9.9.09

MODERAR LAS DECLARACIONES SOBRE LA GRIPE

Las declaraciones del presidente del Consejo General de Colegios Médicos de España, Juan José Rodríguez, en relación a la gripe A asegurando que "estamos ante una epidemia de miedo que promueve respuestas exageradas", han venido a advertir sobre los riesgos que conlleva tratar ante la opinión pública la pandemia realzando más de lo razonable los peligros que entraña. Es cierto que la sobreexposición de la nueva gripe y de las propias autoridades sanitarias refiriéndose a la misma contribuye a dar un tinte de excepcionalidad al problema que puede derivar en dramatismo. Ello ocurre especialmente cuando, como ha señalado el doctor Rodríguez, que los enfermos crónicos son mencionados insistentemente como grupo de riesgo, lo que podría provocar en ellos la sugestión de estar abocados a un padecimiento grave del virus H1N1. Sin embargo, más cuestionable es la aseveración del presidente de la organización médica colegial de que las "epidemias de miedo" respondan a determinados intereses políticos y económicos, ¡que ciertas son estas declaraciones¡. Es posible que la sobreexposición de determinadas autoridades sanitarias sea consecuencia de la angustia política que genera un eventual descontrol de la pandemia; e incluso que la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, haya hallado en la coordinación de los planes contra la gripe A al comienzo de su mandato una de las pocas funciones operativas que la descentralización autonómica concede a su departamento.

Lo adecuado sería que las autoridades sanitarias hablasen de la gripe A sólo cuando tengan algo que notificar a la ciudadanía. Pero también es verdad que ésta demanda una presencia constante de los responsables institucionales, cuya ausencia ante una crisis sanitaria como ésta podría causar más alarma que su sobreexposición. Por otra parte, la hipótesis de que la gripe A haya podido convertirse en factor de especulación económica, a través de la inducción alarmista de una mayor demanda de antivirales y de una vacunación generalizada, sólo podrá verificarse cuando sea posible contrastar la incidencia real de la pandemia con los recursos empleados para su contención a nivel global. En cualquier caso, no hay indicios de que la sociedad viva alarmada ante la paulatina llegada de la gripe A. Por lo que cabe deducir que los mensajes de moderación que han tratado de equipararla a la gripe estacional han surtido efecto y han tranquilizado a grandes masas de la población, al menos por lo que se deduce en esta nacionalidad canaria.



Fidel Campo Sánchez