8.5.09

ETA VUELVE A ATENTAR

El artefacto que ETA hizo estallar hace unos días contra un repetidor de televisión situado en la localidad cántabra de Guriezo( Villa al Norte de la ciudad  costera de Castro Urdiales, en el extremo oriental, a 75 km.  de la capital de la Comunidad Autónoma Cántabra a tan solo 35 de Euskalerría)   confirma la amenaza lanzada por la banda terrorista ante la formación de un Gobierno no nacionalista, del nacionalismo español duro y puro, al frente de la nacionalidad vasca. El hecho de que el objetivo elegido se sitúe fuera del País Vasco, aunque prácticamente dentro a tan solo 35 km pone de manifiesto, además, que los etarras pretenden seguir proyectando su violencia contra el resto de España para así amplificar la trascendencia de sus atentados. Es probable que los activistas del terror traten de hacer realidad sus palabras incrementando la cadencia de sus atentados tras la designación de Patxi López como lendakari. Pero que lo consigan depende en buena medida del acierto con el que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado -Guardia Civil, Policía y Ertzaintza- prevengan la comisión de delitos terroristas, empleándose a fondo, dentro de las dificultades que suponen en la protección de personas y bienes y perseverando en la detección de los movimientos etarras.

El Estado de Derecho, la condena social y la cooperación internacional han logrado debilitar a la banda terrorista hasta el punto de que resulta increíble que todavía subsista. Pero es evidente que la trama etarra entraña una amenaza cierta e inquietante contra aquellos ciudadanos que ha situado en su punto de mira. Un riesgo que las instituciones competentes deben afrontar y no eludir. La experiencia enseña que ETA se desmorona cuando las fuerzas democráticas y los instrumentos del Estado constitucional se muestran implacables contra la ignominia terrorista. Como demuestra que ETA es capaz de extraer el oxígeno que necesita para sobrevivir de cualquier desliz, incoherencia, concesión verbal o disputa interna que se produzca en el campo democrático. De ahí que resulte obligado exigir a los gobernantes el cuidado más exquisito a la hora de pronunciarse sobre el anhelado final de la violencia, no moviéndose en terrenos de la banalidad.. Las palabras del lendakari López, mostrando su disposición a «arriesgar» con tal de acabar con el terrorismo etarra, resultaron ayer tan ambiguas como cercanas al discurso empleado con anterioridad para aproximarse peligrosamente al diálogo con ETA, por el cual fue, junto con Ibarretxe sentado en el banquillo por aquellos que hoy le apoyan. ¡Paradojas de la indecente política!  Y de leyes fabricadas con parcialidad, siempre a favor de los os grandes partidos

 

Es seguro que Patxi López no pretende repetir los errores cometidos en el pasado por efecto de la ingenuidad, la soberbia o el interés inmediato. Por eso mismo sería deseable que cuidara los términos en los que se expresa. Porque la ambigüedad y las medias palabras no sólo suscitan desconcierto; brindan además un motivo al que los irreductibles del terror se agarran para perpetuar su amenaza.

En Cantabria se vive con indignación el hecho de que los terroristas vuelvan una y otra vez a esa comunidad autónoma, frontera casi dentro de Euskalerría, donde también tiene colaboradores y simpatizantes y mucho más ahora con ese “pacto del cara al sol” que no va a resolver nada sino a agudizar más el sentimiento nacionalista para sembrar el terror y causar daño. La débil  esperanza con la que se vive el cambio de gobierno en la comunidad limítrofe se empaña con estas acciones de quienes tienen como único elemento político las pistolas y las bombas y las ansias de poder de los otros.

La reacción de las instituciones ha sido unívoca, como era de esperar, y la condena de la colocación de esta bomba no ha dejado lugar a dudas. Sin embargo, la reiteración de acciones terroristas en Cantabria comienza a producir hartazgo y parece necesario incrementar las medidas de seguridad y sobre todo alejar de la mente de los soberanistas será para bien y no para ir contra el nacionalismo Euskaldun y no para “mandar” con los malos recuerdos que dejara el franquismo que, lo único que conseguirá será más y macha más violencia y terrorismo.. Es evidente que resulta imposible evitar que unos delincuentes viajen desde el País Vasco para cometer un atentado, pero lo cierto es que por esa proximidad Cantabria está pagando muy alto precio. Es más,  se debe estar preparados para futuras acciones criminales, ya que este cambio de gobierno les produce a los etarras un profundo rechazo, especialmente porque ven amenazado su ya más que incierto futuro.

El nuevo lendakari debe saber que en Cantabria y en otros lugares encontrará apoyo en una lucha implacable contra ETA. Lo único que le pide una comunidad que ha sufrido de modo singular las acciones criminales de los terroristas es que no se ceda ante el chantaje de los violentos, sino que, por el contrario, se combata a los etarras hasta el final, siempre dentro de los márgenes legales y no de las de falacias y ciertas cuestiones que pueden sonar a ilegales en esos manejos de los chanchullos políticos cuales son la ley de partidos políticos utilizada en cuestiones judiciales para, en periodos electorales, disminuir la fuerza del saberanismo Euskaldun

Cantabria ha sufrido el primer embate etarra tras la toma de posesión del lendakari Patxi López y deben estar preparados para actuaciones futuras, pero ni nos han doblegado antes ni mucho menos lo van a hacer ahora. La sociedad ni permite ni permitirá que se dé un solo paso atrás, en la Democracia que todos debemos aceptar y respetar, al igual que los que han llegado a ese pacto indignante de efímera duración y si para darle más argumentos al terrorismo que no cejara en sus intentos contra el nacionalismo español.

 

 

Fidel Campo Sánchez