Que los gobiernos actuales -muchos de ellos democráticos- consientan que exista una lista negra de 43 países que se prestan al juego sucio del lavado de dinero, escamoteo y fraude, nos da una idea del camino a recorrer para conseguir una sociedad más solidaria y justa.
Que muchos de estos defraudadores pasen por honestos empresarios o ciudadanos patriotas, nos demuestra la farsa y el engaño en la que, a veces, se desenvuelve una sociedad; incluso cuando ésta es supuestamente democrática, mientras que a grandes mayorías, en sus cuenta corrientes sufran embargos, más al estilo de chequeo policial por el control exhaustivo a que estamos sometidos de la Informática, por parte de Ayuntamientos, gobiernos autónomos y el Estado( Seguridad Social, Hacienda y…) es algo que nosotros como demócratas no entendemos ni entenderemos. Antes existían otros procedimientos por vía judicial que nos parecen más lógicos por la separación de poderes pero eso de que tengamos que recurrir al calcetín bajo el colchón para eludir a esos inquisidores de la política que cuales buitres carroñeros nos estén acechando y fiscalizando ¡clama al cielo!, PUES VISTO LO QUE ESTAMOS VIENDO VAMOS A TENER QUE CREERNOS LO DE LAS ESCUCHAS POLICIALES.
Fidel Campo Sánchez