San Cristóbal de La Laguna, popularmente conocida como La Laguna y Aguere, es una ciudad que nos solo fue Tenerife sino y además Canarias. En 1999, ingresó en el listado de grandes ciudades. Es una antigua capital, es una histórica ciudad que fue declarada por la UNESCO como Bien Cultural y Patrimonio de la Humanidad, posee una gran tradición universitaria. Su modelo de ciudad es de trazado colonial. Alberga algunos monumentos religiosos más importantes de la Isla, así como multitud de casas señoriales de los siglos XVII y XVIII.
Es una ciudad importante donde las hubiere, con un importante Teatro, tascas, restaurantes, relanzándose en el sector de la Restauración y las visitas turísticas. Está en estos momentos, merced a los fondos estatales, en gran actividad generadora de puestos de trabajo para contribuir a paliar la crisis económica, alfaltando calles y llevando a término obras de remodelación muy importantes que ponen de manifiesto la energía y la impronta del nuevo alcalde, don Fernando Clavijo, nieto de nuestro amigo don Fernando Clavijo y Ponce de León, químico que fuera de la Refinería de Cepsa.
Pero tenemos que lamentar que, con motivo de las importantes obras tengamos que soportar el espectáculo bochornoso y tercer mundista, frente a la Iglesia de San Juan, en la calle Pablo Iglesias, en la parte de la plaza enlosetada, donde antaño jugaban los pibes de la calle San Juan al fondo en el trozo que quedó de tierra, la apertura de un agujero-hoyo, cubierto con una caseta-retrete de cinc, sobre una burra de cuatro patas en la que se apoya la caseta o artilugio, y en lugar de papel higiénico trozos de bolsas de cemento, material por cierto muy duro que nos hace recordar al papel de lija o aquellas piedras que se usaban, en tiempos de la hambruna, para limpiarse la “salva la parte” o el lugar donde salen los excrementos (detritus humanos), contraviniendo mínimos de elemental higiene y que nos sitúa en prácticas del tercer mundo de determinada empresa de Construcción que, además, son ofensivas y de supina ignorancia habida cuenta que para estas prácticas existen en plaza retretes químicos portátiles para recoger en el inodoro: orina y evacuaciones del vientre. Tenemos que decir: lo que natura non da La Laguna non presta, señores políticos.
Fidel Campo Sánchez