El pasado viernes 30 de octubre, se celebró un acto en el Teatro Leal de La Laguna, en el que la actual corporación municipal, presidida por Fernando Clavijo se auto motivaron para rendir homenaje a los alcaldes y concejales de los últimos treinta años de democracia vigilada. El escenario del Teatro Leal, acogió a todos los ex alcaldes y concejales que han formado parte de la corporación, desde el año 1979.
Allí se produjo de nuevo un reencuentro en medio de saludos y abrazos de los que en su momento fueron rivales políticos, aunque primaron las buenas formas y la educación por encima de todo. Se hizo entrega por parte del actual alcalde Fernando Clavijo, de una vara o bastón de mando a Pedro González, Elfidio Alonso, José Segura y Ana Oramas. Luego cada uno de los ex entregó a su vez, una medalla conmemorativa a los concejales que formaron parte del Pleno en las diferentes corporaciones.
En nuestra modesta opinión e estos tiempos difíciles que estamos atravesando los ciudadanos, ¡que nos los políticos! hubiéramos preferido que en dicho acto se hubiera entregado un Diploma, un Pin o una insignia que, por supuesto, cuesta menos y es lo mismo ya que no fue la soberanía popular a la que le hubiera correspondido el solicitar ese reconocimiento, habida cuenta que el actual reconocimiento tiene una lectura: auto bombo de espaldas a la natural soberanía popular.
Lo que ocurre es que no aprendemos nunca, a pesar de la crisis económica que padecemos los ciudadanos de a píe. Al parecer lo importante es seguir como siempre, gastando dinero público y los que los gastan se quedan tan panchos y contentos, aunque ello suponga detraerlo de temas sociales, drogodependencia o educación y ¡ todos tan felices y contentos!. Desconocemos el coste de tal evento aunque podemos imaginárnoslo, pero si nos consta que el Ayuntamiento no paga a los proveedores y sigue endeudándose hasta el infinito. Da la impresión como si el dinero del municipio no fuera de nadie. En esto puede que esté la clave.
En los países serios, en las Democracias de verdad, no hay dinero del municipio, ¡hay dinero del contribuyente!. Seguimos con la mala costumbre de siempre, no hay ciudadanos conscientes de que el Estado o el Municipio somos todos. Parece como si la Administración Pública se tratara de un tío rico y tonto, que puede sacar todo el dinero que quiere sin riesgo, peligro, ni esfuerzo. Hemos vuelto a la más triste y decrepita versión del político: “Hago lo Que quiero y el que venga detrás que arree”.
Don Domingo Bello del Castillo, según nos dicen los más viejos del lugar, utilizó una vara o bastón de mando que le facilitó su amigo de la infancia, don Manuel Vivanco Bethencourt, que había pertenecido a su progenitor.
Don Narciso de Vera Marrero, carecía de bastón y por ello don Vicente Álvarez Falcón, buen amigo y concejal, se preocupó de hacerle uno de barbusano o barbuzano que guardaba en su taller,`. Encargó la empuñadura a Maestro Rafael Trujillo, facilitándole unos restos de un candelabro de plata estropeado y sin posibilidad de arreglo, que guardaba en un viejo “bargueño” que había heredado de su padre.
El bastón quedó muy lúcido con su barniz de muñeca y el dorado que Rafael le dio a la empuñadura, mientras sor nieves Aranda, le preparó las borlas bordadas en oro fino. Gustó tanto el bastón que circuló por La Laguna inmediatamente lo siguiente:”Don Narciso está de Vera en la Imprenta y devora en los banquetes” Por todo ello pensamos, señor alcalde, que debe seguir “faenando” pero en cuanto a gastos, apriete las “clavijas”
El pasado viernes 30 de octubre, se celebró un acto en el Teatro Leal de La Laguna, en el que la actual corporación municipal, presidida por Fernando Clavijo se auto motivaron para rendir homenaje a los alcaldes y concejales de los últimos treinta años de democracia vigilada. El escenario del Teatro Leal, acogió a todos los ex alcaldes y concejales que han formado parte de la corporación, desde el año 1979.
Allí se produjo de nuevo un reencuentro en medio de saludos y abrazos de los que en su momento fueron rivales políticos, aunque primaron las buenas formas y la educación por encima de todo. Se hizo entrega por parte del actual alcalde Fernando Clavijo, de una vara o bastón de mando a Pedro González, Elfidio Alonso, José Segura y Ana Oramas. Luego cada uno de los ex entregó a su vez, una medalla conmemorativa a los concejales que formaron parte del Pleno en las diferentes corporaciones.
En nuestra modesta opinión e estos tiempos difíciles que estamos atravesando los ciudadanos, ¡que nos los políticos! hubiéramos preferido que en dicho acto se hubiera entregado un Diploma, un Pin o una insignia que, por supuesto, cuesta menos y es lo mismo ya que no fue la soberanía popular a la que le hubiera correspondido el solicitar ese reconocimiento, habida cuenta que el actual reconocimiento tiene una lectura: auto bombo de espaldas a la natural soberanía popular.
Lo que ocurre es que no aprendemos nunca, a pesar de la crisis económica que padecemos los ciudadanos de a píe. Al parecer lo importante es seguir como siempre, gastando dinero público y los que los gastan se quedan tan panchos y contentos, aunque ello suponga detraerlo de temas sociales, drogodependencia o educación y ¡ todos tan felices y contentos!. Desconocemos el coste de tal evento aunque podemos imaginárnoslo, pero si nos consta que el Ayuntamiento no paga a los proveedores y sigue endeudándose hasta el infinito. Da la impresión como si el dinero del municipio no fuera de nadie. En esto puede que esté la clave.
En los países serios, en las Democracias de verdad, no hay dinero del municipio, ¡hay dinero del contribuyente!. Seguimos con la mala costumbre de siempre, no hay ciudadanos conscientes de que el Estado o el Municipio somos todos. Parece como si la Administración Pública se tratara de un tío rico y tonto, que puede sacar todo el dinero que quiere sin riesgo, peligro, ni esfuerzo. Hemos vuelto a la más triste y decrepita versión del político: “Hago lo Que quiero y el que venga detrás que arree”.
Don Domingo Bello del Castillo, según nos dicen los más viejos del lugar, utilizó una vara o bastón de mando que le facilitó su amigo de la infancia, don Manuel Vivanco Bethencourt, que había pertenecido a su progenitor. Don Narciso de Vera Marrero, carecía de bastón y por ello don Vicente Álvarez Falcón, buen amigo y concejal, se preocupó de hacerle uno de barbusano o barbuzano que guardaba en su taller,`. Encargó la empuñadura a Maestro Rafael Trujillo, facilitándole unos restos de un candelabro de plata estropeado y sin posibilidad de arreglo, que guardaba en un viejo “bargueño” que había heredado de su padre.
El bastón quedó muy lúcido con su barniz de muñeca y el dorado que Rafael le dio a la empuñadura, mientras sor nieves Aranda, le preparó las borlas bordadas en oro fino. Gustó tanto el bastón que circuló por La Laguna inmediatamente lo siguiente:”Don Narciso está de Vera en la Imprenta y devora en los banquetes” Por todo ello pensamos, señor alcalde, que debe seguir “faenando” pero en cuanto a gastos, apriete las “clavijas”