Sucedió en Atapuerca hace 530.000 años y se ha sabido ahora. El grupo humano cuidaba de una niña gravemente discapacitada, que se cree murió hacia los diez años. Los investigadores creen que fue sumamente cuidada por sus mayores pese a lo prehistórico de la época en cualquier supuesto a imaginar. Un hallazgo así te redirige a la senda de que la humanidad aún tiene posibilidades de recobrar cordura con respecto a las bases intocables que debieran de sustentar la civilización: el medio ambiente, el equilibrio de recursos naturales, la erradicación del hambre y la sed, y la asistencia amplia y permanente a quienes más lo necesitan por cuestiones de salud...
Aquella niña del Pleistoceno pudo ser un primer eslabón de esta larga cadena. Sin importar su estado físico, recibió todos los cuidados y consideraciones que se podían ofrecer en aquellos primeros tiempos de la humanidad. Si damos un gran salto al siglo actual, casi todo ha cambiado para bien, aunque hemos ido a peor en todo lo relacionado con el desamor hacia la tierra, su fauna y su flora, o hacia los mismos seres humanos que la habitan y que nunca han parado de guerrear, de matarse unos a otros. Eso sin contar el castigo inmoral al que son sometidos en forma de hambre millones de personas en todo el planeta. En ese mismo lado oscuro coinciden además periódicamente las catástrofes naturales que reaparecen cuando el poblado creía haber recobrado el aliento de la anterior inundación, sequía o terremoto.
En el mapa-mundí se pueden clavar, ¡sin lugar a duda!, las chinchetas blancas que señalan el mundo rico y las negras que muestran el pobre y desasistido. Nosotros por ejemplo, vivimos hoy en uno de esos lugares tocados por la suerte, donde habitó también aquella benjamina hace más de quinientos mil años. Tenía el cráneo y la cara deformados por la enfermedad, pero murió feliz al verse querida y apoyada. En los tiempos que corren, conmueve una historia humana tan antigua, donde empezó a crecer la idea de que en el grupo caben todos y que las personas discapacitadas tienen los mismos derechos que los demás pero… lamentablemente estamos viendo, casi todo lo contrario, cuando comprobamos que se hacen leyes para con ayudas económicas reforzar los apoyos que necesitan, que, como en esta mamandurria, llegan tarde mal y nunca, en muchos casos por ser una posesión del Estado español y en otras por culpa de tanto político de baratija, canarios de servicio como tenemos.
Fidel Campo Sánchez