8.5.09

REMEMORANDO LA INFANCIA.

La infancia está llena de descubrimientos que nos rompen la visión que tenemos de nuestros primeros años de vida. Es difícil sobrevivir a los primeros desencantos, por ejemplo, el hecho de que no sean auténticos los Reyes Magos o descubrir de repente que los niños no viene de París o de La Gomera. Esa bella ave de cuello largo, cuerpo blanco, alas negra, patas largas y rojas, de cuyo pico se cuelga casi siempre un bebé.

Ninguno de estos engaños nos causó trauma en nuestra lejana niñez. Pero si hubo otros que nos marcaron, estimamos que hicieron cambiar nuestra forma de ver el mundo. En primer lugar, un día descubrimos que en los establecimientos en los que se vendían muebles, había libros. Esos libros estaban colocados en estanterías, en trinchantes, en aparadores, en mesitas, en las que reposaban tomos que parecían darle vida a los muebles. Tardamos tiempo en tocar uno de aquellos volúmenes y descubrir que sólo eran lomos huecos, sin páginas en el interior. Eran libros vacíos por dentro, pero su encuadernación tenía calidad y daban el pego. Sentimos desasosiego ante tal descubrimiento.

Más duro fue el segundo desencanto, cuando estábamos en la adolescencia metidos en un mundo donde la lectura ocupaba bastantes horas de nuestra vida, leyendo todo lo que caía en nuestras manos. Recodamos títulos de libros como “La Vuelta al Mundo de Blasco Ibáñez. La Regenta de Clarín, Los Cipreses creen en Dios de Gironella”. También nos adentramos en la poesía deleitándonos con Bécquer, Espronceda, García Lorca. Las obras completas de Cervantes, de López de Vega, Quevedo. Más adelante profundizamos en Ortega, Unamuno. Hablando del libro que estábamos leyendo entonces, a los doce años, con un fraile profesor de los Sagrados Corazones, en el Colegio Ntra. Señora de la Paz, en Torrelavega (Cantabria), le contamos que nos gustaría conocer a los personajes de aquella romántica novela que nos tenía embelesados. Se trataba de “Tiempos Felices”, de A. Palacio Valdés, de cuyo prólogo recordamos cuanto sigue:” Apenas hay hombre que no tenga un idilio en su vida. Generalmente este aparece aparece en los días de la infancia…” El profesor al que nos referimos no era de aquellos que les gustaban los niños, se sonrió asegurándonos que tales personajes eran ficticios, vamos que no existían todos eran fantasmas, ahí nuestra desolación fue tremenda. ¿Cómo podían no existir aquellos personajes que estaban con nosotros, que sentían lo mismo que nosotros – el amor, la amistad, la nobleza, el perdón-. Por esa misma época tuvimos la tercera sensación, de que el mundo era un fraude, tal vez simplemente un engaño.

Tuvimos que descubrir por la fiestas de la Virgen Grande, en Torrelavega, que los gigantes y cabezudos de la tradicional cabalgata, como le ocurriera aquí en esta nacionalidad a aquellos niños, que los gigantes y cabezudos no se movían por sí mismos, sino que había un hombre dentro, que los hacía desplazarse. Veíamos,  claro, sus píes, pero creíamos que formaban parte del cuerpo desmesurado de aquellos ingenios. Un día que contemplábamos el pasado de la cabalgata desde la acera.se nos acercó uno y pudimos descubrir que dentro de la cabeza de cartón, había la de un ser humano, Creíamos que se derrumba la fantasía, el mundo, la inocencia y la verdad, todo de golpe.

Después, seguimos acumulando decepciones. Apenas fue  nada comparado cuando ya de mayores, en esta Entrañable La Laguna, le retirarán la Escolta de Artillería, al Trono del Santísimo Cristo de La Laguna. Todo lo que ha venido después ha sido mucho comparado con la infancia destronada. Este, el  de   los Gastadores de la Escuadra de Artillería sí que ha sido un desencanto, una falta de consideración y de respeto, a un pueblo noble como el nuestro, que no quiere compararse con Málaga, Sevilla o León, donde los legionarios, la Guardia Civil y el propio Ejército dan custodia al Señor y a la Virgen.

El día 3 de mayo, Santa Cruz de Tenerife celebró la Procesión de la Cruz fundacional, con la asistencia de mandos militares y civiles. Allí estaba presente el obispo Bernardo, mientras un batallón del Ejército, con Banda y Música, desfiló ante los militares y políticos y el Teniente General don José Luís Vega Alba.

Pronto La Laguna se preparará para celebrar las solemnes fiestas del Cristo. A finales de Julio, “las Torres” de la ciudad, se engalanarán al igual que la Plaza, para oír  rezos, ver flores, velas de promesa y acompañar al Santísimo Cristo por nuestras calles. Nosotros queremos que el señor obispo, se olvide de una vez de ese confuso 516, de redacción poco clara y además subjetiva. ¿Conseguirá por fin dar una satisfacción a sus diocesanos, y así el día 22 de mayo en la Plaza del Cristo. Ante la Virgen, lograremos ver la Escuadra del Cristo? AMEN.

 

Fidel Campo Sánchez