Los datos para entrar en materia: en noviembre de 2008 se dispararon los depósitos a plazo fijo en los bancos; en marzo la tasa de ahorro de las familias llegó a superar el 13% sobre los ingresos, cifra record que hacía muchos años no se conseguía; en febrero de este año las grandes empresas han visto reducir sus ventas casi un 18% (de las pequeñas no hay datos); desconfianza en algunas entidades financieras; por primera vez en la historia económica de la España moderna estamos con un IPC negativo. ¿Queremos más? Sabemos que la economía la hacemos las personas.
Sin personas no hay actividad económica y quienes formamos parte de este mundo económico tenemos miedo, todos los indicadores reflejan un tremendo miedo que hace que el ahorro aumente, el gasto se contraiga, la producción se frene y que las inversiones se paralicen. Precisamente eso, paralización, es lo que genera el miedo; el miedo atenaza, frena y entorpece cualquier acción de movimiento y el dinero, si no produce, si no se mueve, no genera riqueza. Eso nos está pasando. Se suele decir que el miedo es libre, pero mejor es que nos libremos de él. Desde un punto de vista psicológico el miedo es un estado emocional necesario para la adaptación del organismo al medio.
¿Existe una mejor definición de los síntomas que ahora nos atenazan? El miedo inmoviliza y ese es el mejor alimento para la crisis, la inacción, vivir en la trinchera, pensar que no hay mejor alternativa posible que inmovilizar nuestros recursos para no perder o perder lo menos posible.
Pero no sólo de pan vive el miedo: las consultas psicológicas, por la crisis, han aumentado un 50% en los últimos meses. Es un círculo vicioso, el círculo del miedo. Sí, el miedo es libre, pero más libres seremos si nos atrevemos a superarlo trabajando, por encontrar una nueva ocupación, por ser partícipes de una visión menos negativa de la realidad, por apostar por el futuro de nuestras empresas, por volver a la senda del crecimiento pero con la moderación que impida que volvamos a tener una resaca como la que ahora estamos pasando.
¿Quién dijo miedo?
Fidel Campo Sánchez