Es sorprendente comprobar la capacidad que tienen determinadas personas para dejar impresa en público la huella de su inexistente educación. Mientras el foco de la crítica quede orientado sólo hacia algunos políticos y sus aventuras/desventuras los árboles nos impedirán ver el bosque. El análisis hay que situarlo en el territorio de lo cotidiano/personal.
Ahí está la respuesta a todas las preguntas, la disipación de las dudas, la clave de nuestros males colectivos. He aquí un florilegio de escenas recientes. Un conductor le echa la bronca a la señora que cruza con su hija de la mano por donde no hay paso de cebra (a menos de diez metros, enorme y agotadora distancia). Detalle chachi: quien echa la bronca tiene una mano en el volante y otra en el móvil. Es un tipo polifacético: puede hablar por teléfono, conducir y echar una bronca al prójimo. Un ser “cualificado”, .Otra escena. Un caballero abre en plena calle su paquete de cigarrillos. Tira la parte superior del envoltorio al suelo y el niño le dice: 'Papá, eso no se hace'. Reacción del progenitor: darle un tirón de mano a la criatura que casi sale por los aires. 'Hombre, es ya lo que faltaba para el duro: que un mocoso de pocos años me reproche algo', debió pensar (¿?) el individuo.
Otro ejemplo. Fulanito, en vez de ocupar con su coche el aparcamiento que le corresponde -o sea, el pintado en el suelo- deja el coche invadiendo parte de la plaza de al lado. Conclusión: no puedes meter el tuyo. A él le importa un pimiento, obviamente. Pertenece a la poblada tribu 'El mundo somos yo y mi ombligo y al resto, que le den'. Otro ejemplo. Exhibiendo unos portentosos pulmones la señora A le dice a la señora B refiriéndose a la señora C (ausente del lugar, por fortuna para ella): “Yo me cago mil veces en la madre que la parió!». Y la señora con descomposición añade a modo de corolario. ¡Ya quisiera tener ella mi educación!». Sin duda. Ya ven. Por desgracia, la vida está llena de escenas que jamás pasan a formar parte de las páginas de los libros de Historia. Y es una lástima, porque retratan muy bien a la sociedad. Hoy como ayer, sigue siendo imposible que de un cardón (euphorbia canariensis) salgan peras.
Fidel Campo Sánchez